viernes, 28 de febrero de 2014

DIABETES.




La diabetes se manifiesta por una secreción insuficiente de insulina por el páncreas, por lo que no se mantiene el equilibrio del azúcar en la sangre. Se produce entonces un exceso de azúcar  en el flujo sanguíneo, que se elimina por la orina volviéndose dulce.
El azúcar corresponde al amor, a la ternura, al afecto, por lo que la diabetes refleja desordenes en los sentimientos y tristeza interior. 

La persona siente una carencia de amor seguro, por  lo que a causa de heridas anteriores, necesita controlar el entorno de la gente que la rodea. Suele vivir tristezas, emociones reprimidas teñidas de tristeza inconsciente y ausentes de dulzura, ya que esta desapareció dejando sitio a un dolor continúo.
Empieza entonces a comer azúcar bajo todas las formas posibles: pastas, pan, golosinas, etc, intentando de esa manera compensar el desequilibrio, de una vida que siente “amarga”.

Al tener dificultad en recibir amor, la persona se siente ahogada, sobrecargada, encerrada en una situación incontrolable y excesiva. Tiene una gran necesidad de amor y afecto, pero no sabe cómo actuar, cerrándose en sí misma y no sabiendo expresar amor por los demás. Las situaciones adquieren trazas desmedidas, existe una necesidad de que los demás realicen sus deseos, y al no conseguirlo se llena de frustraciones,  ira frente a la vida y repliegue sobre  sí. A toda esta resistencia se añadirá un disgusto, una repugnancia, y desdén hacia los acontecimientos que siente en su interior y que no es capaz de afrontar.

Que ocurre entonces; de la orina el azúcar pasa a la sangre, y se produce entonces la hiperglicemia.
Ante una situación así, la persona  debería esforzarse en ir cambiando las situaciones que le afectan, empezando a ver las cosas con alegría y amor. Tratando de hacer ejercicio y una vida sana, cuidando su cuerpo mediante una alimentación adecuada y comprendiendo todas las cosas positivas que sin lugar a dudas hay en su vida.

Es bueno hacer un ejercicio que resulta muy efectivo: Relajada, acostada o sentada en un lugar tranquilo, te preguntas “¿Soy realmente consciente del amor que la gente tiene para mí?”.  La gente me ama y tengo que verlo a partir de este momento. Por lo que; acepto desde mi mente pasando a mi corazón, el pasado, y lo veo como algo a lo que no tengo que estar apegada, porque ha sido, y ya no es. 

Es abriendo mi corazón como se producen los milagros. Y mi enfermedad sanara.

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