lunes, 8 de septiembre de 2014

ÚLTIMA OLEADA DE ALMAS.






NIÑOS PARA TRABAJAR UN DESPERTAR.
 
Los niños que están naciendo en la última década son especiales, pero más especiales son los que están naciendo ahora o están por nacer próximamente. Estos niños responden a la última oleada de voluntarios llamados para encarnar en la Tierra con el fin de trabajar y lograr en la vocación de servicio, un despertar y un grado de conciencia superior en las almas de aquellos que han escogido como familia. Ellos al nacer en esos núcleos cumplen el cometido de impulsar la conciencia y recordar quienes son.
La mayoría de estos niños no han encarnado aquí, no arrastran karma y muchos de ellos no traen velo, saben quienes son, de donde vienen y el momento de transición en el que encarnan. Otros muchos vienen sencillamente porque no quieren perderse este acontecimiento que estamos próximos a experimentar, esa experiencia que no se suele dar con asiduidad en el universo y se ve como una ocasión única de atrapar esa experiencia esencial y aportar a su vez, su granito. Todos y cada uno de ellos son verdaderamente especiales, nacen muy despiertos y tienen los sentidos muy amplificados.
El sistema educativo actual fabrica niños robotizados, sin imaginación ni ideas.
Si tenéis la oportunidad de convivir  con niños que tienen algo más de dos años, podréis daos cuenta que a pesar del escaso vocabulario que manejan, tienen una claridad mental, una comprensión y una empatía sobresaliente. Quizás caigáis en el error de pensar que los niños son cariñosos por defecto y que no se le debe dar mayor relevancia y no es así. Hay que evitar caer en viejos clichés y tratarlos a la vieja usanza, utilizando los métodos educacionales caducos y fallidos.
Estas nuevas almas no pueden ser educadas en los viejos dogmas, antiguos métodos que están más que demostrado que no funcionaron. Evitar caer en la programación y tratar en la medida de lo posible que el niño se desarrolle sin incluir en su educación, tradiciones y creencias, que a ti ya no te sirvieron y no te aportaron, pero a la hora de educar tomamos por instinto el modelo paternal que conocemos y que quizá no es el más acertado, no al menos con estos niños, porque ellos son semillas, semillas que harán que germine una nueva humanidad, que transformaran a los que le rodean y serán los que abran la puerta al fin de está transición.
Educan a los niños para que dejen de ser niños.
Es importante escucharles cuando empiecen a desarrollar el lenguaje, estar atentos a su intuición, a las señales que marcan. Lo que dicen, y cuando y como, será muy importante, no los debemos menospreciar por ser niños, cualquier lección que nos puedan dar debe ser bien recibida, ellos están más despiertos que tú y saben lo que quieren y lo que dicen. Por muy dormido que estés, es importante no asustarse, ni pensar que fantasea, ellos tienen su sensibilidad al 100% y verán cosas que tú ni imaginas, otras realidades que te rodean y te pasan desapercibidas y tendrán asumidos conceptos que tu encorsetada mentalidad no será capaz de asimilar.
Lo niños que están llegando a este planeta, pertenecen a una última oleada de almas, que vienen con una misión especial y esencial, que es la de elevar nuestras conciencias y ayudar a que despierten los últimos rezagados. Quizá no lo logren todos, quizá algunos padres asustados decidan medicarlos y castrarlos definitivamente, solo el grado de ignorancia de los progenitores determinarán el grado de éxito en las tareas que ese niño se propuso al encarnar en este tiempo tan decisivo.
Está última tormenta de almas está regando la Tierra, es la clave para que logremos el impulso necesario y lograr nuestro objetivo como civilización, un último empujón para que el parto del nuevo ser humano se produzca con éxito. Nada podrá evitar que esto se produzca y sólo marcará la diferencia nuestra capacidad de servicio, ponernos las pilas de una vez y trabar con una meta clara. 
Se acabó la negatividad, se acabó el menosprecio, se acabó la incapacidad y se acabó el sufrimiento. Somos libres y tenemos que empezar a creérnoslo, para poder reflejarlo en nuestro entorno y propiciar el cambio en la conciencia global, que ahora vive en el miedo y la culpa, y debe empezar a vivir en la hermandad, el perdón y la compasión.

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