domingo, 26 de marzo de 2017

EL PENTAGRAMA.


 
“El Pentáculo expresa una potencia que es fruto de una síntesis de fuerzas complementarias: 2+3=5. El 2 representa al principio femenino, el 3, al masculino. Significa entonces el matrimonio, la felicidad, la realización, la androginia, la perfección. Signo de unión, de nupcialidad entre el principio celeste -3-, y el principio terreno de la madre -2-: así que no expresa un estado, sino un acto.” Diana y Karolus

Conocido como Estrella de Cinco Puntas, o La Estrella de los Druidas, la simbología del Pentagrama es múltiple.
Quizá la más destacable estaría relacionada con el número 5, que representa la unión entre desiguales. Por un lado el 3 es principio impar y masculino, y por otro el 2 es principio par femenino. Su unión simboliza la Androginia y, por tanto, aquella unión de opuestos generadora de una entidad mayor, que es el resultado de la suma de las dos anteriores. Así se forma el grupo que une las partes opuestas, por lo que las sociedades Pitagóricas lo consideran la apertura de la puerta de la Alta Ciencia: el conocimiento profundo y la vía de acceso al “secreto”.
Al Pentagrama se le considera mucho más que un símbolo de conocimiento, atribuyéndole poderes de conjuro y adquisición de poder. Algunos sectores oscuros lo utilizan en prácticas satánicas, sobretodo en forma invertida. Su poder esencial no obstante, no reside para nada en ese uso. Para la Escuela Pitagórica, el Pentáculo significa la salud y el conocimiento.
Para Pitágoras de Samos, el número Cinco es el símbolo de la perfección del microcosmos: el hombre. Es el número de los dedos de la mano. De los cinco sentidos. Representa la totalidad del mundo sensible, concretado en los cuatro elementos, más el quinto: el éter, la energía del mundo espiritual.
El éter alberga todos los elementos existentes (el fuego, la tierra, el aire y el agua), siendo su sustrato, pues dependen de él para moverse libremente.
Platón nos instruye acerca de los Cinco Sólidos o figuras geométricas tridimensionales regulares.  
El cubo-elemento tierra
El icosaedro-elemento agua.
El octaedro-elemento aire.

El tetraedro-elemento fuego.

Y el dodecaedro, que corresponde al quinto elemento: el éter.
En cuanto a la iconografía religiosa, el Pentagrama representaba para los Griegos a la Diosa de la Salud (Hygieia), y también para los romanos que la llamaban Higia.
En la cristiandad se ha simbolizado a Cristo como el Alfa y el Omega, el principio y el fin, concretamente podemos ver representado el Pentagrama en las Cinco llagas de Cristo, (dos en las manos, dos en los pies y la última la producida por la lanza que le atravesó el tórax).
En el Islam, representa las Cinco columnas de la santidad.
En el Hinduismo, representa al dios Shiva con sus Cinco rostros.
Las medicinas tradicionales de oriente están basadas en “Los Cinco Elementos”.
Los Alquimistas buscan la “quinta esencia”, es decir el quinto elemento que permitiría elaborar la Piedra Filosofal.
El Pentáculo expresa una potencia que es fruto de una síntesis de fuerzas complementarias. Significa la felicidad, la realización, la androginia, la perfección. Es un signo de unión entre el principio celeste-3-, y el principio terrenal-2-; así que no expresa un estado, sino un acto. Cada símbolo, como todo en la vida, puede usarse para bien y para mal, y éste no es una excepción.
Es también el símbolo del hombre tal como Da Vinci lo expresa en su “Hombre de Vitrubio”. Si un hombre está extendido, con los brazos y las piernas estirados, y el sexo por centro, su parte superior es igual a si parte inferior, y puede trazarse una circunferencia con un compás, teniendo cada una de estas partes la longitud de un radio. Por ello es símbolo de la manifestación del hombre al término de su evolución biológica y espiritual.

jueves, 2 de marzo de 2017

MI INDIFERENCIA LA REGALO DE FRENTE





YO NUNCA DOY LA https://d.adroll.com/cm/index/outhttps://d.adroll.com/cm/n/outESPALDA, MI INDIFERENCIA

 LA REGALO DE FRENTE

En este mundo de espaldas necesitamos personas que actúen de frente, cara a cara, sin miedo, sin vacilaciones. Por ello, a la hora de regalar tu indiferencia a alguien es mejor hacerlo sin titubeos y con la mirada firme y tranquila de quien sabe decir “basta”, de quien no teme poner límites a lo que no desea o que perturba su equilibrio.

Todos sabemos que pocos componentes son tan esenciales en las relaciones humanas como el reconocimiento del otro. Gracias a esa interacción, a esa deferencia casi siempre significativa y auténtica, existimos, aprendemos y crecemos como personas. Sin embargo, cuando un vínculo en concreto nos hace daño o nos causa infelicidad también es necesario saber “reconocer” la ofensa y reaccionar ante ella en lugar de huir, de dar la espalda.

Algo que no podemos olvidar es que siempre será preferible perder la relación con una persona a perder la propia salud. Ahora bien, para “deshacernos” de ese lazo o de esa relación problemática debemos actuar con madurez, congruencia y con una adecuada  Inteligencia Emocional. Porque quien elige dar la espalda es que no sabe actuar de frente.

Es necesario dotarnos de adecuadas habilidades para gestionar este tipo de situaciones. Nos sentiremos más competentes, satisfechos y disfrutaremos a su vez de una mejor calidad de vida y salud mental.

Quizá por ello, quien no este habituado a tratar con empatía y con adecuado reconocimiento a los seres que ama, tampoco sabrá gestionar de forma correcta sus conflictos. Porque si algo no nos gusta, no sirve de mucho salir corriendo, ni asumir tampoco esa actitud infantil capaz de dejar en la invisibilidad a quien no le agrada, a quien no encaja en sus partituras o simplemente le lleva la contraria.

Los problemas se afrontan. Los conflictos se encaran. Porque al fin y al cabo, nuestra existencia no es una línea recta sin baches, ni un escenario aséptico donde avanzamos como seres inmunes a las diferencias o a los encontronazos.  A veces, no es solo el agravio lo que nos molesta. También nos afecta la forma en que nosotros mismos reaccionamos ante lo que nos sucede.

Así pues, hacerlo con madurez e inteligencia nos permitirá construir un autoconcepto más válido, más firme y enriquecedor.

Aprende a gestionar tus diferencias y tus conflictos.

A todos nosotros nos agradan las personas que se implican, que toman partido, que tienen voz y opinión sobre las cosas y que además, se atreven a defenderlas. Esa energía vital está unida a su vez a un compromiso casi mágico con uno mismo. Porque toda personalidad dotada de una buena autoestima no se esconde no da la espalda, sino que hará uso de una adecuada asertividad para decir con claridad lo que no le agrada y por qué no le agrada.

Claves para encarar con valentía lo que te molesta.

Céntrate en el “aquí y ahora” cuando tengas que afrontar un conflicto. No importa si en el pasado esa persona o esa situación en concreto te aportaba equilibrio y felicidad. Si lo que recibes ahora es un duro agravio o una afilada ofensa, reacciona. Todo dolor que se experimenta en el presente no acepta tiempos condicionales.

Mantén la calma en todo momento, la ira es un caballo desbocado que nos lleva a lugares que no deseamos. Quien da la espalda huye, actúa con miedo o con cobardía. Quien agrede con rabia y desprecio no siempre halla el bienestar que pretende. En cambio, la persona que es valiente y actúa con Inteligencia Emocional ha aprendido a construir un palacio de templanza en su mente para actuar de frente, para mirar con serenidad lo que enturbio sin llegar nunca a la agresión o al desprecio.

Habla con asertividad. Debes dejar claro que es lo que te molesta y  lo que no estás dispuesto a tolerar. Si no hablamos con claridad, la persona que tienes enfrente iniciará nuevas tentativas para cruzar una y otra vez tus límites personales. En caso de no dejarlo claro y optar solo por una conducta de evitación, es probable que se generen nuevos intentos de ataque, de ofensa.

Para concluir, en este mundo donde ya abundan demasiadas espaldas, aprendamos a actuar siempre de frente. Aunque sea para regalar un silencio, aunque sea para ofrecer una elegante mirada donde brilla la indiferencia más sabía.
 
Valeria Sabater