domingo, 22 de octubre de 2017

CUANDO LA DEPRESION SONRIE.


 
 
Encuentras a un amigo que no está pasando su mejor momento, le preguntas cómo está y te dice que “bien” mientras esboza una sonrisa. Sin embargo, tú sabes que se encuentra mal, que tiene problemas y que por su mente rondan muchas preocupaciones. Te das cuenta de que su sonrisa es fingida pero, aun así, la aceptas y cambias el discurso.

Desgraciadamente, esta situación es bastante común. De hecho, incluso nosotros mismos hemos intentado en algún momento esconder la tristeza, el estrés y las preocupaciones detrás de una máscara de tranquilidad y satisfacción, les impedimos a las personas que nos ayuden y es más fácil que nos sumamos en el pozo negro de la depresión.

Cuando la depresión sonríe….
Algunos están deprimidos pero logran ser funcionales y hasta bromistas en su vida cotidiana. Se trata de personas que llevan su dolor por dentro, no lo exteriorizan y se van consumiendo a fuego lento, hasta que llega un momento en el que caen a pedazos porque no pueden soportar más el peso de la máscara que han construido y llevado durante meses o incluso años.

De hecho, en el ámbito de la Psicológica existe lo que se conoce como “depresión sonriente”. Esta persona brinda una apariencia de normalidad e incluso de felicidad, porque vive los síntomas de la depresión en su interior, no los exterioriza sino que se esfuerza por ocultarlos. Como resultado, incluso los demás pueden pensar que tiene una vida perfecta.

Las causas son diversas, pero, en sentido general, la sonrisa equivale a un mecanismo de defensa, es una máscara que sirve para ocultar un estado.

-Se avergüenza de su problema. No podemos olvidar que la mayoría de los problemas mentales aún están cubiertos por un estigma social por lo que muchas personas no quieren que los demás sepan que están deprimidas. De hecho la depresión en particular, es considerada por algunos como una falta de fuerza de voluntad y de carácter, por lo que es comprensible que si se tiene este perjuicio, se intente ocultar al considerar que se trata de un “defecto”.

-No quiere reconocer la depresión. En algunos casos, la persona no desea reconocer su estado y se esconde detrás de una apariencia de normalidad, quizás con la esperanza de que la depresión desaparezca por sí sola. En estos casos, se produce una negación y la sonrisa es un mecanismo de autoafirmación a través de la cual se dice a sí mismo que no es para tanto, que en realidad se siente bien.

-No desea preocupar a los demás. Algunas personas tienen la tendencia a guardar los problemas para sí, son introvertidos por naturaleza y no quieren preocupar a sus seres queridos con sus dificultades. En esos casos, fingen estar bien para no convertirse en una carga o una preocupación para los demás.

-Le preocupa mucho su imagen. Hay personas que piensan que los demás les valoran y estiman solo por la imagen que transmiten. Por eso, se esfuerzan por fingir que todo se encuentra bien, por esconder la depresión y su verdadero “yo” convirtiéndose en personajes que suben cada día a un escenario de teatro.

-¿Quiénes son más propensos a sufrir la depresión sonriente?

- Las personas introvertidas, que tienen una tendencia a guardarse los problemas o les cuesta hablar de sus emociones.

- Las personas perfeccionistas, esas que se exigen mucho a sí mismo y creen que no pueden fallar en ningún ámbito de la vida.

- Las personas híper responsables, que creen llevar el mundo sobre sus hombros y piensan que si se derrumban, ocurriría un cataclismo de proporciones épicas.

Los peligros que entraña la depresión sonriente

La persona deprimida que opta por la sonrisa sufre, pero intenta vivir como si no sufriera. Sin embargo, las emociones y los sentimientos nunca se deben obviar u ocultar porque ello no hará que desaparezcan. Como resultado, esa persona que quizás pretende escapar de la depresión, en realidad lo que está haciendo es alimentándola. A la larga, esa actitud le pasará factura. De hecho, no son pocos los casos de intento suicida que toman a los amigos e incluso a los familiares completamente desprevenidos.

Por otra parte, la persona que intenta esconder la depresión generalmente se encarga de llenar su agenda, de manera que termina llevando un ritmo de vida frenético que le produce un gran desgaste. Esa necesidad de sobreactuar cada día, termina haciendo que se desmoronen emocionalmente porque no es posible poner buena cara todos los días ni a todos. Antes o después, la irritabilidad, el cansancio, la tristeza y la tensión encuentran un espacio para salir a la luz.

El problema es que en este punto, la persona se encuentra de repente cara a cara con su realidad y siente que está en un callejón sin salida y sin nadie que le pueda ayudar. Por eso, puede llegar a atentar contra su vida. 

Fingir la sonrisa no es la solución

Un estudio particularmente interesante realizado en la Universidad Estatal de Michigan ha analizado el impacto de una sonrisa falsa en nuestro estado de ánimo. Estos psicólogos siguieron a un grupo de conductores durante dos semanas y descubrieron que mientras más sonrisas fingían, peor era su estado de ánimo al regresar a casa, un estado de ánimo marcado por la irritabilidad, la ira y la tristeza.

Por tanto, es importante que seas consciente de que las emociones negativas no desaparecen por sí solas, se deben afrontar. Ocultar o evitar el problema no hará que se solucione. Además, también debes saber que la depresión no solo se resuelve dentro de las paredes de una consulta de Psicología. La familia y los amigos pueden desempeñar un rol importante, siempre que asuman una actitud comprensiva y te apoyen. 

 Por otra parte, si conoces a alguien que está intentando ocultar la depresión detrás de una sonrisa, habla con esa persona. No le presiones para que te cuente su situación porque de esta forma es probable que se cierre aún más. En lugar de ello, muestra tu vulnerabilidad y cuéntale tus problemas. De esta forma lograrás conectar emocionalmente y será más fácil que, al sentirse identificada con tus dificultades, te cuente a su vez las suyas.

 

martes, 17 de octubre de 2017

DECIR ADIOS.

 
 

CUANDO ALGO SE TERMINA.

 

CUANDO ALGO SE ACABA PARECE QUE SE CIERRAN TODAS LAS PUERTAS, NO SOLO LA QUE ACABA DE CERRARSE, SINO TAMBIÉN EL RESTO QUE NI SIQUIERA VEMOS ENTONCES.

 
Terminar algo es inherente al momento en el que empieza porque todo, y la propia vida es el mejor ejemplo, lleva implícito su final en el comienzo.

 
Cuando acabamos algo, cuando pasamos página, cuando cerramos un capitulo, cuando decimos adiós definitivamente, nos puede llevar a la más absoluta desesperanza, sobre todo si no lo esperamos. Nos parece imposible, nos preguntamos por qué, recordamos lo bueno y evitamos lo desagradable. Lo magnificamos, nos hacemos víctimas de golpe y ponemos sobre nuestros ojos una venda opaca a través de la cual no vemos nada. 

 

CERRAR UNA PUERTA PUEDE SIGNIFICAR QUEDAR AL OTRO LADO. Un lado diferente con multitud de posibilidades, un límite sin fronteras en el que nos esperan nuevos comienzos con diferentes finales. Porque lo que es seguro es que todo termina y esto no es un mensaje derrotista solamente coherente con el devenir de la propia vida.

 
Algo que cuando empezamos sea lo que sea, siempre hemos de tener en cuenta y prepararnos para afrontar ese final que ocurrirá en algún momento.

 

Si pudiésemos ver que todo final es un nuevo principio saldríamos mejor parados de nuestros dramas. Es la esencia de la vida que no se detiene ante nada, principio y final se confunden en la sucesión de experiencias que un ser humano vive, siempre que acaba algo lo siguiente es el principio también de algo.

 

Hay que darse tiempo. ¿Cuánto? La cantidad la marcará la calidad de nuestra forma de esperar. Del sosiego y la conexión que tengamos con nosotros mismos, de la capacidad de soñar con lo que deseamos, de la sensibilidad para percibir más allá de lo que vemos.

 

Si estás en un momento de espera, gózalo. Es un tiempo para estar contigo, para hablarte con cariño, para mimarte desde dentro. A veces, cuando llega alguien, nuestra vida cambia tanto que dejamos de dialogar con nosotros para convertir en único interlocutor a la otra persona.

 

Cuando termina su paso por nuestra vida nos quedamos tremendamente solos. Por eso, por no habernos dado cabida en este diálogo que en muchas ocasiones se convierte en un monólogo sostenido por nuestro silencio.

 

SEGUIR NO ES COMPLICADO, SOLO REQUIERE “LA FIRME VOLUNTAD DE SEGUIR” Y LUEGO……. ESCÚCHATE. QUIÉRETE. ABRÁZATE FUERTE. SERÉNATE. Y A CONTINUACIÓN ……………….. VUELVE A ABRIR LA PUERTA.

 

lunes, 9 de octubre de 2017

TU COMPAÑERO.

 


Para lograr la libertad interior debes ser capaz de observar objetivamente tus problemas, en vez de perderte en ellos. No encontraras la solución mientras estés perdido en la energía de un problema. Todos sabemos lo difícil que es afrontar una situación si esta nos provoca ansiedad, temor o enfado. El primer problema que debes afrontar es tu propia reacción. No podrás resolver nada fuera hasta que te hagas cargo del modo en que la situación te afecta por dentro.

Generalmente los problemas no son lo que parecen ser. Cuando poseas suficiente claridad te darás cuenta de que el verdadero problema es que hay algo dentro de ti que es susceptible de tener un problema con casi cualquier cosa.

El primer paso es afrontar esa parte de ti. Eso implica un cambio en la consciencia, de tal manera que en vez de enfocarte en “la búsqueda de la solución externa” te centres en “la búsqueda de la solución interna”. Tienes que romper con el hábito de pensar que la solución a tus problemas reside en arreglar las cosas fuera.

La única solución permanente a tus problemas es entrar en tu interior y soltar esa parte de ti que parece tener tantos problemas con la realidad. En cuanto hagas esto tendrás suficiente claridad para afrontar todo lo demás. Puede que creas que es una tarea imposible, pero no lo es. Para ello, basta simplemente con que te observes a ti mismo sintiéndote celoso, temeroso o enfadado.

No necesitas pensar en ello ni analizarlo, basta simplemente con que te des cuenta de tu estado. Céntrate en quién es el que ve todo esto. ¿Quién nota los cambios que se producen internamente? Cuando le dices a un amigo: “Cada vez que hablo con Tomas me siento muy molesto”. ¿Cómo sabes que te sientes molesto?. Sabes que te sientes molesto porqué estas ahí dentro y, por tanto, sabes lo que está ocurriendo en tu interior.

Hay una distancia entre ti y la ira, el temor o los celos. Tú eres el que estás ahí dentro notando estos estados.

Cuando te asientas en la conciencia del testigo eres capaz de librarte de inmediato de estas perturbaciones personales. Comienza simplemente observando, sin más. Solo dase cuenta de que percibes de que percibes lo que está ocurriendo allí. Es muy fácil. Lo que notaras es que estás observando la personalidad de alguien que, como todo ser humano, tiene potencias y debilidades. Es como si estuvieras observando a alguien que estuviera allí contigo. De hecho es como si tuvieras un “compañero de habitación”.

Si quieres conocer a tu compañero de habitación, simplemente prueba a instalarte dentro de ti durante un rato en completo silencio y soledad. Tienes todo el derecho de hacerlo, de hecho, tu espacio interno es tu dominio.

Cuando aprendas a no identificarte con tu compañero de habitación, es cuando estarás preparado para liberarte. Instálate firmemente en el asiento del testigo y libérate de la sujeción que los hábitos mentales mantienen sobre ti. Esta vida que tienes es tuya, es tu vida. Recupérala.

miércoles, 4 de octubre de 2017

VUELA





Cuando sientas que ese no es ya tu sitio….vuela.

Cuando sientas que ya no se te quiere, vuela. Cuando percibas que algo ya no estimula tu mente o enciende tu alma, vuela. Cuando notes falsas palabras y tensos desprecios, sal por la puerta de delante y con la cabeza alta vuela. Recuerda siempre que nada crece en los lugares marchitos y que tú, necesitas florecer, volar bien alto.

Si lo pensamos bien, vivimos en una cultura donde se nos ha enseñado que resistir es de valientes. Que hay cosas que es mejor aguantar y callar, porque la vida, las relaciones afectivas e incluso el propio trabajo es así de duro. Sin embargo, hemos de tenerlo claro: el masoquismo no es sinónimo de valentía. De hecho, casi nadie encuentra placer cuando se le vulnera, se le desprecia o se le engaña.

Los auténticos héroes son los que se atreven a decir “basta”.

“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos” –Viktor Franki-

No obstante, otro de los mayores problemas que tiene el ser humano es que dispone de una mente conservadora por naturaleza. Los neurólogos, por ejemplo, nos hablan de un concepto tan interesante como complejo. Se trata de la “economía de la información”, es decir, cuando las personas integramos un valor o una creencia nos anclamos a ella de forma obsesiva y permanente, de ahí, que la resistencia al cambio sea tan compleja.

Nadie puede echar a volar así como así después de mantener una relación afectiva donde esa persona era nuestro norte y nuestro sur. Tampoco podemos arrancar todas nuestras raíces de un escenario donde hasta no hace mucho, nos confirió valores y un modo de vernos a nosotros mismos. Sin embargo, no hay peor para nuestra salud física y mental que alimentar el autoengaño.

Cuando caminar en círculos nos impide volar.

Anthony de Mello fue un psicoterapeuta de línea más bien espiritual que nos dejó libros realmente interesantes donde se apreciaba esa magia tan habitual de los grandes contadores de historia. Uno de los aspectos que más trabajo fue sin duda la resistencia al cambio. Según él, muchas personas viven sumergidas hasta el cuello en piscinas llenas de “sustancias tóxicas y nauseabundas”.

Ahora bien, en lugar de salir cuanto antes de un escenario tan desagradable, el ser humano se preocupa solo “de no levantar olas”. Es una imagen muy gráfica que nos invita sin duda a preguntarnos por qué nos cuesta tanto poner en práctica una actitud más audaz y valiente para emerger de estos entornos. En cierto modo lo intentamos, aunque no siempre lo llevamos a cabo del mejor modo.

En un estudio publicado por la revista “Current Biology” se demostró algo que debe invitarnos a la reflexión: cuando las personas nos perdemos, en lugar de caminar en línea recta para hallar una salida lo hacemos en círculos. Tal como hemos señalado al inicio, nuestra mente es conservadora, lo es porque al cerebro no le agradan los riesgos, los saltos al vacío o las estrategias arriesgadas. Antes de hallar una salida nos obligara a caminar en círculos.

Ahora bien, este dato no debe desanimarnos. De hecho es normal. Cuando existen ciertas características o situaciones que deberíamos cambiar, iniciamos una serie de tentativas donde alimentar una y otra vez, casi sin darnos cuenta, la misma situación. Sin embargo “estamos en movimiento” tarde o temprano activaremos ese navegador interno que nos indicará donde está la verdadera salida. De hecho, a veces basta con mirar hacia arriba, ahí donde solo hay calma. Ahí donde el equilibrio de una inmensidad serena puede darnos las respuestas que necesitamos para “volar”.

Hay que dejar ir lo que te duele aunque te duela dejarlo ir.

Dejar ir lo que no puede sr no es darse por vencido, es una prueba de fortaleza, es desprenderse de lo que hace daño……

Despliega tus alas y, sencillamente……Vuela.

Estamos seguros de que tampoco tú eres un fanático del conformismo. Habitar en esos espacios marchitos donde el amor no es auténtico o donde hace tiempo que no nos valoran es como alimentar la hoguera del masoquismo y del dolor. ¿Por qué avivar más esas llamas? ¿Por qué practicar el culto a la infelicidad y al sometimiento? Despliega tus alas y, vuela.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio” –Charles Darwin-

Alimentar estas conductas hará que nos convirtamos poco a poco en tristes mendigos del desamor, en desdichadas marionetas que otros gustarán en manejar a su antojo. No vale la pena perder nuestra dignidad de este modo, y por ello es conveniente reflexionar unos momentos en las siguientes estrategias.

Claves para propiciar el cambio y “desplegar” nuestras alas.

Nuestra “supervivencia emocional” pasa obligatoriamente por hacer frente a los apegos. Sabemos que nadie nos ha educado en el lenguaje del adiós; sin embargo, saber cerrar etapas es parte de la vida, y para avanzar hay que saber renunciar a lo que hace daño, a lo que ya no sirve, a lo que ya no nos ayuda a crecer.

Aprende a ser responsable de tu vida. Toma las riendas sin esperar salvadores. Nadie puede quererte más que tú mismo, nadie tiene más derecho a rescatarte de lo que te hace daño más que ese ser formidable que se refleja en tus espejos.

Llora la pérdida. Tienes pleno derecho a desahogar el dolor, porque el desamor duele, porque el saber que ya no somos útiles en ese trabajo, en esa situación o valorados en ese vínculo en concreto causa dolor. Desahógate. Haz un plan para tu futuro inmediato. No cometas el error en pensar solo en “el que va a ser de mi” o “todo está perdido”. Controla los pensamientos fatalistas y pon semillas en este presente pensando solo en un futuro inmediato. No te levantes ningún día sin tener un objetivo concreto, definido, satisfactorio y fácil de cumplir.


Crea sencillos rituales. Cuando asome la desesperación o la frustración, echa mano de adecuados rituales, esos que tanto pueden ayudarte. Sal a caminar, queda con alguien, dibuja, escribe, lee, corre…..Este tipo de ejercicios tienen como finalidad “romper” el ciclo de los pensamientos obsesivos mediante actividades liberadoras y sanadoras. Rituales del corazón para liberar la mente. A veces, basta con hacer sencillas visualizaciones. Imagínate a ti mismo ta como te gustaría estar, libre, relajado, con el alma tranquila y receptivo a todo aquello que el mañana tiene guardado apara ti: la felicidad que mereces. Por ello, VUELA.