jueves, 26 de noviembre de 2020

PERSONAS CON LAS QUE CUESTA COMUNICARSE



Por qué es tan difícil hablar con algunas personas? ¿Por qué a la mínima se enfadan o entienden lo que les parece? Hay muchas causas que explican estos comportamientos. Los analizamos a continuación.

¿Por qué hay personas con las que cuesta comunicarse? Todos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez al sentirnos frustrados y hasta agotados ante estas experiencias. Hay quien todo se lo toma a mal y a la mínima inicia una discusión. Otros, en cambio, lejos de escuchar, entienden lo que quieren y por término medio, el mensaje que captan en nada se parece a lo que queríamos decirles.

Malentendidos, enfados, diálogos que no llevan a nada....La convivencia resulta muy complicada cuando estamos obligados a compartir espacios con hombros y mujeres sin competencias comunicativas. Lo más llamativo de todo es que este tipo de carencia no tiene nada que ver con la educación o con el estatus de una persona.

Tenemos, por ejemplo, directivos que ostentan puestos de referencia con nulas habilidades de comunicación. Es más, uno puede disponer de una verborrea increíble, pero si no sabe escuchar, sino comprende las dinámicas de una conversación o no es capaz de resolver problemas llegando a acuerdos con otras partes, solo se encontrará con problemas.

Saber comunicar es saber crear puentes para convivir. Si esto falla, se quiebran los cimientos de cualquier escenario en el que estemos, ya sea el laboral, el familiar e incluso el afectivo. No podemos descuidar que nada es tan decisivo en una relación de pareja como la buena comunicación.

Cuando nos preguntamos por qué hay personas con las que cuesta comunicarse hay algo que son duda ya sabremos. No hay dos “malos comunicadores” semejantes. Están los que no escuchan, están los que al instante quedan secuestrados por sus emociones y responden de cualquier manera. Están también los que carecen de empatía, los que no saben hablar sin gritar y los que cuando hablan, siempre ofenden de un modo u otro.

Es decir, hay muchas tipologías de carencias comunicativas y todas tienen un mismo resultado: el malestar, las discrepancias, las frustraciones…No podemos eludir la gran trascendencia de esta dimensión en nuestra vida.

Trabajos de investigación como los del doctor Chris Segin, del departamento de comunicación de la Universidad de Arizona (Estados Unidos), nos señalan que la buena comunicación entre las personas es un determinante esencial para la calidad de vida.

Comprendamos por tanto qué puede haber detrás de esas personalidades.

El sentimiento de superioridad: debo “ganarte” cualquier conversación.

Hay personalidades que necesitan reforzar su ego. Cualquier oportunidad es buena para dejar la impronta de su carácter y la comunicación es, sin duda, el mejor canal:

Son esos perfiles que aplican lo que conocemos como comunicación agresiva.

Solo atienden para responder y no para comprender. El objetivo es ofrecer un razonamiento superior, una opinión más buena o un argumento más desafiante.

A menudo, cuando estamos hablando con alguien que no deja de manifestar su intento por deslumbrar y demostrar superioridad, nos sentimos heridos y menospreciados.

Solo importo “yo”: conversaciones que se convierten en monólogos.

Hemos hablado de la comunicación agresiva, ahora definiremos otro mecanismo similar, pero que suele tener detrás un narcisismo pasivo y encubierto. En este caso, no se manifiestan conductas comunicativas violentas, no se busca ser superior a otros. Lo que se hace es orientar el diálogo hacia uno mismo hasta convertirse en un monólogo.

Son personas que, casi de manera inconsciente, acaban siempre hablando de ellas mismas.

En este caso, sí escuchan al interlocutor, pero no lo tienen en cuenta. Cualquier cosa que expliquemos, una idea, una experiencia, una necesidad, una opinión, etc.,  la usarán para reorientarla hacia ellos e iniciar una conversación monotemática sobre sí mismos.

Incontinentes emocionales.

Si nos preguntamos por qué hay personas con las que cuesta comunicarse, el factor más común es la mala gestión emocional. Son personas sin capacidad de reflexión, que actúan por impulsos, que a la mínima se enfadan y responden llevados por sus emociones.

Ese mal dominio en sus estados internos no solo les sitúa en una desventaja constante a la hora de conectar, llegar a acuerdos, crear ambientes nutritivos de trabajo, familia o pareja….Además es el origen de malentendidos y discusiones constantes.

La falta de asertividad y habilidades sociales básicas.

Son muchas las personas que presentan carencias en habilidades sociales básicas. En este caso, no hay un problema de carácter o de personalidad. Es, básicamente, una falta de competencias comunicativas que por diversas razones no han terminado de asentar o de desarrollar.

Son perfiles con escasa asertividad

Carecen de esa fluidez comunicativa con la cual, expresar o desarrollar con solvencia un argumento.

Les falta iniciativa, solvencia expresiva y habilidad para llegar al interlocutor y expresar aquello que se tiene en mente.

Frialdad, falta de interés y de empatía

Cuando nos preguntamos por qué hay personas con las que cuesta comunicarse, hay una razón que no podemos descuidar: la frialdad emocional, la falta de empatía o incluso el desinterés.

No podemos descartar cualquier dimensión. Hay quien, sencillamente, no desea comunicarse con nosotros y se muestra frío, además de esquivo. Esto puede darse en una relación de pareja que ya va a la deriva.

Por otro lado, la falta de empatía en una persona es un que siempre interrumpe la comunicación. La apaga, la deja hueca y vacía. No sintonizar con la realdad del otro sitúa un obstáculo insalvable para que esa conversación tenga sentido y finalidad.

La timidez

La timidez es una losa que no deja ser, que no permite que uno demuestre lo que hay en su interior. Er tímido no es lo mismo que ser introvertido y, en ocasiones, nos encontramos en casos extremos. Esa sensación de inseguridad y vergüenza en uno mismo dificulta a menudo entablar conversaciones y relacionarse con los demás.

Para concluir, tal y como podemos ver, hay muchas causas que ponen muros y alambradas a la comunicación efectiva y enriquecedora. En todos estos casos, lo más adecuado es conocer el origen y manejar cada circunstancia con atino, inteligencia emocional y paciencia. Tengámoslo en cuenta.

Valeria Sabater

sábado, 21 de noviembre de 2020

SACUDIRSE EL DOLOR



En cierta ocasión estuve charlando con una mujer que había tenido un terrible dolor constante en el cuello y en los hombros durante la mayor parte de su vida. Ya había acudido a muchos médicos, había tomado todo tipo de medicamentos, había visitado a todos los maestros espirituales, había probado con cada método, cada práctica, cada mantra, pero lo máximo que había conseguido con todo esto fue tan solo algún que otro alivio temporal.

-¿Por qué sigue aquí este dolor? Después de todo lo que he hecho, sabiendo todo lo que sé....se lamentaba.

Yo ya había oído muchas veces este tipo de quejas de mucha gente por todo el mundo.

-Lo hemos intentado todo, hemos visitado a todo tipo de curanderos y sanadores, hemos tenido todo tipo de experiencias y de comprensiones espirituales, y sin embargo aún no hemos conseguido que el dolor desaparezca. Aún está aquí.

En estos casos podemos acabar sintiéndonos profundamente decepcionados: creemos que hemos fracasado, que estamos lejísimos de poder sanar; de algún modo, sentimos que hemos "hecho algo mal".

Pero la sanación nunca se encuentra lejos. Invité a esta mujer a que se permitiese a sí misma sentir con más profundidad las molestias y los dolores, que sufría en el cuello y los hombros. La invite a estar presente aquí, momento a momento, con todas y cada una de sus sensaciones, a respirar a través de ellas, en ellas, alrededor de ellas; a darles espacio, sitio para vivir; a mantenerse curiosa y ofrecerles una atención amorosa, amable, tierna, receptiva y sin resistencias; a permitir que fuesen más intensas cuando así lo quisieran; a que les dejase moverse, estallar, revolotear, palpitar, arder, extenderse. Pero manteniéndose cerca de ellas, estando presente. La invite a permitir, a confiar, a respirar.

De pronto, un gran terror inundo su cuerpo. Volvió a aparecer el antiguo temor de sentirse sobrepasada, de morir, de volverse loca, de romperse en pedazos. Le recordé: 

-Permite, confía, respira también a través de estos sentimientos.

Todo su cuerpo comenzó a agitarse y a convulsionar.

-Respira. Confía. Estoy aquí, a tu lado- la tranquilicé.

Las convulsiones duraron un par de minutos. Yo permanecí a su lado, muy cerca de ella.

Después, los temblores terminaron de forma tan repentina como habían comenzado. La mujer abrió los ojos y comenzó a reírse y a llorar con gran alivio. Lo único que era capaz de decir era: "¡Guau....¡Vaya!". No tenía palabras. El dolor del cuello y los hombros había desaparecido. Sentía todo su cuerpo renovado, descansado, relajado, cálido y firmemente asentado, Estaba inundada de amor y de gratitud.

En lugar de tratar "sanar" o "deshacerse" del dolor -¡algo que había intentado con tanto esfuerzo durante años!-, por fin fue capaz de encontrarse con él, de afrontarlo cara a cara, de hacer sitio para él, de permitirlo, sin la más mínima expectativa de que tuviese que "desaparecer". su dolor estaba fuertemente vinculado a sus emociones -miedo, rabia y, debajo de todo ello, una gran pena, incluso desesperación-.

Desde que pequeña, ese tipo de emociones habían estado intensamente retenidas en su cuerpo, pues entonces no era seguro permitirse sentirlas. De modo que esta energía fue quedando bloqueada en sus hombros. Sentir profundamente el "dolor" fue la invitación que necesitaban estas antiguas energías para poder por fin comenzar a moverse en su interior.

Su cuerpo estaba, literalmente, sacudiéndose de encima toda esa energía que llevaba tanto tiempo retenida en la seguridad del momento presente, en la seguridad que establecía nuestro mutuo campo relacional.

Estaba aprendiendo a confiar nuevamente en sí misma, en su cuerpo, en el poder de la Presencia, en alguien más para que permaneciera a su lado en el fuego de su propia experiencia. Incluso en el dolor mismo, al ver la inteligencia que subyace en su seno. En un espacio imbuido de atención amorosa, pudo comenzar a soportar lo insoportable, con lo cual dejo de serlo.

Así es como ocurre la sanación, a través del amor, de la presencia, del valor y el coraje para permanecer muy cerca del dolor.

Fuente: Jeff Foster. La senda del reposo.

domingo, 15 de noviembre de 2020

BIENESTAR CON SOLO RESPIRAR



Respiramos  aproximadamente unas 23.000 veces al día. Es un proceso automático que iniciamos al nacer y que no se interrumpe hasta el último aliento de vida. La respiración nutre las células del cuerpo con oxigeno, pero si lo hacemos de la forma adecuada, el organismo se "recarga" a todos los niveles.

Jugar. A diferencia del latido del corazón, podemos "jugar" con la respiración (reteniendola, alargándola...) y estos juegos se convierten en una herramienta poderosa al alcance de todos para lograr bienestar y consciencia.

Integral. "Ser consciente del acto de respirar resulta de gran provecho físico, mental, emocional y espiritual", explica Michael Sky, autor de Respirando Expande tu poder y tu energía.

Herramienta. La respiración consciente no solo es una moda que recorre las salas de yoga. Algunos especialistas como Belisa Vranich, psicóloga clínica y autora de , enseña técnicas de respiración a bomberos y personas con profesiones de riesgo para que puedan controlar el estrés. 

Bienestar y salud.

La respiración consciente se usa para aliviar el dolor, el insomnio, problemas digestivos, presión arterial alta y, y sobre todo, baja energía. También para la concentración, la creatividad y el rendimiento cognitivo.

Prueba su poder con solo estos ejercicios.

1- Centra tu mente y elimina tensiones.

Respira con toda la suavidad que te sea posible, tranquilamente. Haz inspiraciones largas y poco profundas por la nariz hacia dentro y hacia fuera mientras imaginas que tus pulmones, justo debajo, son una bandeja llena de cenizas. Solo puedes respirar cuidadosa y suavemente para no levantar la más mínima corriente de aíre ni producir la más mínima vibración sonora que pudiera esparcir las cenizas. 

Deja que el cuerpo se relaje: imagina que la más leve tensión podría dispersar las cenizas. Continúa haciendo respiraciones largas y lentas que no produzcan agitación, que generen paz, mientras los ojos se te cierran suavemente.

2.- Para estimular la memoria.

Llénate de aire y retenlo. Deja que tu vientre se relaje y se infle. Los hombros pierden la tensión y se aflojan. Retén el aire todo el tiempo que puedas. Luego suéltalo lentamente y repite tres veces. Si en algún momento te resulta angustioso, suéltalo y vuelve a empezar. Nota: Usa este ejercicio cuando hayas olvidado algo (un nombre, un dato...) ¡Vendrá a tu mente como por arte de magia!

3.- Respiración para relajarse totalmente.

Respira por la nariz y expulsa el aire por la boca. Al acabar la exhalación, haz una pausa y espera pacientemente hasta que el cuerpo inicie la siguiente inhalación. Cada respiración a través de la nariz es lenta y tranquila. Al llegar al punto máximo de inhalación, libera lentamente el aire por la boca abierta. Luego, sin cerrar la boca y con la mandíbula relajada, haz una pausa y espera conscientemente hasta que el cuerpo necesite volver a respirar.

Después de dos o tres respiraciones, permite que el tiempo entre una y otra respiración sea un momento de relajación total para tu organismo. Luego, respira para una zona concreta de tu cuerpo que necesite relajarse especialmente. Respira con este ritmo varias veces. Consejo: la clave para marcar la pausa entre dos respiraciones es mantenerse consciente y centrado, porque si la mente se distrae vuelve fácilmente a su patrón contraído.

4.- Control del estrés y dormir bien.

Coloca la punta de la lengua en el paladar, detrás de los dientes incisivos superiores. Inhala por la nariz durante 4 segundos, aguanta la respiración 7 segundos y exhala por la boca frunciendo los labios haciendo ruido (como si soplaras) durante 8 segundos. Haz cuatro respiraciones. 

5.- Ejercicio para oxigenar cada célula.

Haz este ejercicio al levantarte o con el estómago vacío. Siéntate cómodamente con la espalda recta. Inhala por la nariz y espira por la boca en ráfagas cortas, pero poderosas, como si estuvieras inflando un globo. repite 30 veces con los ojos cerrados. Sé prudente porque puedes sentir un ligero mareo. Después, inhala y llena tus pulmones sin forzar. Deja salir el aire y aguanta todo el tiempo que puedas sin que llegues a sentirte incómodo. Hazlo una vez. -Después, coge todo el aire posible de nuevo y, sintiendo la expansión de tu pecho, aguanta la respiración unos 10 segundos. Con esto has concluido un ciclo entero. Puedes repetir el todo el ciclo tres veces, empezando por la tanda de 30 en la que inflas el globo y acabando con la inspiración con retención de 10 segundos. Después, respira con tranquilidad y en silencio.

6.- Aliento de León para hacer con niños.

Mientras inhalas, echa la cabeza ligeramente hacia atrás. Cuando espiras, la traes hacia delante, abres la boca lo máximo posible y sacas la lengua hacia abajo. Espira haciendo ruido. Cuando exhalas,puedes levantar los brazos como un león que araña para acentuar su efecto. La versión yóguica de esta respiración se hace sentado sobre las pantorrillas o en una silla y colocando las manos en cada rodilla con los dedos separados. Se inspira y, al espirar, se abre la boca al máximo, se saca la lengua, se abre mucho los ojos con la mirada hacia el cielo y se estiran los dedos hacia el suelo.

7.- Para equilibrar la mente.

Tapa con el pulgar uno de los orificios dela nariz y respira lentamente por el otro contando hasta 8. Retén el aire 4 segundos, tapas la otra fosa nasal y exhalas hasta 8. Haz una pausa de 4 segundos. Practica durante unos minutos. Recuerda: cambia de fosa nasal tras cada exhalación.

8.- Reconectar con el pasado.

Se respira en una corriente fluida sin pausas ni interrupciones durante algunos minutos. Se inhala y, sin frenar ni retener el aire, se inicia la espiración. El final de la espiración enlaza directamente con otra inhalación. Una y otra se conectan sin obstáculos y crean un círculo dinámico. Atención: Esta práctica se conoce como "respiración circular" y es muy potente. Al cabo de unos minutos quizá recuerdes imágenes de tu infancia que habías olvidado. Se usa en las técnicas de rebirthing con supervisión.

sábado, 14 de noviembre de 2020

PONER ORDEN.....



Poner orden en los pensamientos para ordenar la vida.

Hay épocas en que todo está revuelto: el cabello, la vida, las emociones....Ordenar los pensamientos y poner un poco de equilibrio a nuestro universo mental revierte de manera directa en nuestra calidad de vida. Estas son las claves para lograrlo.

Poner en orden los pensamientos es el primer paso para dar armonía a nuestra vida. Al fin y al cabo, hay épocas así, esas en las que el mundo entero parece desordenado ante nosotros, las prioridades se desvaneces, las preocupaciones se acumulan y apenas entra la luz en la ventana de nuestras esperanzas. Es muy fácil caer en estos estados y muy difícil recuperar la calma.

Decía William Shakespeare que lo último que debemos hacer es darle lengua a los pensamientos. Tenía razón, porque esta es sin duda nuestra mayor costumbre: sin darle voz y conversación a casi cualquier idea que nos viene a la mente, sin importar lo negativa o catastrófica que sea. No podemos olvidar tampoco que en épocas complicadas y marcadas por las incertezas, este tipo de pensamientos son los más comunes, los más recurrentes.

Casi sin saber cómo, el cerebro se transforma en un escenario caótico, es como una casa por dónde ha pasado un huracán. Para ponerlo en orden es necesario convertirnos en una Marie Kondo del Universo mental, hay que higienizar, retirar los enfoques que ya no sirven, las creencias caducadas, los esquemas que solo actúan para hacer daño y, por su puesto, hay que desinfectar espacios en los que la negatividad ha hecho costra.

Se trata de una tarea de gran trascendencia que puede revertir de manera directa en nuestro estado de ánimo e incluso, en la propia capacidad para manejar los problemas presentes y futuros. Conozcamos más datos al respecto.

Poner orden en los pensamientos para ganar en felicidad

Poner orden en los pensamientos, disciplinar la mente, dar calma al cerebro, reorganizar ideas, emociones, preocupaciones...Podemos definir de muchas maneras este tipo de necesidad esencial, sin embargo, todas ellas nos obligan a entender algo muy simple. Debemos asumir el pleno control sobre todo aquello que acontece en ese palacio mental que tan a menudo queda preso del estrés y la ansiedad.

Para ello, es útil interiorizar una metáfora: vamos a convertirnos en el CEO de nuestros pensamientos, en un directivo exigente y humano, en un líder intuitivo y sagaz a la vez que compasivo. Conozcamos por tanto algunas sencillas claves: 

Escuchar y reconocer.

Algo esencial en todo buen líder es escuchar a sus empleados y comprender cuál es su realidad personal. No solo se debe preocupar por saber cómo están, además, debe cerciorarse de que ese empleado comprende cuál es el fin de la empresa de la que forma parte. En nuestro caso, la meta es la siguiente: alcanzar el bienestar, la felicidad y desarrollar nuestro máximo potencial.

Como jefes de nuestra mente debemos sondear cuál es el clima general de ese interior. ¿Hay un exceso de preocupación, de estrés quizá? ¿Qué debería hacer para resolver ese estado general que entorpece el fin que deseo lograr?

Comprendiendo los desencadenantes

Para poner orden en los pensamientos es necesario comprender qué está motivando ese caos, ese malestar general. Cualquier directivo está obligado a crear mecanismos para averiguar cuál es el problema que está afectando al buen funcionamiento de la empresa. Un recurso útil en el campo de la organización y la empresa es el diagrama de Ishikawa.

En nuestro caso, y para clarificar por qué nuestros pensamientos están desordenados, alterados y orientados solo a generarnos malestar, intentaremos qué emociones hay detrás de ellos. Este sería un ejemplo:

"Siento que algo terrible ca a suceder", --> Miedo--> ¿Cuál es el origen de ese miedo?

"No soporto que ciertas personas me traten de tal manera", -->Frustración --> ¿Qué puedo hacer para resolver esta frustración?

"Últimamente he perdido la motivación, no tengo ganas de nada y nada atrae mi interés", --> Tristeza --> ¿Qué motiva ese estado? ¿Qué cambios puedo hacer para sentirme mejor?

Para poner orden en los pensamientos, aprende a pensar más despacio

Lo sabemos, cualquier CEO de una pequeña o gran empresa lo último que nos diría es que trabajemos más despacio. Sin embargo, ese líder de nuestro universo mental al que debemos entrenar, tiene que ayudarnos a tomarnos las cosas con mayor calma. Tal como nos indica el premio Nobel Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio, hay momentos en que podemos beneficiarnos de un pensamiento más lento, deliberativo y lógico.

En épocas de ansiedad y estrés, en esos momentos en los que la mente va más acelerada que la propia vida, es necesario asumir otro enfoque. Uno más centrado en el momento presente. Pensar más despacio nos permitirá aplicar ese filtro mental con el que separar las ideas ilógicas de las ideas irracionales.

Razonar un poco más despacio no nos hace menos inteligentes, al contrario. Nos permite ver las cosas con mayor perspectiva y claridad. Solo entonces apreciamos qué es prioritario y qué secundario. Pensar más despacio facilita a su vez el poder higienizar esos esquemas que crea el miedo o la ansiedad para después, desactivarlos y permitirnos dejar espacio a la esperanza, a la positividad.

No dudemos en aplicar estas estrategias cuando percibamos ese desorden interno que a la larga, trae el caos a nuestra vida. Al fin y al cabo, pensar bien es sentirnos mejor. 

Valeria Sabater

viernes, 13 de noviembre de 2020

LO HICISTE LO MEJOR QUE PUDISTE



Lo hiciste lo mejor que pudiste. Hiciste todo lo que podías haber hecho. No tenías otra opción.

Teniendo en cuenta lo que creías en ese momento; los sentimientos que se removían en tu interior; lo conectado o desconectado que estuvieses de tu respiración, de tu cuerpo, de tu verdad, de tu camino; tu arraigo en el momento presente,la claridad o la falta de claridad con la que veías; el dolor que estuvieses sintiendo, y lo abiertas o cerradas que estuviesen tus heridas, según la resistencia que sintieses en tu interior, lo ancha o lo estrecha que fuese tu perspectiva y lo atrapado que estuvieses en tu historia personal, no pudiste haber actuado ni haber dicho absolutamente nada de otra manera.

Lo hiciste lo mejor que pudiste dado el nivel de conciencia desde el que estabas actuando.

¿Es esto una excusa? No. Más bien se trata de que asumas la plena responsabilidad de lo que sucedió pero soltando la culpa, soltando toda "esperanza de un pasado mejor". ¿Es esto una salida fácil? En absoluto. De lo que se trata es de que te perdones a ti mismo, de que te deshagas de todo ese "lo que pudo haber sido y no fue" y vuelvas a realinearte con "lo que es" hundiendo tus raíces en el Ahora, el único lugar desde el que puede surgir un verdadero cambio, en el que pueden aparecer nuevas respuestas, en el que puede tener comienzo la sanación.

Puedes lamentarte del pasado, por supuesto. Aprende las lecciones que tengas que aprender de él. Escucha a los demás cuando compartan contigo su dolor, claro que sí. Siéntelo todo profundamente. si puedes, arregla las cosas. Si es lo apropiado, pide perdón.

Pero no pienses ni por un instante que el pasado pudo haber sido diferente a como fue. No creas ni por un momento que el universo se equivocó. Libérate de todas las historias que dicen: "yo soy malo. La he fastidiado. Hay algo en mí que no está bien".

Estás donde estás y te encuentras donde te encuentras, Ahora. Hoy es un nuevo día, un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para recorrer tu verdadero camino.

Armado con un entendimiento más profundo, con una nueva visión, con una nueva perspectiva, con un corazón mucho más humilde y compasivo y con una actitud más curiosa, ve sin miedo hacia el futuro mientras perteneces arraigado en esta amorosa presencia abierta a todas las posibilidades.

Fuente: La senda del reposo. Jeff Foster

sábado, 7 de noviembre de 2020

15 DE LAS FOBIAS MÁS EXTRAÑAS QUE EXISTEN



Una fobia es un miedo de carácter irracional hacia personas, objetos o cosas. Los temores relacionados con la fobias en pocas ocasiones representan un peligro real o algo que pueda ocasionar un daño al individuo que la padece.

Según el Manual de Diagnostico de los Trastornos  Mentales (DSM-IV), se entiende por fobia a un "temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos".

Algunos de los síntomas asociados con las fobias son: Sensación de temor, sudoración, prurito, taquicardia, nauseas, entre otros.

Tipos de fobias:

El número existente de fobias es infinito y comparable con los objetos, personas, animales, lugares y situaciones que se le pueden presentar a cualquier persona en forma de estímulo.

Un aspecto bastante relevante es que muchas de las que se consideran fobias por su carácter inexplorado o por lo novedoso de su aparición aún no están incluidas en el Manual de Diagnostico de los Trastornos Mentales.

15 de las fobias más extrañas

Existen un grupo de fobias que suelen ser las más reconocidas puesto que se repiten en gran número de personas pero hay otras que resultan bastante raras.

1. Eufobia: Miedo a las buenas noticias

Se trata de un miedo exacerbado que se produce al escuchar buenas noticias, es decir, estas personas temen realmente a recibir cualquier información sobre hechos o acontecimientos positivos.

Ellos dejan de mostrar entusiasmo o de centrar sus esperanzas en los efectos positivos que una buena noticia pueda agregar a sus vidas. Prefieren refugiarse en las malas noticias, puesto que las consideran más confiables.

2. Ergofobia: Miedo al trabajo

el producto de la aversión en este casi es el trabajo. El individuo siente miedo a todo aquello relacionado con el ambiente de trabajo y las actividades asociadas con el mismo.

3. Eisoptrofobia: Miedo a los espejos

Este miedo patológico está centrado en los espejos o con cualquier tipo de superficie en la que pueda verse reflejado. Generalmente el temor parte de la creencia supersticiosa de que el acto de reflejarse pueda traer como consecuencia o desencadenar la mala suerte.

4. Tripofobia: Miedo a los patrones repetitivos de figuras pequeñas

Se caracteriza por un miedo irracional que experimentan los individuos hacia las figuras geométricas agrupadas en series que pueden observarse sobre ciertas superficies como en los panales de abejas, las semillas de flor de loto, entre otras.

5. Fobofobia: Miedo a las fobias

Se presenta como una aversión y miedo descontrolado por ser preso de adquirir una fobia que interfiera en el curso normal de la vida del individuo. Una manera de traducirla es fobia a tener fobia.

Este temor puede provenir del impacto producido por el conocimiento de los síntomas y el modo en que estos miedos patológicos afectan la vida de las personas.

6. Somnifobia: Miedo a dormir

La Somnifobia está relacionada con un miedo profundo a no despertar jamás después de dormir. Es por ello que estas personas evitarán dormir por miedo a no poder controlar lo que pase con ellos mismo o con su entorno en medio de su descanso.

Este miedo puede provenir de una experiencia traumática como la invasión del hogar durante las horas de sueño o por un temor inconsciente a la muerte.

7. Crometofobia: Miedo al dinero

Es  un miedo a la tenencia de dinero en cualquiera de sus formas. Es bastante popular que las personas deseen acceder a una gran fortuna con la finalidad de obtener comodidad y confort, entre otras cosas, pero para quien padece crometofobia esto, lejos de proveerles de felicidad m será una fuente de gran ansiedad y estrés.

Uno de los fundamentos que pueden avalar ésta fobia es la creencia de que el poder adquisitivo les hará vulnerables a los ataques delictivos.

8. Decidofobia: Miedo a tomar decisiones

La necesidad de tomar una decisión a éstas personas las coloca en un estado de ansiedad total y les puede desencadenar efectos negativos a nivel corporal y psicológico por el temor a equivocarse. 

Tratan de evitar por todos los medios elegir por por ellos mismos entre las opciones disponibles y es por ello que solicitan ayuda externa de amigos, compañeros de trabajo o consejeros de cualquier tipo.

9. Escriptofobia: Miedo a escribir en público

estos individuos pueden sentir terror al tener que escribir o plasmar aunque sea sólo una letra mientras alguna o varias personas le observan. Dicha fobia puede estar vinculada con alguna obra de carácter social o con inseguridades propias del individuo.

10. Ostraconofobia: Miedo a ingerir mariscos

El temor en estos casos se centra en la posibilidad de consumir mariscos, la ansiedad se puede disparar con sólo mirarlos o pensar en comerlos. El origen de tal aversión puede tener una raíz en las reacciones alérgicas que estos alimentos generan o en la apariencia de estos.

11. Cacofobia: Aversión a la fealdad

La Cacofobia se traduce en un miedo intenso por los objetos que se consideran poco agraciados e incluso puede referirse al desprecio por las personas que para el individuo carecen de belleza.

12. Fagofobia: Miedo a atragantarse

El individuo suele experimentar un temor desbordado por la posibilidad de asfixiarse mientras ingiere algún tipo de alimento o bebida.

13. Textofobia: Miedos a cierto tipo de telas.

El textofóbico experimenta gran temor hacia algunos tipos de telas o tejidos específicos. 

14. Geliofobia: Miedo a la risa

Se trata de una aversión a la risa en general. La persona con Geliofobia, siente temor cuando alguien se ríe en su presencia y temen a su propia risa inclusive. Los motivos de ésta fobia pueden estar relacionados con episodios traumáticos en los que los individuos fueron objeto de burlas por parte de otras personas.

15. Heliofobia: Temor al Sol

Se manifiesta mediante un miedo exacerbado a la exposición a los rayos del sol, al punto de que estos individuos con el tiempo padecen ciertas complicaciones médicas a consecuencia de ésta fobia. Por otra parte, el temor a la luz solar produce cambios en los patrones de vida y alteraciones en las rutinas habituales.

Dayerlin Sosa López