miércoles, 5 de febrero de 2014

LA SOLEDAD.



En ocasiones todos hemos padecido la soledad, el sentimiento nos atenaza siendo difícil de sobrellevar. No es necesario estar aislados para sentirnos solos, a veces podemos estar rodeados de personas y tener ese sentimiento de melancolía y vulnerabilidad.

La soledad tiene mucho que ver con la forma en que hemos sido cuidados, acompañados y amados. También está relacionada  con lo significativos que hemos sido para los demás. Si hemos sido queridos y protegidos por nuestros padres, es más fácil que vivamos periodos de soledad sin darles un sentido trágico, confiando y sabiendo que la soledad es algo que tenemos que afrontar en momentos de nuestra vida; que no es algo temporal y que, como todo, también pasara, volviendo entonces a encontrar la conexión y la pertenencia con otros.

Lo más importante es darnos cuenta, de que la soledad en muchos casos es un estado necesario para poder mirar dentro de nosotros y reconocernos como lo que realmente somos: seres humanos. Es también un espacio o estado de reflexión donde al entrar en contacto con nosotros mismos podemos recuperar fuerzas y poder personal.

Las personas necesitamos unas de otras, debemos estar abiertas al contacto con otros semejantes, pero, así como necesitamos de momentos de contacto, también debemos aprender a retirarnos para asimilar lo que hemos vivido a través de los demás. Es algo similar a los periodos de vigilia y de sueño, no podemos estar todo el tiempo en uno de estos estados, sino que, para lograr un buen equilibrio, necesitamos cuidar de ambos.

Cuando leí la novela de Terenci Moix “No digas que fue un sueño”, sentí que expresaba fielmente como podemos contemplar la soledad. Adjunto un fragmento y estoy segura de  que muchos reconoceréis a tan horrible “dama”.

“Olvidaba que la soledad, cuando es cotidiana y, por tanto, inseparable, se escribe con minúsculas y es humilde y casi vergonzante. No se presta a las grandes apoteosis, ni siquiera celebra su triunfo. Su color es gris; su aspecto, cetrino; su mirada, vacía. Es una compañera resignada, pues lo perdió todo por los caminos del mundo. Ni siquiera tiene amigas; todas murieron de tanto estar solas.”

Carmen.

1 comentario:

  1. Muy bueno el artículo. El fragmento de Terenci Moix... precioso. Sólo añadiré una frase de Séneca: "La soledad no es estar sólo, es estar vacío"

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