sábado, 18 de mayo de 2024

TENER RAZÓN

 


En un mundo tan inseguro, tener razón es algo maravilloso, nos reconforta y nos brinda seguridad. Nos protege, por lo que siempre la buscamos. El profesor Pablo Fancillas advierte, sin embargo, que tener razón nos impide ver la vida con los ojos de los demás desde el momento en que la experimentamos.

Tener razón significa que no tienes dudas porque tienes confianza en ti mismo. Cuando consideramos que nuestro argumento es correcto, válido e inapelable, no hay lugar para la opinión de otros. Además, incluso cambiar una postura  pensar en la piel del otro es un signo de debilidad en los tiempos actuales

PELIGROS DE DESEAR TENER LA RAZÓN E INCLUSO DE TENERLA

En los últimos años, hay una pregunta que se repite mucho: ¿Prefieres ser feliz o tener razón? Perseguir tener razón a toda costa es una motivación a priori, para luchar contra las injusticias, pero se paga el precio de vivir alejado de otras emociones motivadoras como la alegría y el altruismo, así como de evitar a los demás. Sin embargo, el mayor riesgo es convertirse en una persona amargada, con pensamientos rígidos y comportamientos ofensivos, aunque bien justificado.

La ilusión de control, alimentada por la sociedad  tecnológica donde aparentemente la realidad es sencillamente controlable con un simple clic, es el otro aspecto. Esta ilusión se cae ante las tragedias de nuestra vida o la incapacidad para ponernos de acuerdo incluso en aspectos importantes para todos. El control conduce al descontrol, lo que conduce a la desesperanza y la amargura.

La constante necesidad de tener razón es uno de los mayores males de la humanidad. “Mi verdad es la única verdad y la tuya no vale” es una creencia arraigada en muchas personas e incluso en algunos organismos, grupos políticos o países que disfrutan de comercializar sus creencias como panfletos moralizadores.

Las personas son verdaderas máquinas de creencias, las interiorizamos y las asumimos como programas mentales y verdades absolutas. Finalmente, las asimilamos y se convierten en parta de nuestro ser. En realidad, nuestro orgullo está compuesto por una variedad de creencias rígidas y diversas, las cuales hacen que muchos pierdan a sus amigos solamente por querer tener la razón siempre.

Por otro lado, es importante recordar que todos tenemos completo derecho a tener nuestras propias opiniones, verdades y predilecciones, esa que hemos descubierto con el tiempo y que tanto nos definen y nos identifican. No obstante, hay que tener cuidado, porque ninguna de ellas debe secuestrarnos hasta el punto de llevarnos al calabozo de mi verdad es la única que importa.

Características de las personas que “siempre tienen la razón”

Este aspecto no se presenta como una característica única del sujeto en general; en cambio, es una manifestación de un tipo particular de personalidad. No aceptar otro punto de vista nos demuestra la falta de confianza que estas personas tienen de los demás. Debido a que no valoran las opiniones y argumentos de los demás, no prestan les prestan atención, lo que les hace tener poca empatía.

Estas personas están claramente obsesionadas con el control de las circunstancias y con tener razón. No están a gusto con las situaciones novedosas y los cambios porque todo lo que sea salirse de sus normas y rutinas les incomoda. Dado que desarrollan una serie de rutinas en su vida que acaban convirtiéndose en imprescindibles, esto les convierte en personas poco flexibles y, en ocasiones, realmente maniáticas.

En ocasiones, esta actitud de orgullo esconde una personalidad insegura que busca constantemente el reconocimiento de los demás, y piensan que imponiendo sus puntos de vista pueden obtener el reconocimiento y el prestigio que tanto anhelan. Llegados a ese punto, es incluso que, en momentos determinados, hasta ellos piensen en la posibilidad de no tener la razón, pero el simple hecho de admitirlo les es imposible.

Hay individuos que, como opinadores profesionales, tienen la obsesión de tener siempre la razón. Son perfiles con mucho ego y muy poca empatía, además de que son expertos en general conflictos constantes y maestros astutos en perturbar la armonía en cualquier situación.

Los dictadores son el ejemplo más característico de este tipo de personalidad llevada al límite, ya que creen tener razón siempre y no respetan ninguna idea ni opinión que difiera de las suyas. Esta clase de personalidad se puede desarrollar en cualquier nivel social o profesional.


lunes, 6 de mayo de 2024

PERSONALIDAD EGOCÉNTRICA



PERSONALIDAD EGOCENTRICA

15 RASGOS PARA DETECTAR EL EGOCENTRISMO

Habitualmente, las personas egocéntricas emplean esta característica como una barrera psicológica que les impide actuar teniendo en cuenta las consecuencias de sus acciones en los demás. Frecuentemente, el origen de este rasgo puede encontrase en su experiencia familiar, generalmente en un entorno integrado por padres de poca afectividad, que proyectan en el niño sus deseos de grandeza y omnipotencia.

Los siguientes 15 rasgos son característicos de las personas egocéntricas.

Autoimagen distorsionada

1º Falsa autoconfianza

A pesar de que la imagen externa del egocentrismo puede aparentar una gran confianza en sí mismo, la realidad es otra. Las personas egocéntricas suelen ser, en realidad, inseguras. Según el psicólogo alemán Erich Fromm, esto se debe a un mecanismo de defensa. Proyectan una autoconfianza artificiosa y parecen convencidos de todo lo que dicen, es por ello que pueden resultar persuasivos y ser capaces de actuar como si tuvieran una gran autoestima.

2. Exceso de autoestima

Se observa que se valoran excesivamente a sí mismos. No obstante, esta actitud puede indicar justo lo contrario: una autoestima frágil que intentan compensar mediante esfuerzos para ser respetados, reconocidos y admirados por los demás.

3. Los sentimientos de grandeza

La persona egocéntrica cree ser poseedora de grandes talentos y habilidades especiales, y piensa que sus problemas y necesidades solo pueden ser atendidos por personas con gran capacidad y prestigio. El entorno de la persona egocéntrica suele emplear algunas expresiones para referirse a esta actitud, como por ejemplo “cree un divo/a”.

4. Ambición y expectativas desmedidas

A consecuencia de sus sentimientos de grandeza, las personas egocéntricas pueden estar focalizadas constantemente en sus fantasías de poder, éxito, amor, etc. No es raro que piensen que en cualquier momento su vida profesional eclosionará y se convertirán en millonarios.

5. Distorsión de la realidad

El egocéntrico solo acepta la realidad que encaja con sus ensueños de grandiosidad. Tiende a no dar crédito o simplemente rechaza aquellos aspectos de su vida que ponen en tela de juicio su prestigio y su imagen de persona perfecta y admirable.

Poca empatía

6. No es capaz de reconocer los sentimientos de los demás

La pobre manifestación de sentimientos y gestos afectivos hacia las personas de su entorno (mostrarse sensible le haría sentirse inferior) contrasta con la necesidad del egocéntrico de ser admirado, halagado y respetado. Se muestra poco sensible ante los demás.

7. Dificultad para valorar las características personales de las personas de su entorno

Este punto genera una falta total de compromiso, empatía y afectividad entre la persona egocéntrica y sus allegados

Hipersensibilidad a la evaluación de los demás

8. Reacciona de forma excesiva ante las críticas que recibe

Aunque pueda no expresarlo de forma directa, el individuo con personalidad egocéntrica es muy proclive a sentirse ofendido ante cualquier crítica. Considera que los demás no tienen suficiente nivel o autoridad para juzgarle, y que probablemente las críticas se deban a la envidia que despierta. Suelen mostrarse excesivamente susceptibles.

9. Se compara con los demás y siente envidia

Le preocupa sentirse valorado como mejor que los demás. De forma indirecta, la persona egocéntrica expresa sentimientos de envidia, ya que no es capaz de aceptar el éxito ajeno. Tampoco son capaces de aceptar la ayuda de otra persona. Este último punto es paradójico, puesto que a pesar de que necesitan recibir elogios y respeto por parte de los demás, se muestran incapaces de aceptar ninguna clase de ayuda.

Dificultades en las relaciones interpersonales

10. Exhibicionismo

La personalidad egocéntrica también se manifiesta en ciertas actitudes como la motivación por el placer de sentirse halagado y admirado. Esto suele observarse en el deseo excesivo de esperar ser recompensado con halagos por los demás, y también una necesidad permanente de acaparar la atención. Por este motivo suelen mostrar mucha tendencia a ocupar cargos de repercusión pública, a partir de las cuales puedan ser objeto de atención y admiración.

11. Sentimiento de tener derecho sobre otras personas

Esto implica que la persona egocéntrica se cree con derecho a recibir un trato preferente y ciertos privilegios respecto a los demás. Esto se manifiesta en las muestras de orgullo, vanidad y en los momentos en que se exige que se le otorguen ciertos privilegios y prebendas.

12. Maquiavelismo

El Maquiavelismo se define como la tendencia a utilizar a las demás personas en beneficio propio. Este comportamiento refuerza en la persona egocéntrica fuertes sentimientos de envidia, y solo se interesa por las demás personas en la medida en que puede emplearlas para obtener algo a cambio.

13. El control sobre los otros (manipulación)

La personalidad egocéntrica precisa de una alta cuota de poder para poder compensar el sentimiento de inseguridad de fondo. El individuo egocéntrico trata de forzar a otras personas a que les ofrezcan su admiración incondicional a través del control sobre sus ideas, su admiración o comportamientos; a través de la manipulación o chantaje emocional.

14. Distorsión en la expresión verbal

Es habitual referir esta característica como “egocentrismo el lenguaje”. El objetivo fundamental del lenguaje basado en el yo es tratar de impresionar e incrementar  su propia autoestima. La función comunicativa del lenguaje pasa a segundo plano. El estilo comunicativo se caracteriza por una focalización constante en uno mismo, y por ser incapaz de escuchar al interlocutor.

15. Solitario y pesimista

La persona egocéntrica, por último, se caracteriza por sufrir sensaciones de vacío existencial y tristeza. La soledad es uno de los peajes de la personalidad egocéntrica, puesto que poco a poco van siendo rechazados por las personas próximas (amigos, familiares, compañeros).