lunes, 14 de julio de 2014

FELICIDAD.


 





“Odio la realidad
pero es el único sitio donde se puede comer un buen filete”
Woody Allen
 
Me pareció un buen articulo, espero que os guste, aporta un aire de optimismo, tendremos que hacer la receta.

Asumiendo que yo estoy viva, porque escribo ahora estas líneas y que tú también estás vivo, puesto que las estás leyendo, podemos afirmar que este año hemos sobrevivido, entre otros asuntos a terremotos, a la energía nuclear, al terrorismo financiero orquestado por El Padrino de la prima de riesgo, etc…. Y por si no fuera poco, también hemos sobrevivido a todos los asuntos complejos que nos hayan pasado en nuestra vida personal. Se podría decir que, un año más, hemos sobrevivido, a la “cruda realidad”.

Pero me asaltan las dudas… ¿Qué es la realidad? Es la realidad ¿lo que tu ves? ¿lo que yo veo?, ¿lo que tú quieres que vea? ¿lo que yo no quiero ver? ¿¿Me podría traer alguien un trocito de realidad por favor?? ¿Dónde está? ¿Qué forma y color tiene?

Y ¿por qué hay que enfrentarla siempre? Yo siento que es muy humano querer esconder la cabeza debajo del ala de vez cuando ¿no crees? ¿por qué aspirar siempre a una perfección esquizofrénico-paranoide del saber hacer, el saber querer, el saber tener…?

¿Y por qué la realidad siempre tiene que estar cruda? Para los amantes del sushi me parece estupendo pero para el resto me resulta una imposición intolerable.

Pues bien, desde mis dudas, decidí dar un paseo, con mi creatividad debajo del brazo, por un lugar diferente, por el jardín de los sueños y…¡eureka! ¡Cree con diversión!

He elaborado una receta para cocinar la realidad y que tengamos alternativas a tenerla que comer siempre cruda. Y ahí va. Veamos, primero los ingredientes:

500 grs de confianza en uno mismo
500 grs. de sueños
500 grs de fe
250 grs de tolerancia
250 grs de flexibilidad

Elaboración: coges los 500grs de confianza, los mezclas con tus capacidades y virtudes y los sofríes. A fuego lento, para dejar que las dudas y los errores que cometiste en el pasado se evaporen y su presencia no te paralice para seguir avanzando.

Después de 10 minutos le añades tus sueños, aquello que quieres conseguir, aquello que quieres cambiar o mejorar. Añades también la fe necesaria para creer que todo llega, que todo es posible. Lo mezclas todo y lo dejas cocer otros 10 minutos.

Al final le añades la tolerancia y la flexibilidad en la cantidad que se indica o incluso superior. Toda la necesaria para integrar la creencia de que todo aquello que nos ocurre en la vida es necesario para un aprendizaje a partir de la experiencia. Para convencerte de que el fracaso y la frustración no existen, son sólo oportunidades de seguir cocinando en la vida. ¡Otros 10 minutos de cocción y listo!

Pero el resultado final de la receta dependerá de si elijes mantenerte en tu hábito de juzgarte por tus errores y sentenciarte una y otra vez por ellos o si, por el contrario, decides desarrollar tu capacidad para amarte, aceptarte y comprender que el plato que acabas de obtener es el que mejor podías obtener aquí y ahora.

Este plato es bajo en calorías, no indigesta y ayuda a crecer, madurar y ser feliz aprendiendo. Yo te recomiendo que lo sirvas bien caliente, recién hecho y lo comas acompañado de un buen vino y, sobre todo, que lo disfrutes en buena compañía.

Autora: Itziar Azkona Coach by NLP Academy of Croydon with J. Grinder.

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