domingo, 4 de agosto de 2019

EL INSTINTO


autoconocimiento y salud



Los instintos son nuestra conexión con la Naturaleza, son nuestra parte animal. Son impulsos inconscientes que nos recuerdan que somos mamíferos por debajo del privilegiado cerebro racional que nos individualiza como humanos. 

El neocórtex nos ha permitido construir culturas de enorme complejidad y sofisticadas, pero también nos ha alejado de la Naturaleza provocando numerosos problemas de salud en nosotros y en el entorno. Pero es posible encontrar caminos para conciliar estas dos naturalezas.

El instinto nos cuida

Instintos y emociones. El doctor Enric Costa médico internista, especialista en homeopatía, medicina china y acupuntura, nos recuerda que los instintos son funciones automáticas inconscientes que tienen como objetivo conservar al individuo y la especie.
Se ponen en marcha para satisfacer necesidades primarias, como el hambre, el sueño, la procreación o el amamantamiento de las crías. Pero tienen también un componente emocional y están relacionadas con impulsos como el odio, la rabia, la venganza o la obsesión.

Necesidades profundas. Los instintos, explica Costa, cuidan de nosotros  sin que nis demos cuenta, actuando desde el cerebro primitivo y el sistema nervioso autónomo. Fluctúan en función de nuestras necesidades más recónditas y nos impulsan, por ejemplo, a comer ciertos alimentos en unos momentos del año y otros cuando cambia la estación.

Aturdidos por el consumismo. El problema es que los instintos son influenciables y gran parte de la industria de consumo que domina las sociedades modernas se basa en esa capacidad de influencia para distorsionarlos y empujarnos hacia necesidades artificiales.

Una vía terapéutica. Pero esa conexión con lo emocional también nos abre puertas para actuar terapéuticamente, para devolver el equilibrio a nuestra “alma vegetativa” como llamaba Aristóteles a los instintos.

Curación emocional.

Un cerebro aparte. Según el médico y psiquiatra Servan Schreiber; el cerebro emocional posee una organización diferente y propiedades bioquímicas distintas a las del neocórtex. Funciona de modo independiente y controla todo lo relacionado con el bienestar psicológico, y con gran parte de la fisiología del cuerpo: los impulsos del corazón, la tensión arterial, el sistema digestivo, el hormonal, el inmunitario.

Experiencias dolorosas. Los trastornos emocionales tienen su raíz en las disfunciones de este cerebro, originadas muchas veces por traumas vitales pasados que continúan ejerciendo influencia sobre nuestras percepciones y vivencias presentes.

Técnicas psicológicas. Podemos intervenir sobre el cerebro emocional mediante  técnicas mentales y corporales con mayor efectividad que con razonamientos y lenguaje.

Medicinas milenarias y actuales

Terapias tradicionales como la acupuntura y modernas como la EMDR , o la coherencia cardíaca aprovechan los mecanismos naturales para actuar sobre el cerebro emocional y ayudarnos a recuperar la salud.

Curarse con el instinto

Una estrategia de salud.

Una vez que hayamos hecho lo posible para obtener alimentos tanto originarios como protegenéticos, el siguiente paso es abandonarnos al instinto como estrategia fundamental de conservación de la salud y para la autocuración si es necesario.

Olor y sabor. Son los dos sentidos claves para guiarnos a la hora de rechazar o de elegir los alimentos que realmente necesitamos. Cualquier alimento originario que resulte atrayente para el gusto y el olfato es útil para el organismo y viceversa, si un alimento es nocivo o inútil será rechazado por nuestro instinto a través de su sabor y su olor.

Sabiduría biológica. La razón fundamental para que estos mecanismos biológicos funcionen es que existe una adaptación de los instintos y de las funciones digestivas y metabólicas a las biomoléculas originarias presentes en los alimentos. En cambio, no están adaptados a la cantidad de sustancias extrañas presentes en muchos alimentos modernos y precocinados.

Ningún animal salvaje como alimentos transformados ni leche una vez alcanzada la madurez, y menos aún leche de otra especie. Quizás nosotros deberíamos seguir el ejemplo y dejarnos llevar por la sabiduría de nuestro instinto.

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