NO TE PASA DE “TODO”….TE
PASA LO MISMO UNA Y OTRA VEZ…
Carl Gustav Jung
advertía que “hasta que lo
inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá
dirigiendo tu vida, y tú le llamarás destino”.
¿Por qué repetimos lo que nos duele?
Parece un contrasentido. A fin de cuentas, si ya
sufrimos por algo, ¿por qué lo repetiríamos? ¿Por qué seguiríamos eligiendo
trabajos donde nos explotan, relaciones que nos apagan o amistades que nos
traicionan?
En realidad, no queremos repetir ese dolor conscientemente,
el problema es que:
· Nos
resulta familiar. Lo conocido, aunque sea incómodo,
genera una falsa sensación de seguridad. Si crecimos rodeados de gritos o en un
entorno de negligencia emocional o sobre-exigencia, podríamos pensar
que eso es lo “normal”. Por tanto, tenderemos a reproducir esos escenarios en
la vida adulta.
· Nos
empeñamos en reparar lo irreparable. A veces, repetimos
ciertos patrones como un intento simbólico de “hacerlo bien esta vez”. Si no
pudimos “salvar” a una persona querida de su tristeza, por ejemplo, podríamos
buscar relaciones similares para, inconscientemente, saldar esa vieja cuenta
pendiente.
· No
lo notamos – simple y llanamente. Muchos patrones
psicológicos son tan profundos que ni siquiera somos conscientes de su
existencia. El miedo al abandono, la necesidad constante de validación o la
dificultad para poner límites suelen moverse en la sombra, de manera que solo
vemos sus efectos y consecuencias.
La vida te pone el mismo examen… hasta que apruebes
No es casualidad que siempre acabes atrapado en el
mismo tipo de conflicto. No es “mala suerte”. Es que la vida te pone delante la
misma lección hasta que aprendas.
¿Te cuesta decir no? Entonces seguirás atrayendo situaciones en las que
tengas que poner límites. ¿Sientes que nunca eres la primera opción? Te
encontrarás con personas que confirman esa idea. ¿Tienes miedo a que te
abandonen? Te sentirás atraído, curiosamente, por personas emocionalmente
distantes.
Jung explicaba que “quienes no aprenden nada de los
hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los
reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama
de lo sucedido”.
De hecho, también introdujo el concepto de “sombra” para referirse a esa parte de nosotros que reprimimos, negamos o no queremos ver, pero que muchas veces determina nuestras decisiones, actitudes y comportamientos.
Cuando no reconocemos nuestros miedos, heridas emocionales o deseos ocultos, terminamos proyectándolos fuera. Es decir, los vemos en los demás, en las situaciones, en “lo que me pasa”… Pero en realidad, proviene de dentro.
Por eso, más que escapar de lo que nos
ocurre, solo para terminar replicándolo más delante de otra manera, necesitamos
mirar hacia adentro y preguntarnos: “¿Qué parte de mí está generando esto que
no entiendo afuera?”.
¿Cómo saber si estás dentro de uno de esos bucles
invisibles?
Detectar el patrón no siempre es fácil,
porque estás dentro de él. Es como intentar leer la etiqueta de un frasco…
estando dentro del frasco. No obstante, algunas señales de que quizás estás
repitiendo un hábito muy profundo del que necesitas deshacerte son:
·
Te preguntas continuamente: “¿por qué siempre me pasa lo
mismo?”. Si te lo has dicho dos, tres, cinco veces… es
mala señal. Puede tratarse de distintas personas o situaciones, pero el
resultado es el mismo: estás atrapado en un bucle tóxico.
·
Los problemas se repiten, aunque cambies de
entorno. Quizá te mudaste de ciudad, cambiaste de
trabajo… pero los conflictos son calcados. Y eso indica que el que no ha
cambiado lo suficiente eres tú.
·
Reaccionas de forma desproporcionada ante ciertas
cosas. Si te desbordas emocionalmente ante algo
“mínimo”, es probable que no estés reaccionando solo al presente, sino a una
herida abierta del pasado.
·
Tienes pensamientos en bucle. “Siempre decepciono a la gente”, “nadie me entiende”, “no
valgo lo suficiente”… Son frases que no vienen solas, sino que tienen un patrón
de fondo que necesitas comprender.
Técnicas prácticas para dejar de cometer siempre el mismo
error
El problema no es cometer errores. Todos nos
equivocamos. El problema es cometer siempre el mismo error sin llegar a
entenderlo. Romper con un patrón repetitivo requiere una pequeña revolución de
conciencia. Necesitas darte cuenta de lo que estás replicando, por qué lo haces
y qué papel juegas en ese guion.
1. Haz un inventario emocional
Toma papel y boli para anotar:
·
Conflictos recurrentes de los últimos años
·
Situaciones que te han generado mucho
malestar
·
Personas con las que siempre terminas igual
Después, busca el hilo conductor
preguntándote: ¿qué parte de esta historia ya la viví? Pero en vez de tirar
balones fuera o culpar a los demás, haz un ejercicio de introspección. ¿Qué
papel juegas en esas historias? ¿Qué emociones aparecen siempre? ¿Qué creencias
repites? ¿Qué actitudes o decisiones estás replicando sin darte cuenta?
2. Identifica tu “guion emocional”
Detectar tu guion es clave. Una buena
estrategia para identificarlo consiste en observar qué frases automáticas te
dices en esos momentos de crisis, ese diálogo interno que
te repites cada vez que tropiezas con la misma piedra. Eso te dará una pista
del verdadero problema de base.
Muchas veces vivimos siguiendo una especie de
guion inconsciente: “Tengo que agradar para que me quieran”, “si digo lo que
pienso, me rechazarán”, “soy responsable de lo que los demás sienten”…
Pregúntate: qué necesidad emocional estoy intentando cubrir?
3. Acepta lo que estás negando
«Lo
que niegas te somete; lo que aceptas te transforma», afirmaba Jung. Si estás repitiendo los mismos errores
una y otra vez de diferentes maneras, necesitas aceptar que quizá tienes miedo
al rechazo o que tal vez no te sientes digno de ser amado tal como eres.
No se trata de culparte, sino de
comprenderte. Entender que haces lo que haces por una razón que quizá en su
momento te protegió. Pero ahora toca actualizar el sistema. A fin de cuentas,
no puedes sanar usando las mismas estrategias que te lastimaron.
Aceptar esas verdades incómodas es un paso
esencial para restarle poder sobre tus decisiones. Solo cuando aprendas la
lección podrás seguir adelante y dejar replicar esos patrones mentales que te
ponen zancadillas a cada paso.
4. Cambia tu rol en la historia
Se trata de romper la secuencia que repites
una y otra vez, aunque sea solo un poco. Si siempre eres el que “salva” a los
demás, prueba no hacerlo, aunque sea solo una vez. Si siempre callas, di algo.
Si sueles huir de los conflictos, quédate. Si siempre intentas controlar todo,
delega una tarea pequeña…
Romper el patrón implica actuar de manera
diferente, aunque te incomode. Poco a poco, te darás cuenta de que no es el fin
del mundo. Y comenzarás a tomar decisiones más conscientes, en vez de dejarte
llevar por patrones inconscientes.
En resumen, no es el universo. Eres tú (y eso es una buena noticia). Y te dejará de pasar cuando finalmente comprendas qué patrón estás repitiendo y lo cambies. Así que la próxima vez que digas “no entiendo por qué siempre me pasa esto”, cambia el enfoque y pregúntate: “¿Qué está intentando enseñarme?”.
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