jueves, 8 de enero de 2015

"HAGASE LA LUZ, Y LA LUZ SE HIZO"




En esta difícil época de transición, a medida que la conciencia humana está disparándose violentamente hacia ambos extremos de los polos, el caos se ha manifestado como una constante en nuestro mundo. No obstante en el interior de nuestras fibras, en la agitación de nuestro frenesí, se entrelaza el orden que subyace a toda la vida y a la inteligencia del cosmos. Hay orden en el caos, por más que se encuentre velado en los sutiles misterios de los ritmos ilusorios de la naturaleza.

La tecnología está transmitiendo información desde todos los rincones del planeta Tierra con tanta rapidez que está haciendo cortocircuito en las redes neurológicas de nuestra mente. Llega en demasía, con excesiva prisa y “nos están distrayendo de la visión universal”. Estamos siendo programados para que percibamos y reconozcamos a nuestro nuevo amo “la tecnología”, como el Gran Libertador. Todavía no hemos caído en la cuenta de que nos estamos convirtiendo en esclavos de nuestro ordenador y de nuestro móvil, es decir de la “matriz tecnológica de la RED”.

Somos muchos los que estamos reclamando nuestra sabiduría estelar y estamos estableciendo nuevamente la correcta conexión con la inteligencia galáctica. Algunos hemos ajustado nuestra frecuencia para servir como canales directos de las  trasmisiones procedentes de otras dimensiones. Estamos “todos” conectándonos con el Akasha desde nuestro propio y más profundo centro.

Tal como la conciencia divina de Gaia (nuestro planeta Tierra) se expande hacia fuera desde su centro de fuego, impregnando todas las capas de su cuerpo y de su escudo etéreo –el ozono-, así también lo hacemos nosotros. Mediante esta metáfora de la conciencia del Espíritu/vida, os pido que ya quede en claro la cuestión de vivir desde el centro de vuestro ser.

Mientras no regresemos a ese centro –la sede del alma-, nos sentiremos temerosos y despojados de poder luego de la gran transformación que se ha iniciado en la Tierra en su ascenso por la espiral evolutiva.

Vamos a mudar la piel –por así decirlo- y dejarla atrás porque estamos renaciendo en la quinta raza de la Tierra de los hombres y mujeres de Acuario.

El efecto anestesia está acabando y la raza humana se está viendo forzada a experimentar y sentir lo que está sucediendo con Gaia y con sus hijos. Nos habíamos insensibilizado de tal manera con escenas de brutalidad, destrucción y oscuridad que el Poder se ha visto obligado a aumentar el temor para poder continuar dominándonos a todos, y para ello nada más efectivo que los escenarios de guerra, terrorismo e inseguridad. Continuamente se nos bombardea con imágenes de devastación y hemos aprendido a apagar los televisores para poder hacer frente a todo.

Esta indiferencia es la verdadera razón de que la violencia y desesperación humana haya alcanzado un nivel tan insoportable. Ya no reaccionamos –y por eso el Poder ha aumentado la frecuencia-, pues sin nuestro dolor y desesperanza no tienen poder sobre nosotros.. Por ese motivo estimulan nuestra preocupación y consternación por un posible desenlace fatal -el telón final- como consecuencia de una trama en la que no encontramos salida.

Considerando que los alimentos que consumimos están envenenados, que los bosques de Gaia están desapareciendo y que los océanos están muriendo, se hace difícil vislumbrar nuestro retorno a la armonía.

En principio debemos reconocer que muchos de nosotros estamos firmemente aferrados a nuestros cordones umbilicales emocionales –nuestro miedo, culpa e impotencia- esperando una caída. Sin embargo, somos cada vez más los que ahora estamos experimentando la transmutación del caos al orden.

Así como nuestra madre, desde la oscuridad del útero, se retorció y sacudió con el dolor de vuestro paso a través del canal del nacimiento, la Madre Tierra está ahora estremeciéndose en la oscuridad d la noche, conforme se prepara para SU RENACIMIENTO en el resplandor de la luz y su acenso por la espiral de la evolución.

¡¡¡Despertad!!!

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