domingo, 27 de julio de 2014

DECODIFICACIÓN BIOLÓGICA.




 
 Nos hemos acostumbrado a la enfermedad como si fuese una entidad invasora de nuestro cuerpo. Pero en realidad la enfermedad es una señal del organismo para indicarnos que es necesario un cambio, por eso nos paraliza, nos “detiene” de nuestra envolvente rutina, para que podamos restablecer el equilibrio perdido.

Tengamos presente siempre, que todo lo que le ocurre a nuestro cuerpo, incluida la enfermedad, somos nosotros mismos, no tenemos ninguna enfermedad, porque todo está ocurriendo en un mismo organismo compuesto de células. En nuestro interior no hay separación; somos seres electromagnéticos, un manojo de neuronas interactuando con el resto de células. Por lo tanto, la división no existe, no “tenemos” ningún reuma, somos el reuma, y este nos estaría indicando donde y que tipo de “problema” tenemos, nos está dando información de procesos que no estamos haciendo bien, y por falta de conciencia no nos enteramos.

Las enfermedades que desarrollan los organismos podrían ser el reflejo codificado de un estrés psíquico personal o heredado de nuestros progenitores, ahondar en el origen simbólico de la enfermedad, serviría para curarla.

En algunos países europeos está bastante extendida una forma diferente de comprender la enfermedad. Unos le llaman decodificación biológica, otros, biología total.

Olivier Soulier, un médico francés especialista en esta terapéutica asegura que “las enfermedades deben comprenderse como la interacción de dos fuerzas ancladas en lo más hondo de la existencia”. Se trata de la biología y el espíritu o si se prefiere, el cerebro y el corazón. Quizá resulte más familiar para la mayoría hablar de somatización, pero la simbología va un poco más lejos.

Los síntomas y los signos de la alteración son las palabras de un alfabeto de símbolos en las que se encierra su causa y también su tratamiento. Algo así como un jeroglífico tras el que se oculta la respuesta para la curación. Cada patología lleva un mensaje muy preciso al que la padece, un mensaje sobre su propia existencia como individuo y como parte de una familia.

Tal vez pueda resultar extraño para muchos, pero al observar con más detalle hasta nuestro propio lenguaje confirma la idea de la simbología. Cuando algo nos disgusta exclamamos “no lo trago” o “no puedo digerirlo”. Se habla de mala bilis o se dice “me repatea el hígado” para referirnos a estados de cólera. Pues bien, todas esas expresiones reflejan exactamente el simbolismo físico de las emociones.

Esta forma  terapéutica es absolutamente individualizada, pero hay algunas reglas más o menos generales. Los trastornos del tracto digestivo tienen mucho que ver con la aceptación de lo que viene del exterior. Los matices dependen absolutamente de la vivencia de cada persona. Pongamos un ejemplo simple. Una mala jugada puede vivirse como algo imposible de tragar o como un asunto difícil de digerir. En el primer caso, se manifestaría como una alteración de la garganta y en el segundo en forma de malestar digestivo, vómitos…

En lo que se refiere al hígado y la bilis, la simbología asocia la cólera y la rabia a la función hepática. Incluso la ciencia experimental está empezando a confirmar lo que predica la biología total. Recientemente se ha encontrado una relación entre la pérdida de masa ósea y la depresión. Simbólicamente la pérdida de hueso está asociada a un sentimiento de desvalorización.

Robert Poskin utiliza una imagen que ilustra muy bien lo que se oculta en nuestras redes neuronales. “El cerebro automático es el disco duro de un ordenador en el que se han instalado los programas de la supervivencia animal, de la especie y de nuestra genealogía. En el momento que se enciende el ordenador, el nacimiento, hay programas que se ponen en marcha de forma automática. Después están los programas que se abren con un doble clic.”

Éstos se van insertando con las experiencias de la vida, las expectativas que se ponen sobre nosotros, las creencias que vamos acumulando o heredando. El doble clic lo da un acontecimiento vital estresante que despierta todos los anteriores. La enfermedad física es la mejor solución de supervivencia porque disminuye drásticamente el estrés psíquico que de otro modo sería insoportable para nuestro cerebro. Veamos un ejemplo sencillo del funcionamiento del doble clic. La piel es el mayor órgano del organismo, más de dos metros cuadrados de superficie para el interactuar con el exterior. Simboliza pues el contacto.

Cuando un bebé sufre estrés debido a la separación de su madre después del parto es altamente probable que desarrolle un eccema. Ese bebé, cuando más tarde a lo largo de su vida experimente otra situación de separación, real o imaginaria, revivirá inconscientemente el momento en que le separaron de su madre y muy probablemente tendrá un brote de eccema.

Otro ejemplo de la lógica biológica. Cuando una experiencia es difícil de digerir, el cerebro automático que, una vez más, no distingue entre real, imaginario o simbólico manda a las células del estómago el mensaje ‘multiplicaos para que podamos digerir el trozo y tener una posibilidad de vivir’. Y las células comienzan a dividirse. O sea que una posible solución de supervivencia inmediata sería desarrollar un cáncer de estómago. De hecho, se ha comprobado que la mucosa digestiva tumoral es 10 veces más eficaz para digerir que la normal.

En definitiva debemos de empezar a QUERERNOS mucho más. A estar por la labor de darnos más confianza a nosotros mismos, ya que todo está ocurriendo en un mismo organismo -el de cada uno- y si atendemos a la cuántica está en nosotros la semilla de la propia CONCIENCIA. Somos Conciencia. Por tanto, ese “cuerpo” superior si sabe lo que hace. Hay que cambiar el “chip” y observar, asociar y meditar lo que queremos decirnos mediante la enfermedad.

Pero no luchemos contra nosotros mismos. Inmersos en pleno proceso de enfermedad y por tanto de mayor vulnerabilidad, eso ¡debe de ser lo último que hagamos! Demos a nuestras células razones para seguir viviendo de forma equilibrada y armónica; no restemos, en definitiva. Porque la Conciencia lo único que está haciendo es ALUMBRAR espacios internos que permanecen en la sombra.

 

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