viernes, 13 de marzo de 2015

AMOR SIN CONDICIONES.




 
¿SABEMOS AMAR?
 
Muchas veces a lo largo del día escuchamos la palabra AMOR, pero también muchas veces nos hemos preguntado qué significado tiene esa palabra; en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes.
 
Bueno pues esta definición se ve ampliada por; la sociedad en la cual vivimos, esta decide que el amor tiene determinadas interpretaciones, el amor hacia los hijos, el amor a los padres, el amor al dinero, a las comodidades, a ……. a muchas cosas.
 Con estas separaciones se etiqueta el AMOR, que bajo mi punto de vista es un sentimiento que no tiene por qué tener un objetivo de tal o cual “especie”.
 
La historia de Marcela y Maria nos enseña que cuando se ama no hay barreras que detengan esa fuerza, que dicen que es la que une al universo.
 
Esto es lo que he leído sobre ellas.
Marcela y Elisa se conocen cuando estudiaban en La Coruña la carrera de profesoras de primaria, se hicieron tan amigas que los padres de Marcela dándose cuenta de que su amistad aumentaba más allá de lo “socialmente permitido”, mandaron a su hija a terminar sus estudios a Madrid.
 
Terminados sus estudios se instalan; Elisa como maestra interina en Couso (La Coruña), mientras  Marcela se instala en la aldea de Calo como maestra superior, se reencuentran y  deciden vivir juntas en Calo. Separadas por tener que dar clases Marcela en Dumbria, siguieron manteniendo la relación, ya que Elisa iba a visitarla.
 
En 1901, Elisa adopta un aspecto masculino y se inventa un pasado tomando la identidad de un primo suyo muerto, pasando a llamarse Mario, y diciendo que había pasado su infancia en Londres y que su padre era ateo, lo que conmovió  al padre Cortiella párroco de San Jorge, que bautiza a Mario el 26 de Mayo de 1901. Posteriormente casa a la pareja el 8 de Junio del mismo año.
Fueron descubiertas y se conoció el caso como “el matrimonio sin hombre”, perdieron su trabajo, fueron excomulgadas y se dictó una orden de busca y captura. Huyen a Oporto donde son encarceladas, juzgadas y posteriormente liberadas.
 
 Perseguidas por la Guardia Civil se suben a un barco destino a Argentina, donde se quedaron a vivir. Antes de salir hacia América, ya eran una familia pues Marcela había dado a luz a una niña. Su desembarco tampoco fue fácil teniendo nuevamente que mentir  para estar juntas. Elisa cambia su nombre por el de María y se casa en 1903 con un hombre 24 años mayor que ella, con la idea de tener un hogar donde pudiera recibir a Marcela y a su hija, como si fuese su hermana. Su negativa a consumar el matrimonio hace que su marido indague descubriendo que eran la pareja de la que tiempo atrás hablará la prensa.
 
Nuevamente se vieron enfrentadas a los tribunales al tratar Jensen de anular su matrimonio. Se sabe que la sentencia dictaminó que el matrimonio, en esta ocasión, sí era válido por haberse realizado entre un hombre y una mujer, por lo que no hubo cargos contra Elisa (María). En este momento (estamos en 1904) y aunque se ha dicho que una se suicidó y que de la otra se pierde la pista, yo prefiero pensar que por fin pudieron estar juntas criando a su hija y viviendo su historia de amor en paz, por lo menos es lo que se merecían  estas tenaces amantes, pioneras de la libertad de AMAR. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario