sábado, 26 de diciembre de 2015

DECISIONES PARA EL CAMBIO.




Muchas de las cosas que hoy nos afectan están fuera de nuestro control. Pero no importa las circunstancias que nos rodean, siempre podemos adueñarnos de ellas. Todo tiene que ver con la actitud con la que respondemos a las circunstancias, y como decidimos aceptar los cambios. Nuestro comportamiento hace que podamos aumentar o reducir el estrés,  un masaje o hacer ejercicio son excelentes para relajarnos, pero si no los acompañamos con un cambio de actitud sus efectos son temporales.

¿Pero cómo podemos equilibrarnos? Quizás algunas de estas decisiones que a continuación te ofrezco puedan servirte de ayuda:

La primera: En vez de resistir…Yo Acepto.

Acepta lo que es un hecho. Hay circunstancias que, por más que te esfuerces no puedes cambiar, al menos no tan rápido como te gustaría. En ocasiones el cambio aunque no te guste, es un hecho. Tu estrés aumenta cuando te resistes ante lo que ocurre, al resistirte le das poder, pero al aceptar y soltar tu resistencia recuperas tu poder y te sientes mejor.

Esto no significa que te resignes, puedes aceptar las circunstancias actuales – simplemente por el hecho de que en este momento son esas las circunstancias- y al mismo tiempo elegir cambiar lo que está en ti modificar.

Segunda: En vez de resignarme…Yo Aprovecho.

Es muy importante aceptar tus posibilidades de acción inmediata y transformación del futuro. Esta es la diferencia entre la resignación y la voluntad activa para mejorar una situación.  Aprovecha lo que sí está en tus manos hacer, lo que tú sí puedes controlar, aquello que te es posible llevar a cabo.

¿Qué oportunidades puedes aprovechar?

Cuando identificas tur oportunidades y actúas para aprovecharlas, te alejas de la ansiedad producida por la sensación de estar fuera de control. En vez de sentirte el efecto pasas a experimentarte como causa. Así que ponte en movimiento y decide aprovechar lo que sí está en ti lograr.

Tercera decisión: En vez de evadir…Yo Asumo.

Cuando las cosas no son como quisiéramos es muy fácil apuntar hacia afuera y buscar un culpable. El reto –y la esencia de la madurez – está en asumir lo que es tuyo: la forma en que tú has contribuido a lo que hoy sucede y la oportunidad  que tienes de cambiar las cosas. Si evades tu responsabilidad, niegas tu poder y tu capacidad para aprender. Cuando asumes  lo que te corresponde te adueñas de tu poder al momento que tomas consciencia sobre lo que puedes aprender y mejorar.

Cuarta decisión: En vez de sólo desear….Yo Me Comprometo.

La única forma de obtener resultados diferentes es haciendo cosas distintas. Desear algo mejor es necesario, pero no es suficiente. El deseo debes acompañarlo con el compromiso de hacer lo que haga falta hacer para mejorar tus circunstancias. En este sentido, algunos cambios simples pueden hacer una gran diferencia. Analiza y pregúntate qué hábitos constructivos y positivos puedes incorporar a tu vida para equilibrarla.

Quinta decisión: En vez de preocuparme…Yo Me Ocupo.

El antídoto para tus preocupaciones; ocúpate, ponte en acción; muévete hacia lo que quieres y lo lograras. Si algo te preocupa plantéate que puedes hacer al respecto, si la solución escapa a la esfera de tus posibilidades, decide soltarlo para hacerte cargo de las oportunidades que sí puedes aprovechar.

Quizá no puedas cambiar tus circunstancias en este momento, pero si puedes elegir una actitud que te permita aceptar lo que es, aprovechar lo que es posible, comprometerte a lograr lo que quieres y ponerte en acción.

Sexta decisión: En vez de olvidarme de lo que tengo…Yo Agradezco.

Cuando los niveles de estrés se incrementan y te encuentras rodeado de cambios y nuevos desafíos, es normal que pierdas perspectiva y te desconectes de lo que tienes. En medio del caos corres el peligro de dar por sentado  y olvidarte de lo que realmente llena tu vida y constituye tus éxitos y fortalezas.

Piensa entonces ¿de cuantas cosas podrías estar agradecido en tu vida?

La gratitud es un excelente antídoto ante las sensaciones de desesperanza, ya que te permiten conectarte con la abundancia y magia de tu vida. El agradecer te permite enfocarte en lo que tienes, en vez de en aquello que te hace falta.

Cuando eres agradecido los miedos se desvanecen ya que te das cuenta de que has recibido más de lo que creías. Conéctate con la gratitud y recordaras las cosas que has disfrutado con la gente que has conocido.

Séptima decisión: En vez de desconfiar….Yo Confió.

¿Estás eligiendo creer que tus problemas son más grandes que tú o que tú eres más grande que ellos?

¿Crees que tus circunstancias negativas son permanentes o sabiamente eliges creer que todo se mueve en ciclos y que después del invierno viene la primavera?

¿Estás pensando que estás bajo el efecto de las circunstancias o sabes que tú tienes el control para adueñarte de tu capacidad para salir adelante?

¿No te sientes seguro de quienes te acompañan o decides confiar en el carácter y la capacidad del otro?

Confiar o no confiar. La decisión es tuya.

Octava decisión: En vez de visualizar en negativo…Yo Apuesto a Ganar.

Como decía Henry Ford, “si crees que puedes o crees que no puedes, estas en lo cierto”. En ti está elegir conscientemente apostarte a tu éxito y tener fe en que todo lo que sucede es lo mejor.

El miedo se alimenta de una proyección mental catastrófica de lo que puede suceder. Esa misma energía y talento para visualizar en negativo puedes utilizarla para enfocar en positivo lo que realmente deseas.

No es pretender ingenuamente que todo va a salir bien por el hecho de pensar que así va a ser. Esta es la octava decisión. Ya aceptaste la realidad. También identificaste lo que puedes  aprovechar de las circunstancias. Además has asumido tu responsabilidad en el proceso. Estás comprometido a la acción y estás ocupándote de lo que es posible. Conectado con la gratitud por lo que ya tienes, decides confiar en ti, en el otro y en el proceso.

Ya lo que queda es apostar a ganar….y llevar tus decisiones a la acción.

 

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