viernes, 26 de junio de 2015

ESPERALO TODO DE TI.


 
 
 
En ocasiones, solemos poner unas expectativas muy altas en determinadas personas. Es algo inevitable y una costumbre que practicamos todos nosotros de un modo más o menos frecuente: pensar que tu pareja debe apoyarte en todo lo que haces sin discrepar, esperar que tu familia resuelva todos tus problemas o que tus amigos, estén ahí cada vez que los necesitas.

Establecer unas expectativas muy altas en quienes nos rodean, es también un modo de coacción, casi una obligación moral a que cumplan nuestros deseos. Es un modo de vetar sus libertades, cuando en realidad, de quien debemos esperarlo todo es de nosotros mismos.

Pasamos gran parte de nuestra vida “esperando cosas”, aguardando a que ocurran determinadas cosas y que las personas, actúen a su vez de acuerdo a lo que pensamos de ellas. No obstante, no somos del todo conscientes que “esperar” es en ocasiones sinónimo de “desear”, y ahí está implícita una pequeña manipulación.

Siempre será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen con plena libertad y con voluntad propia. Si hacen algo por nosotros es porque así lo han querido desde lo más profundo de su corazón, y como tal, lo agradecemos, pero si no lo hacen, no es algo que deba preocuparnos u obsesionarnos.

Es de nosotros mismos de quien hemos de esperarlo todo, tú quién debes ser capaz de resolver tus problemas sin “someter” a otros a dicha obligación, tú quien debes afrontar tus miedos y no proyectarlos en los demás….

Hablemos hoy sobre ello.

El peligroso poder de las expectativas

“No esperes nada de nadie, espéralo todo de ti”. Es posible que esta afirmación te haya parecido algo contundente. No obstante, estamos seguros de que te habrás identificado en alguna situación en la cual, esta idea describe muy bien lo ocurrido.

Las personas creamos expectativas diariamente y en cada momento, y dentro de estas expectativas, se inscribe además cierta ilusión.

Puedes crearte unas expectativas muy concreta sobre tu pareja: el que siempre estará contigo, el que no renunciará a nada por ti y serás siempre su mayor prioridad. Sin embargo, están a punto de llegar las vacaciones y te comunica, por ejemplo, que quiere ir a un viaje con sus amigos/as. Una parte de ti no puede evitar sufrir una gran decepción, una pequeña parte de tus expectativas se han fragmentado y no sabes cómo afrontarlo.

¿Significa esto que tu pareja no te quiere? En absoluto. Se trata simplemente, de que tú mismo/a te habías construido unos esquemas demasiado idealistas. En este caso el riesgo ha estado en esa expectativa en la cual, se había instalado una anticipación, y además, se había predicho varios acontecimientos futuros que ahora empiezan a fallar.

 
Las personas tenemos una tendencia casi natural a anticipar hechos, y a atribuir suposiciones sobre los demás a través del “yo espero”, “yo deseo”. Y cuando algo falla, aparece la desilusión y sobre todo la decepción. ¿Y sabes en qué se inscribe y de qué se alimenta la decepción la mayoría de las veces? De expectativas muy concretas y esperanzas en las que habíamos instalado una “certeza” demasiado elevada.

Nunca des nada por sentado, la decepción será menor siempre y cuando evites las altas expectativas y los apegos exagerados, y a su vez, seas capaz de ofrecer libertad a los demás. Espéralo todo de ti, porque tú eres el artífice de tu propia vida.

 

Huye de las certezas, acepta lo imprevisto

Sabemos que cuesta, sabemos que no es fácil aceptar que la vida es cambiante, que quien te quiere hoy puede que ya no te necesite mañana, que quien ahora te apoya puede que dentro de una hora no piense lo mismo. ¿Cómo afrontar tantas incertezas cotidianas?

Manteniendo el equilibrio y siendo el mástil de tu propia vida, porque eres tú esa persona en la que siempre debes confiar en primer lugar, tú quien debes resolver tus propios miedos y llenar tus vacíos. No amarres a nadie a esa obligación, a tener que solucionar tus cosas o a ser el esclavo de tus expectativas por miedo a decepcionarte en algún momento.

Deja que te quieran en libertad y sin sometimientos, permite que hagan cosas por ti si así lo desean, y si no lo hacen, no los sanciones ni te hundas, déjales ser como quieran que sean. Sé tu como quieres ser, aprende andar por el mundo con seguridad y con madurez, construyendo tu propia felicidad con respeto a los demás. Espéralo todo de ti y vive en armonía con los demás.

 


 

domingo, 14 de junio de 2015

ANSIEDAD






La ansiedad es un desequilibrio energético. Su causa es debido a un desequilibrio emocional post-traumático y a una falta de presencia... una falta de permanecer en el centro de nuestro Ser.
La identificación con el "yo físico-mental-emocional" (ego) es lo que realmente origina la ansiedad. 

La ansiedad es una falta de permanecer en el momento presente, el aquí y ahora y un anhelo por el futuro próximo. Es decir, la ansiedad es cuando nuestra mente está pensando en "
lo que voy a hacer", o "lo que tengo que hacer", olvidándose completamente de "este momento", o cuando la mente está recordando un suceso pasado muy traumático.


La ansiedad surge a causa de las memorias de dolor que tenemos en nuestro subconsciente.
Cuando en el pasado hemos experimentado y sufrido traumas emocionales, impresiones y sentimientos negativos, de dolor y sufrimiento, se forman nudos (quistes, pelotas de energía negativa, densa, de baja vibración) y entonces nuestra energía Chi no fluye correctamente. Al no fluir correctamente, surgen síntomas como ataques de pánico, fobias, inseguridades, depresión, etc... Todo esto es debido al miedo que se ha quedado enquistado en nuestro subconsciente, debido a esos traumas, y no hemos logrado sanar.

Los síntomas de la ansiedad suelen ser muy fuertes, la persona puede llegar a pensar que se va a morir, debido al fuerte choque emocional que ha quedado enquistado en el interior, es un descontrol total de uno mismo, un miedo tan intenso (pánico) que se ha apoderado de nosotros y nos ha sometido a un estado realmente lleno de sufrimiento. Por eso, es muy importante liberar esa energía enquistada para que nuestra energía Chi fluya correctamente (sanación).

¿Y cómo liberar esa energía negativa que causa la ansiedad?

Se requiere de tiempo, paciencia, constancia y "trabajo en uno mismo". A veces pueden pasar algunos años para lograr sanar completamente (haber liberado esos nudos energéticos). Lo importante es volver a armonizarte energéticamente.
La vida se encarga de traerte situaciones, una y otra vez, para darte la oportunidad de sanarte a ti mismo.

Se trata de evitar todo tipo de personas, lugares, situaciones negativas y buscar todo aquello que te aporte paz.
También se requiere de comprensión; el hecho de leer o escuchar a personas que están en la misma situación, o leer acerca de prácticas para liberar energía negativa y sanar... todo eso nos ayuda a lograr niveles más elevados de comprensión, y por tanto, cuanto más comprendemos, menos nos cuesta sanar.
También es fundamental la práctica de meditación, para ir trascendiendo miedos y egos, para no permitir que nuestra mente tenga control y poder sobre nosotros, y para volver a re-equilibrarnos en el centro de nuestro Ser interno.
Buda lo llamaba "
seguir el camino medio", es decir, ni un extremo, ni otro... siempre buscar el equilibrio en uno mismo.

Otras cosas que ayudan a sanar la ansiedad es enfrentar nuestros miedos, por tanto, cada vez que se presente una situación en la que sentimos una crisis de pánico, hemos de tomar consciencia de que NO PUEDE PASAR ABSOLUTAMENTE NADA, ya que se trata únicamente del miedo que aflora a la superficie... por tanto, lo aceptamos y lo abrazamos con plena consciencia.
La música de relajación y sanación también ayuda a armonizar nuestro campo energético.
Las terapias como el reiki, acupuntura, masajes, piedras, sonidos, ejercicio como el Yoga, la risoterapia y el amor de nuestros seres queridos son también muy beneficiosas para nosotros.

Así pues, si sufres de ansiedad, debes saber que tú puedes sanarte a ti mismo, y empezar ahora.
Toma un tiempo para estar más contigo mismo, buscando momentos de paz, de alegría, de amor y evitar en todo lo posible amistades y situaciones negativas y estresantes que no nos aportan nada positivo.
Practicar meditación todos los días es la terapia más importante y fundamental para sanar todos aquellos bloqueos energéticos, para re-equilibrarnos en el núcleo de nuestro Ser interno, elevarnos por encima del pensamiento y armonizar nuestros chakras (centros de energía). Con la meditación lograrás superar la ansiedad y vivir en plena paz, felicidad y libertad.

Camino al Despertar

sábado, 13 de junio de 2015

EL SENTIDO DE LA CULPABILIDAD.


 
 

Perdemos mucho tiempo aferrándonos a la culpabilidad. Cuando uno se ha reconciliado consigo mismo es cuando realmente puede perdonar a otra persona, o al menos cuando se va a poder desprender de la energía del problema. Y esto es lo verdaderamente importante aquí: liberarse del problema para que pueda haber una liberación energética. La culpabilidad está directamente relacionada con la ilusión de la tercera dimensión que te dice cómo deberías ser tú y qué deberías hacer.

Cuando te hallas inmerso en esta culpabilidad tridimensional eres incapaz de abrirte y de conectar con el poder del YO, de dirigirte hacia lo que necesitas y de disponer de la dirección que se supone te mueve en la vida. La culpabilidad se instauró para controlar a la humanidad, para que hiciera lo que se suponía que tenía que hacer, como ser “una buena madre” o “hacer lo correcto”, para seguir las normas de la sociedad. La culpabilidad se instauró para hacerte débil y para controlarte.

El foco del perdón se halla normalmente en otra persona, cuando en realidad el foco debes de situarlo primero en ti mismo y en tus sentimientos. La palabra reconciliación es más precisa cuando se habla de este proceso. La reconciliación supone un importante trabajo interior, pues surge de un viaje de autosanación. Puedes hacer las paces con aquello que te ha ocurrido, desprendiéndote así del bagaje emocional relacionado con esa persona o situación, sanándote así, profundamente en tu corazón. Cuando el corazón sana es cuando puede resucitar, naciendo a través de ti en un nuevo nivel de compasión. Entonces comenzarás a vivir a través de un corazón compasivo y podrás  sentir compasión por los demás.

Conviene que nos desprendamos energéticamente de los problemas para que ya no desencadenen reacciones emocionales en nuestro interior. Pero hay veces en que trabajar los problemas en nuestro interior es de lo más difícil, pues nosotros (el ego) somos nuestros peores jueces. Es sorprendente cuantas cosas podemos llegar a albergar contra nosotros mismos. Y algunas de las cosas por las que nos condenamos ni siquiera tienen sentido: sentimientos de culpabilidad, de vergüenza, y frases como: “Yo debería haber hecho algo más”, “Yo lo sabía”. Ese tipo de frases no se forma a partir de la realidad, sino que proceden de la mente egoica, basada en el miedo y la culpabilidad.

Para salir de estos ciclos, comienza simplemente por estar dispuesto a sentir, a sostener tu corazón, a sostenerte a ti mismo y a respirar conscientemente con cualquier sentimiento que pueda darse en tu interior. Simplemente mantén tu compromiso con el hecho de sentir y sigue respirando conscientemente, dispuesto a vivir con cualquier sentimiento que pueda emerger. No hace falta que justifiques ese sentimiento; sé paciente y cariñoso contigo mismo.

En ocasiones, cuando te hallas en mitad de este proceso, puede ocurrir que sientas algún dolor físico en alguna zona de tu cuerpo. Se trata de un problema emocional que comienza a salir de tu cuerpo físico. Tus problemas emocionales no sentidos se alojan en las células de tu organismo. De ahí que cuando te permites estos sentimientos, las células comienzan a descongestionarse emocionalmente, de tal modo que durante este proceso de sanación, puedes llegar a experimentar dolor físico. Recuerda que eso está abandonando tu cuerpo

Así pues, vamos a tratar ahora de cómo trabajar con el dolor mientras éste abandona el cuerpo. Una vez seas consciente de que algo está abandonando tu cuerpo tendrás que poner toda tu atención en la zona en la que sientes el dolor físico. Lo único que el cuerpo te dice con el dolor es: siente aquí para que tu problema pueda salir de tu cuerpo ahora. En la medida en que lleves allí tu conciencia, el dolor cambiará: puede que se reduzca o puede que aumente. Pero, en la medida en que te muevas hacia el dolor y lo sientas, comenzará a abandonarte. Comprométete con el dolor tanto como puedas.

Una herramienta que te puede ir bien es la de darle al dolor un color o una forma. Mientras llevas a tu conciencia ese color o esa forma, inspira y expira por la boca. Conviértete en la textura y el color. Permanece con ese sentimiento y sé consciente de que no habrá nada que no puedas soportar y manejar. No te marques un orden del día, has de estar dispuesto a vivir con aquello que se te presente.

Siempre hay diferentes niveles y capas en los problemas que se aferran a tu cuerpo, pero tu puedes terminar con eso. Algunos de los problemas se establecen por capas, de tal modo que podemos abordar aquellas partes con las que estamos dispuestos y preparados para bregar. Cuando emergen podemos hacerles frente.

Quizás sientas la necesidad de hacer algún ruido o sonido durante este proceso. Deja que el sonido se mueva a través tuyo y llévalo hasta el lugar del dolor. Respira. Quizás tengas la sensación de que tu cuerpo necesita moverse y expresarse con el movimiento. Lleva toda tu consciencia al movimiento y aduéñate de esta parte de tu cuerpo. Es como si el cuerpo estuviera volviendo a la vida y tú estuvieras dándole la bienvenida a esa parte de tu cuerpo. Con esto, recuperas el poder en tu cuerpo, te sueltas y asumes la responsabilidad de la autocuración de tu cuerpo físico.

Vuelve a poner el enfoque en ti mismo y comprométete a trabajar con las lecciones que tienes que aprender de los problemas que actualmente hay en tu vida. Empezarás a percibir cierto nivel de claridad acerca de lo que es cierto y lo que  no lo es en estos problemas.

Serás capaz de asumir la responsabilidad por el papel que jugaste en cada experiencia vital, dándote cuenta de que tu también fuiste responsable de lo sucedido. No tienes porqué asumir las responsabilidades de los demás; hasta que re responsabilices de tu parte del problema. Si te descubres pensando en lo que hizo mal la otra persona, suéltalo, respira profundamente y reenfócate en ti mismo. Acepta el sentimiento de ese instante; siente lo que está ocurriendo dentro de ti.

La clave estriba en formularle a tu YO las preguntas correctas. Las preguntas correctas son poderosas. No tengas miedo de cuales puedan ser las respuestas, simplemente ábrete a la verdad en ese instante. La verdad es siempre una puerta abierta hacia la libertad. Una vez sientas la verdad y la aceptes plenamente, sin enjuiciarla, algo en tu interior se desmoronará de repente. Encuentra soporte en el amor y la compasión. Puedes ser compasivo es el proceso de aprendizaje. Suelta y respira.

Entre las preguntas que te podrías formular están:

¿Por qué tuve la necesidad de atraer estas experiencias?

¿Qué parte de culpa he tenido yo en esta experiencia?

¿Qué tengo que aprender de esta experiencia?

¿Qué resultados puede tener para mí el permanecer en esta situación?

Si no abordas emocionalmente un problema volverá a aparecer una experiencia similar con el fin de darte otra oportunidad para que la sientas y la sanes. Es así como funciona el Universo. Te trae una y otra vez el regalo de la lección a fin de darte otra oportunidad para que sientas y aprendas.

Hasta el momento has hecho las cosas lo mejor que has podido y sabido. Perdónate por los errores que hayas cometido y por las decisiones que hayas tomado a lo largo del sendero y que no funcionaron de la manera que tú esperabas

Recuerda quien eres en tu yo ilimitado, y ábrete a la abundancia y al amor que siempre han estado aquí para ti. Experimentados plenamente.

Y recuerda que: “Cuando el Amor está presente, ya no existe el miedo”

domingo, 7 de junio de 2015

¿QUIÉN SOY YO?


 
Llega un momento en nuestra evolución, cuando verdaderamente entendemos lo que la mente es. Y empezamos a observarla, y nos damos cuenta que funciona sin nosotros. Empezamos a observar como la mente actúa. Vemos como nos deprime. Vemos como nos enfada. Vemos como nos hace feliz. Nos vemos cuando conseguimos algo grande, y pensamos que somos importantes.
Simplemente el observar por sí solo hace que avances en tu evolución, ya que te demuestra que es imposible que "yo" sea la mente, porque "yo" la he estado observando todo este tiempo. 


"Yo" he observado como mis pensamientos reavivan el pasado y me hacen infeliz, como me hacen sentir miedo porque algo malo puede pasar en el futuro si no tengo cuidado. Hemos visto como la mente hace todo esto.

Hasta que nos decimos a nosotros mismos: ¿Quién es este observador? ¿Quién es esta persona que ha estado observando la mente? Honestamente tenemos que decir: "No lo sé", "no sé quien soy yo", "no tengo idea quien ha estado observando" Pero tengo que admitir que "Yo" he estado observando.

Todos estos años pensaba que cuando yo decía "Yo", me refería a mi mente. Creía que mi mente era "Yo". Pero ahora mientras observo como me enfado, cuando observo como me deprimo, o como me alegro, me doy cuenta que estoy separado de mi mente. Por tanto ¿Quién soy yo? ¿De dónde ha venido ese yo?
Es asombroso que pueda observar a mi mente hacerme todas estas cosas. Pero ahora sé que existe un "Yo".

¿Quién es este "Yo"? ¿Cómo lo puedo encontrar?

A través del silencio, acallándote. Permitiendo que la mente se vacíe de todo pensamiento. Observando mi mente en acción, sin responderle. Y de pronto algo interesante me sucede, me doy cuenta que me siento más feliz, me siento más poderoso y en paz. Me doy cuenta que he perdido mis miedos, mis frustraciones, incluso mi búsqueda de la verdad se ha detenido, me empiezo a dar cuenta que en realidad no hay nada que buscar. Está todo aquí. Todo lo que siempre quise, está aquí. 


A medida que observas tus pensamientos, tu mente se vuelve más callada, más callada, más callada. Y a medida que tu mente se vuelve más callada, tu consciencia se revela ante ti como realidad absoluta.

Así aprendemos a estar tranquilos. Ya no nos complicamos. Simplificamos nuestra vida. Dejamos de preocuparnos del futuro, de nuestra existencia y de todo lo demás. Algo dentro de nosotros nos dice que el mismo poder que sabe cómo hacer que las manzanas crezcan en los manzanos, que las flores florezcan llenas de belleza, que los mangos crezcan, que el trigo crezca en los campos con la cantidad justa de sol, la cantidad justa de lluvia, la cantidad justa de todo lo que necesitan para sostener y mantener su crecimiento.

 Algo me dice que ese mismo poder sabe cómo cuidar de mí. Así que puedo ser yo mismo, silencio.


Robert Adams

lunes, 1 de junio de 2015

LOS OJOS.


 




Los ojos son el espejo del alma. Nos permiten ver al exterior y, gracias a ellos podemos expresar todas las emociones y los sentimientos que vivimos  interiormente. Según su profundidad, es posible descubrir nuestras relaciones con el mundo exterior.

El funcionamiento de nuestros ojos refleja el modo en que vemos la vida, y nuestra relación con ella.

Cada ojo representa un aspecto particular de nuestro ser:

 

El ojo izquierdo representa el aspecto interior, emocional e intuitivo. Nos sirve de vigía, permitiéndonos estar al acecho frente a todo lo que puede constituir un peligro y reaccionar a tiempo.




El ojo derecho, trata racionalmente el universo y las situaciones exteriores. Es el ojo del reconocimiento y nos permite moldear nuestra identidad.
 
 
Problemas en los ojos:

Los problemas en los ojos pueden indicar que existen cosas que no queremos ver, y que hacen que cuestionemos nuestros principios fundamentales, nuestras nociones de la justicia.

Si dirigimos nuestra mirada hacia el interior, antes de fijarla en el mundo, encontraremos una nueva visión de conjunto, una mirada nueva sobre el camino de nuestra existencia. Nuestra mirada entonces será autentica y sin enjuiciamientos.

 

Cuando existe un problema en los ojos como por ejemplo: astigmatismo, miopía, presbicia, etc podemos recapacitar si estamos buscando de forma desmesurada encontrar respuestas en el exterior en vez de buscarlas en nuestro interior. Cuanto más busquemos fuera, más nos apartamos de nuestro núcleo interno.

 

Cuando nuestra visión está velada por cataratas, glaucoma, nos cuestionaremos si no queremos ver interiormente lo que sucede alrededor nuestro, o lo que amenaza con influir en nuestra vida y entorpecer las decisiones que debemos tomar. Eso hace que nuestra visión disminuya porque la energía ya no baña ese lugar; pierde el brillo el mundo y se oscurece.

Quizás tengamos una actitud egocéntrica y queramos ver la vida sólo a nuestra manera sin tener en cuenta la realidad de los demás; entonces la catarata nos aparta del presente, nos retira del universo que nos rodea.

 
La catarata aparece normalmente hacia el final de la vida, en el momento en que se instala el miedo a envejecer, podemos entonces perder nuestra flexibilidad mental y de acción. Nos volvemos menos tolerantes y olvidamos frecuentemente los sucesos que nos acaban de suceder. Esto hace que perdamos interés en ver el futuro que puede parecernos muy oscuro.

 
Sin embargo, podemos levantar el velo que nos impide ver nuestra auténtica realidad, poniendo más atención en nuestra luz interior. Si hacemos el esfuerzo de mirar en nuestro interior, veremos toda la luz y la belleza que nos rodean.