martes, 27 de agosto de 2019

NIVEL CERO




Cuando la humanidad estaba en sus inicios, el hombre vivía inmerso en la naturaleza. La primitiva sociedad humana se organizaba en pequeños grupos nómadas que iban siguiendo las sendas de la caza. El hombre vivía en el CERO la ausencia de dimensiones,  y no distinguía entre sí mismo y el mundo. Todo para él era un continuo, el Sol, los ríos, las rocas, los animales, sus sentidos, su cuerpo.

Carecía por completo de la capacidad de simbolización y también de la noción de interior y exterior, así como la de objeto y sujeto. Su cuerpo-mente estaba dentro del tejido vegetal que unía la Tierra con las estrellas. El Sol y la Luna eran órganos de su cuerpo; los animales una proyección de sí mismo.

Esta sensación de unidad de todo, es la noción  más antigua y más básica del ser humano. Todavía existe en nosotros, allá en el fondo del océano de la psique. La encontramos en el lenguaje de la poesía, donde todo se relaciona con todo, donde "todo esta en todo", donde mi amor es un árbol y una muchacha es una rosa o es el Sol.

Pero no solo la encontramos en el arte: también en la sensación que a veces nos invade como un éxtasis al contemplar la naturaleza. Y es así como se produce la evolución de la conciencia: no pasamos de un nivel a otro, sino que añadimos un nuevo nivel al ya existente, de modo que todos los niveles de conciencia están siempre presentes en nosotros, el de los primitivos, el de los arcaicos, y el de los hombres medievales.

La mente racional y moderna cree haber establecido un corte con la visión mágica que tuvimos una vez, pero este no es el caso: todos los niveles de la conciencia, incluidos los puramente animales, los que corresponden al reptil o al pez que fuimos una vez, están vivos en nosotros.

El nivel O, corresponde a la humanidad primitiva, en la que no habían aparecido ni la simbolización ni la capacidad mitológica, ni  tampoco la individualización. Era el periodo en que "los hombres vivían sin soñar", de acuerdo con un antiguo autor chino. Los sueños eran en esta época, indistinguibles de la realidad, y aunque los seres humanos no tenían individualidad y no sabían decir "YO", tenían todas sus capacidades psíquicas despiertas.

Eran videntes: veían con toda claridad el aura humana rodeando los cuerpos con su aureola multicolor. Veían la energía de las plantas y de los animales. Eran telepatas: se comunicaban unos con otros sin necesidad de palabras.

En su obra enciclopédica Origen y presente, Jean Gebser llama a esta etapa de la conciencia "la etapa arcaica". De acuerdo con Gebser hay cuatro etapas en el desarrollo de la conciencia: la "arcaica", la "mágica", la "mítica"  y la "mental". Después de la mental  vendría la "conciencia integral", hacía la cual no dirigimos en un proceso lento y difícil que según él (el libro apareció en los años cincuenta) se anuncia ya por todas partes.

Continuara....
Fuente Construir un alma. Andres Ibañez


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