domingo, 8 de febrero de 2015

LA EDAD.


 

La edad se ha convertido en una de las herramientas más eficaces creadas por el sistema para controlar nuestra existencia. Su función es sincronizar nuestros pasos con los de los demás hasta igualarnos a todos, y convertir nuestras vidas en estructuras temporales perfectamente predecibles, como si todos formáramos parte de mismo mecanismo de relojería.

La sociedad utiliza nuestra edad para dictar los hitos que debemos conseguir según sus reglas de programación. Son como muescas en una tarjeta perforada, que sirven para programar todos nuestros actos futuros, como simples autómatas.

 

Así, nuestras vidas se convierten en una carrera continua a contrarreloj en la que debemos ir cruzando las metas volantes antes de que se acabe el tiempo que el sistema estipula para ello.

 

Mantener la primera relación sexual, sacarse los estudios, entrar en la universidad, obtener el primer trabajo, sacarse el carnet de conducir, comprar el primer coche, marcharse de casa, ganar dinero, casarse o vivir en pareja, tener un hijo…

Llegar tarde a esas metas o directamente saltárselas, nos conduce a ser clasificados de determinada manera por los demás, incluso como fracasados o inadaptados.


Nadie se da cuenta de que todos los hitos relacionados con la edad que nos impone el Sistema son elementos externos arbitrarios cuya existencia y valor dependen única y exclusivamente de convenciones sociales o de nuestra aceptación y acatamiento.

No hay ninguna fuerza real en el universo que determine que a los 40 años no podamos jugar con los clicks de Playmobil, que a los 60 no podamos hacer el payaso o que a los 15 no nos atraigan más las discusiones filosóficas que ir a bailar a una discoteca.

La Sociedad ha llenado nuestra mente de muros relacionados con la edad, traducidos en expresiones del tipo,

·         "esto aún no lo puedes hacer"

·         "eres demasiado mayor para comportarte así"

·         "debería darte vergüenza hacer estas cosas a tu edad"...

Multitud de barreras psicológicas que el sistema levanta en nuestras vidas, hasta convertir una fértil y amplia pradera en un laberinto de paredes de ladrillo:

·         la barrera de la infancia

·         de la adolescencia

·         la barrera psicológica de los 30

·         de los 40

·         de la jubilación…

Pero son solo muros ficticios, como esas líneas imaginarias que llamamos fronteras, que dividen la tierra en países que no existen en el espacio natural; o los calendarios, que dividen imaginariamente nuestro tiempo en paquetes de 7 días a los cuales hemos llamado "semanas".

En realidad, tener tal o cual edad no tiene por qué determinar ni nuestra actitud, ni nuestros anhelos, ni nuestros sueños, ni nuestros actos.

Los únicos condicionantes reales relacionados con nuestro tiempo de vida, los determinan nuestra capacidad física, nuestro desarrollo psicológico, nuestros conocimientos, nuestra energía vital, nuestra ilusión por soñar y luchar y ante todo, nuestra voluntad como individuos.

Elementos todos ellos que son diferentes para cada persona, dependiendo de sus características y de sus circunstancias personales.
 

 

Del sitio Web gazzetta del apocalipsis


 

 

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