lunes, 28 de julio de 2014

SABER QUIEN SOY.






LA LUZ ES DEMASIADO DOLOROSA PARA QUIENES VIVEN EN LA OSCURIDAD. Eckhart Tolle

 

El autoconocimiento es el medio que nos permite ser dueños de nuestros pensamientos, para de esa forma poder superar a través de la aceptación nuestros miedos y frustraciones. Al conocernos, podemos descubrir los comportamientos y actitudes que tenemos con nosotros mismos, y podemos empezar a escucharnos, atendernos y valorarnos, sabiendo lo que podemos hacer en cada situación.

Si no aprendemos a vivir  y ser felices de forma autónoma, nos relacionaremos con los demás esperando encontrar en ellos lo que nosotros no sabemos darnos. Pero nuestra espera será en vano, ya que no podemos recibir lo que no hemos cultivado antes en nuestro interior.

Aunque todos pensamos que siempre hacemos lo mejor, todos funcionamos condicionados por nuestras creencias, actitudes y conductas egocéntricas, muchas de las cuales no queremos ver ni reconocer. Por eso cuando alguien señala nuestros defectos o debilidades nos ponemos a la defensiva.

Más allá de nuestra reacción infantil, la madures emocional pasa a comprender y aceptar nuestro lado oscuro, lo que los psicólogos denominan “sombra”, de esa manera podemos dejar de proyectar nuestros conflictos internos sobre los demás y sobre el mundo que nos rodean.

El ser humano es especialista en huir del dolor, y cuando llegamos a la edad adulta tapamos y protegemos nuestras heridas tras una máscara, para de esa forma agradar a los demás. Pero ocurre que  de tanto llevarla, corremos el riesgo de olvidarnos de quienes somos, impidiendo curar las heridas emocionales derivadas de nuestros conflictos internos.

 Cuando reprimimos un sentimiento, es porque sentimos tanta culpa y miedo por la sensación que ni siquiera la sentimos de forma consciente, convirtiéndose al instante en una amenaza en el subconsciente que intenta  salir. La mente utiliza entonces mecanismos para mantener el sentimiento reprimido, “la negación y la proyección”, pueden haber más, pero estos dos son los más conocidos, ya que suelen ir juntos y se apoyan mutuamente; negamos a nosotros mismos los sentimientos, y, los proyectamos sobre el mundo que nos rodea.

Cuando la presión de los sentimientos reprimidos nos supera, la mente creará un acontecimiento “ahí fuera” en el que se dé rienda suelta y se desplace. De esa manera: Una persona con una gran cantidad de dolor reprimido, creará inconscientemente acontecimientos tristes en su vida. La persona miedosa precipitara experiencias aterradoras; la persona enfadada se rodeará de circunstancias indignantes; y la persona orgullosa estará constantemente siendo insultada.

Cuando aceptamos el compromiso de amarnos, estamos asumiendo la responsabilidad de crear en nuestro interior el bienestar que antes pretendíamos que nos proporcionaran los demás. Esto pasa también por cuidar nuestro cuerpo y nuestra alimentación, nuestro descanso y nuestro momento de relajación,  el síntoma más evidente de que estamos en el camino correcto es notar un aumento en la energía vital, lo que mejora nuestra salud física y emocional.

Adueñarnos de nuestros pensamientos nos convierte en creadores de nuestra experiencia interior, de nuestras emociones, sentimientos y estados de ánimo, siendo dueños de nuestro destino.

 

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