viernes, 30 de abril de 2021

QUÉ PASA CUANDO NECESITAMOS UNA DISCULPA.



Que pasa cuando necesitamos una disculpa, pero nunca la vamos a recibir

¿Qué hacer cuando te sientes herido, pero eres consciente de que nadie te va a pedir perdón? Lo cierto es que esa sensación, la de no recibir una disculpa, es una realidad que debemos aprender a gestionar.

Muchos avanzamos por el viaje de la vida con  una espina clavada en el interior. Es esa que sigue doliendo a pesar del tiempo  pasado tras una mentira, una traición o la peor de las decepciones. A veces necesitamos una disculpa por esos hechos experimentados, pero a la vez somos conscientes de que nunca vamos a recibirla.

 ¿Qué hacer con esa sensación? ¿Cómo gestionar esa rabia combinada con grandes dosis de tristeza? Lo cierto es que pocas sensaciones son tan complicadas de manejar, de asumir e incluso de entender. Es como una puerta que chirría y que no podemos cerrar del todo. Permanece abierta y por ella sigue entrando una corriente fría entremezclada por recuerdos que no podemos borrar.

Tanto si lo queremos como si no, abundan las personas que no saben ni quieren pedir perdón. Son figuras alérgicas al arte de la reparación emocional y ajenas al principio de responsabilidad ética. Siempre es más fácil alejarse y no decir nada, porque, al fin y al cabo, expresar en voz alta un "perdóname por lo que he hecho" no les reporta nada ni les ofrece beneficio alguno.

Comprendamos que hacer en estas circunstancias.

Cuando necesitamos una disculpa, pero nunca la vamos a recibir: ¿qué podemos hacer?

Decir lo siento implica, por encima de todo, reconocer que uno ha hecho algo mal. Además del reconocimiento, lo que se busca también es expresar arrepentimiento al otro. Asimismo, al pedir perdón se admite que dicho acto concreto ha tenido una consecuencia evidente; generar dolor y sufrimiento.

Como podemos ver, pocos procesos son tan complejos y demandan a su vez un ejercicio tan profundo de empatía, delicadeza emocional y valor para admitir lo sucedido. No todo el mundo sabe o desea aplicar cada uno de estos procesos tan básico. Un ejemplo, a veces, nos encontramos con personas que nos piden perdón como quien da los buenos días.

Expresar disculpas no soluciona nada si el otro no entiende que nuestra manifestación es sincera. Algo así duele, es cierto. Sin embargo, aún escuece más cuando necesitamos una disculpa concreta, pero sabemos que no vamos a recibirla. Ya porque esa persona en concreto a puesto distancia o porque sencillamente no tiene interés alguno en hacerlo.

¿Qué podemos hacer en situaciones similares?

Comprender para aceptar: hay personas que son incapaces de decir lo siento

A veces, para manejar una realidad que duele es necesario comprenderla. Por ello, siempre es interesante profundizar en la personalidad del alérgico a las disculpas, del escapista del ejercicio de la demanda del perdón:

Pedir disculpas es admitir la propia falibilidad. En efecto, esta es la primera causa. Hay quien jamás dará el paso para pedirte disculpas porque tienen en alta estima su dignidad e imagen de autoeficacia como para admitir "que ha hecho algo mal".

Falta de autoestima. Los hombres y mujeres con una baja estima no se pueden permitir aceptar que han hecho algo mal. Algo así destruye aún más su maltrecha imagen interna.

Pedir perdón es una humillación. En determinados casos, la persona que comete un agravio en lugar de pedirnos perdón, lo que hace es culpabilizarnos de ello. Son casos muy retorcidos, es cierto, pero tienen un origen concreto. Ante la evidencia de haber hecho algo incorrecto, activan sus mecanismos de defensa y sus distorsiones cognitivas.

"Cómo no puedo admitir que he hecho algo mal, lo mejor es proyectar la responsabilidad en el otro" Esta estrategia es muy común en los narcisistas.

Si es posible, explica por qué mereces y necesitas que te pidan perdón

Cuando necesitamos una disculpa estamos en nuestro derecho de exigirla. Es posible que a veces algo así no sea posible porque la figura que cometió el agravio ya no está. Sin embargo, en caso de que  tengamos carca a esa persona, debemos pedírsela:

No esperes días, semanas o meses a que te pidan perdón. Toda situación que ha constituido un ataque a tu confianza o dignidad merece ponerse sobre la mesa de manera asertiva y respetuosa.

Asimismo, el objetivo central será que la otra persona vea que su comportamiento no ha sido el correcto. Para ello, le expondremos con detalle la conducta negativa y las consecuencias experimentadas: 

"Yo compartí contigo una confidencia y se la has contado a otras personas. Me siento traicionado por ello".

"Yo contaba contigo para este proyecto porque así me lo habías dicho, pero ahora te vas sin decirme nada. Me siento decepcionado/a por tu falta de compromiso y sinceridad".

En ocasiones, el simple hecho de exponer la realidad de la ocurrido y lo sentido al respecto ya nos alivia. Independientemente de que se produzca un "lo siento".

Todos necesitamos una disculpa,pero a veces ni un perdón soluciona el agravio.

Este hecho es curioso y vale la pena reflexionar sobre ello. Trabajos de investigación, como los realizados en la universidad de Rotterdam en los Países Bajos respaldan la hipótesis de que cuando nos traicionan, engañan o decepcionan, necesitamos una disculpa. Sin embargo, en determinados, casos esa disculpa no nos genera alivio.

Pongamos un ejemplo: Nuestro mejor amigo y nuestra pareja tienen un idilio. Cuando lo descubrimos, ambos nos piden disculpas. A pesar de ello, el daño ya está hecho y un "lo siento" no actúa siempre como un bálsamo ante el sufrimiento. Lo mismo puede ocurrir cuando alguien muy querido no nos apoya en un trance difícil. Pueden pedirnos perdón, pero el hecho como tal ya ha sucedido.


Por tanto, cuando necesitamos una disculpa de manera desesperada ante un agravio sufrido vale la pena hacer una reflexión previa. En ocasiones, un "perdóname" en voz alta tiene poco de sincero. Otras veces, esa disculpa no nos confiere el el alivio que esperábamos.

En esas (y en todas las circunstancias), el trabajo de recuperación recae en nosotros mismos. Lo haremos aceptando la realidad y reparando los daños con elevado amor propio.

El mundo está habitado por personas valientes y con empatía que siempre estarán ahí para nosotros. Sin embargo, también debemos asumir que abundan las figuras falibles, las que jamás te pedirán perdón por los daños cometidos.

Valeria Sabater

martes, 20 de abril de 2021

DENTRO Y FUERA DEL AHORA


Nos han enseñado a concebir el momento presente como si fuese una rodaja de tiempo muy fina encajonada entre el pasado y el futuro, pero eso no es del todo correcto. En lugar de referirnos a él como "el momento presente", llamémoslo "el movimiento presente" para poder así verlo de forma distinta; como la danza presente de la vida,esa danza inmediata, en tiempo real, vibrante y siempre cambiante de pensamientos, sensaciones, sentimientos, sonidos, olores, impulsos, imágenes, recuerdos y sueños.

Cuando observamos con ojos nuevos el lugar en el que estamos, lo único que vemos es el movimiento presente, no en el pasado o el futuro -que también aparecen aquí como imágenes, sentimientos, recuerdos y proyecciones-, sino  un Ahora vivo, que está sucediendo. Solo existe este movimiento presente, que incluye "tu" pasado y "tu" futuro y que es lo único que has conocido siempre, lo único que jamás conocerás, pues incluye también todo lo que sabes y todas tus dudas.

Y la cuestión es: ¿Quién o Qué es consciente de este movimiento? Si quien eres realmente estuviese atrapado en él, contenido en él, definido y limitado por él, nunca podrías conocer el movimiento como tal. 

Por decirlo de forma simple, quien eres tú verdaderamente nunca se mueve y, por eso mismo, siempre es consciente de todos los movimientos del momento, de igual modo que la pantalla del cine permite que aparezcan en ella todas las películas, todos esos lugares y todos esos saltos en el tiempo hacia el pasado y hacia el futuro, pero ella misma ni se mueve, ni envejece, ni viaja en el tiempo, sino que siempre permanece firmemente anclada como Presencia.

Tú eres el telón de fondo silencioso, quieto e inmutable del movimiento presente de tu vida. Todos los movimientos suceden en tu Presencia y a causa de tú Presencia. Tú eres la única constante.

El pasado --en forma de pensamientos, recuerdos, imágenes-- tiene lugar Ahora, no "en el pasado".

El futuro --en forma de imágenes, planes, esperanzas, sueños, fantasías-- tiene lugar Ahora, en tu Presencia, no "en el futuro".

Todo pensamiento --incluso uno sobre el pasado-- es un pensamiento presente, Todo sentimiento --incluso uno aparentemente contigo-- es parte del movimiento presente de la vida. Todo sonido, todo olor, todo sabor, todo sueño, todo deseo surge aquí, justo donde estas; aparece y se disuelve en tu inmutable Presencia, que jamás ha ido a ningún otro sitio ni en el tiempo ni en el espacio.

El Ahora no es una fina rodaja de tiempo entre el pasado y el futuro, sino la capacidad para el pasado, el presente y el futuro, el potencial ilimitado de la experiencia.

Y, de este modo, podemos afirmar que no puedes "entrar"  o "salir" del Ahora; TÚ ERES EL AHORA.

La senda del reposo 

Jeff Foster.

jueves, 15 de abril de 2021

NEGENTROPIA.



Negentropia: la estrategia para recuperar la energía y la armonía.

La negentropia supone pasar del caos al equilibrio, a esa sensación de control y seguridad donde todo lo que nos rodea tiene mayor sentido. Este concepto heredado de la física puede aplicarse a la psicología.

Pasar del caos al orden. Avanzar  de la incerteza a la seguridad. Partir del desequilibrio al equilibrio relajante. ¿Cómo saltar de una dimensión a otra? La negentropia es un concepto surgido de la física que nos invita y nos propone realizar esa transformación tan necesaria a día de hoy. En un contexto marcado por lo imprevisible, necesitamos en la medida de lo posible cierta sensación de control.

Fue Erwin Schödinger quien introdujo este concepto en su libro de divulgación científica ¿Qué es la vida? en 1944. En este trabajo, nos explicaba que la negentropía es lo opuesto a la entropía y que se define por un proceso que nos permite pasar de un desorden aleatorio a un orden previsible. La idea como tal no deja de ser interesante por múltiples razones.

De algún modo, buena parte de las cosas que realizamos a diario siguen el principio de negentropia. En ocasiones, el propio proceso de creación cumple esta pauta, ahí donde partir del desorden y de múltiples ideas inconexas para conformar de pronto algo con sentido y trascendencia. También nuestra vida cotidiana puede llevar a cabo ese salto, ese proceso de cambio.

Hay épocas en las que todo lo que nos envuelve es desorden y hasta caos. Lograr una realidad más organizada nos permitiría sentirnos más competentes, eficaces y satisfechos con nosotros mismos.

La negentropía, la estrategia para vencer el caos.

Hay muchas formas en que la entropía se instala en nuestra realidad diaria. Cuando procrastinamos, por ejemplo, todo nuestro universo personal deriva en ese abismo entrópico en el que todo es desorden, las tareas se acumulan y crece la ansiedad. Los padres que no ponen limites ni normas claras a sus hijos también evidencian este problema.

Asimismo, podríamos hablar a su vez de esas organizaciones que lejos de seguir un objetivo común, se rigen por intereses propios son lograr nada y consiguiendo que se instale la frustración en toda la empresa. La entropía reina en múltiples escenarios, tanto individuales, como familiares y también laborales.

Negentropía: la energía no se pierde, se transforma

Richard Buckminster Fuller fue un teórico de sistemas, inventor y arquitecto que tomó el termino de la negentropía introducido por Schrödinger para popularizarlo. Algo que nos enseño es que la entropía es esa fuerza energética que tiende a destintegrar las cosas para dejarlas en su caos primordial.

Ahora bien, en la negentropía, la energía no disminuye ni desaparece, se limita a transformarse constantemente. Estamos, por tanto, ante un mecanismo autorregulador capaz de hacer que todo sistema sea más eficaz y sostenible. Por ejemplo, como ya hemos señalado anteriormente el acto de procrastinar es un claro ejemplo de energía entrópica.

En cambio, si aplicamos esta teoría lo que se haría es transformar la energía que acumula esa persona que procrastina (miedo, ansiedad, estrés) para transformar en algo nuevo (esperanza, confianza, eficacia).

Todo sistema (incluido el humano) está mediado por el entorno

Todos los sistemas abiertos interactúan en su medio. La negentropía nos dice que aquello que nos rodea puede darnos o quitarnos energía. De este modo, mientras la entropía todo lo desordena, el sistema negentrópico busca l orden y para ello intenta beneficiarse de esa energía del entorno que le genera ayuda y equilibrio.

Esto nos obliga a reflexionar en dos cosas. La primera es que todo nuestro entorno nos afecta para bien o para mal. La segunda es que si somos capaces de estar abiertos a energías positivas y transformadoras, lograremos ese impulso negentrópico.

Pasos para ganar en energía y eficacia según la negentropía

Esta idea extraída la termodinámica y la física puede aplicarse a cualquier escenario social. Las claves que la definen son tan inspiradoras como adecuadas para transformar positivamente nuestra realidad.

Así, expertos como la doctora Alison Carr-Chelman nos dan las claves para evitar la pérdida de la energía y lograr que nuestros entornos funcionen mejor. Estas serían las estrategias:

Identifica dónde está la entropía en tu vida. ¿Qué hace que pierdas tu motivación, armonía y energía?

Haz un listado de mayor a menor de aquello que más te estresa o te preocupa. De ese modo sabrás dónde debes situar primero la atención para ir mejorando tu vida cotidiana.

Traza un plan para ir afrontando aquello que te hace perder la energía. Por ejemplo, si tienes cosas pendientes que hacer o entregar, ponte a ello. Si hay un problema que te preocupa, resuelvelo. No dudes en pedir ayuda si lo necesitas (recibir retroalimentación positiva siempre es esencial).

Una vez hayas resuelto esas molestias en tu vida hay que mantener el equilibrio que has logrado.

Esta última estrategia, la de conservar la energía y el equilibrio es lo más importante de los sistemas negentrópicos. Para ello, hay que estar atento en todo momento para cuidar que la entropía no se instale nuevamente en nuestra vida.

Valeria Sabater

domingo, 4 de abril de 2021

RETAZOS DEL UNIVERSO




Cuando el universo comenzó en el Big Bang, hace unos 13.800 millones de años, no había carbono. Hacía tanto calor que toda la materia estaba en forma de partículas, llamadas protones y neutrones. Inicialmente habría habido la misma cantidad de protones y de neutrones. Sin embargo, cuando el universo se expandió, se enfrió.

Alrededor de un minuto después del Big Bang, la temperatura habría caído a alrededor de mil millones de grados, unas cien veces la temperatura en el centro del Sol. A esta temperatura, los neutrones comienzan a descomponerse en protones. Si eso hubiera sido todo lo que sucedió, toda la materia del universo habría terminado como el elemento más simple, el hidrógeno, cuyo núcleo consiste en un único protón.

No obstante, algunos de los neutrones chocaron con protones y se unieron a ellos para formar el siguiente elemento más simple, el helio, cuyo núcleo se compone de dos protones y dos neutrones.

Pero en el universo primitivo no se habrían formado elementos más pesados que este, como por ejemplo el carbono y el oxígeno. Es difícil imaginar que se pudiera construir un sistema vivo con solo hidrógeno y helio y, de todos modos, el universo temprano todavía estaba demasiado caliente para que los átomos se combinaran en moléculas-.

El  universo continúo expandiéndose y enfriándose. Pero algunas regiones tenían densidades ligeramente más altas que otras y la atracción gravitacional de la materia extra en esas regiones redujo el ritmo de la expansión y finalmente la detuvo, y se colapsaron para formar galaxias y estrellas, unos dos mil millones de años después del Big Bang.

Algunas de las primeras estrellas habrían estado más calientes que el sol y habrían convertido el hidrógeno y el helio originales en elementos más pesados, como carbono, oxígeno y hierro. Esto podría haber tomado solo unos pocos cientos de miles de años.

Después de esto, algunas de las estrellas explotaron como supernovas y esparcieron los elementos pesados en el espacio, formando así la materia prima para las generaciones posteriores de estrellas.

Las otras estrellas están demasiado lejos para que podamos ver directamente si tienen planetas girando en torno a ellas. Sin embargo, se estima que una de cada cinco estrellas tiene un planeta de tamaño parecido al de la Tierra girando a una distancia de la estrellas compatible con la vida, tal como la conocemos.

La aparición temprana de la vida en la Tierra sugiere que hay muchas posibilidades de generación espontanea de vida en condiciones adecuadas. Al principio, el proceso de evolución biológica fue muy lento. Se tardó dos mil quinientos millones de años en evolucionar de las células más antiguas a organismos multicelulares. Sin embargo, se tardó menos de mil millones de años adicionales en evolucionar hasta los peces, y unos quinientos millones en evolucionar de los peces hasta los mamíferos.

Pero luego la evolución parece haberse acelerado aún más. Solo se tardó unos cien millones de años en pasar desde los primeros mamíferos hasta nosotros. La razón es que los mamíferos primitivos ya contenían esencialmente la mayoría de nuestros órganos importantes. Todo lo que se requería para evolucionar desde los primeros mamíferos hasta los humanos fue un poco de ajuste fino

Stephen Hawking

jueves, 1 de abril de 2021

NUESTROS DESEOS



Los verdaderos deseos no son adicciones que nos esclavizan, ni obsesiones que nos hacen más pequeños y nos consumen, ni fantasías que no tienen que ver realmente con nuestra persona real, sino impulsos profundos de nuestro ser que nos mueven en una dirección u otra a través de la vida y el mundo y mediante los cuales podemos desarrollarnos, expresarnos y realizarnos como personas.

Son, también, aquello por lo que tenemos que pasar dentro de nuestro proceso evolutivo, los puentes y barrancos,fosos de fuegos y arenas movedizas que se encuentran en el relato de nuestra vida. Nadie tiene derecho a calificarlos de grandes o pequeños: lo que para uno es pequeño para otro puede ser muy grande, y lo que uno considera muy serio a otro puede resultarle banal.

Cada uno de nosotros es la medida de su propia vida. Uno no debe vivir su vida para que se acomode a los valores y criterios de otro, sino de acuerdo con sus propios valores y criterios. En tu camino espiritual, nadie, ni el maestro más iluminado, puede decirte lo que debes hacer o lo que no debes hacer. Tu camino hacia la Luz ha de llevarte a ti mismo. Eres tú el que va a recorrerlo. No puedes vivir el camino de otro, ni tampoco puedes hacer un camino  que satisfaga o enorgullezca a otro.

Pensar en lo que hacen los demás, o lo que esperan los otros, no te ayuda. Tu camino es tu vida. Y tu vida es la que tienes, no otra imaginaría, estas donde estas, no donde crees que deberías estar. Haz realidad tu vida, la que has venido a vivir a este mundo. Atrévete a vivir. 

Tu camino debe llenarte de ilusión y de alegría. Si tu camino te aburre, si se te hace pesado e insoportable, si no te interesa, entonces es que no es tu verdadero camino. Por mucho que intenten convencerte de que lo es, o por mucho que tu intentes convencerte de que lo es, no sigas por él, porque tu aburrimiento, tu falta de interés, la sensación de tedio, de pesadez o de vació  son mensajes que te envía tu Yo superior.

Usa tu disciplina y tu constancia, sin las cuales nada es posible, pero úsalas bien. Hay vidas de risas y vidas de lagrimas, y tu vida puede ser de las primeras o de las segundas. Pero tu camino debe traerte siempre esperanza, vida, sensación de novedad, de interés, de aventura. Lo importante no es dónde estás, sino adónde te diriges. si estás en un naufragio, busca un trozo de madera para agarrarte, rema hacia la costa. Si llegas a la costa, construye una cabaña, si tienes una cabaña, busca comida. No puedes construir una cabaña si estás en medio del mar.

Todos los seres humanos estamos perdidos. todos estamos en un naufragio. todos estamos en el desierto. Tu vida no es distinta  de las otras. Pero ten la certidumbre de que la tierra firme existe, de que el desierto termina. Al otro lado del desierto, más allá de las dunas, hay unas montañas. Allá, entre inmensos abismos, en un valle apartado, hay un monasterio donde se encuentra el conocimiento, hacia ese monasterio se dirigen tus pasos. También los míos. 

Sin duda nos encontraremos en el camino, tú y yo. Y cuando nos veamos nos reconoceremos, tomaremos té juntos y nos contaremos historias del viaje. Quizá sigamos juntos el viaje, quizá no. Allá arriba, en las montañas, los hombres y las mujeres que viven en el Monasterio Perdido, los que ya han llegado.....nos están esperando.