Luna en Géminis.
Géminis es el signo de aire de la cruz mutable y está
regido por Mercurio. Esta combinación da una nota intelectual a los
sentimientos, es decir, la razón actúa en el mundo emocional.
Con la Luna Géminis esto puede manifestarse como sentido común pero también como pobreza emocional o como sentimientos superficiales. Sus reacciones espontaneas, su capacidad de adaptación, su inteligencia y su flexibilidad le convierten en alguien muy hábil en los asuntos de relaciones.
Curiosa por todo la que pasa a su alrededor conoce muchas respuestas y le gusta dar información al respecto. Alerta, pronta en la réplica, inconstante e intranquila, reacciona a muchas cosas a la vez, encontrando gran satisfacción al hacer varias cosas al mismo tiempo. Así pues como tiene que dar abasto a un gran círculo de amistades, a menudo, promete más de lo que puede cumplir.
Con la Luna Géminis la persona puede desarrollar muy bien los trabajos de intermediaria, donde se necesiten reacciones rápidas. Es una comerciante excelente para la venta o la oferta de prestación de servicios. Sabe intuitivamente como convencer a las personas, tiene talento didáctico y fascina a los demás con sus palabras.
Como la Luna Géminis puede adaptarse a nuevos contactos, no es fácil que sea fiel, ya que queda seducida por la multitud de posibilidades, lo que le hace difícil decir “no” y siempre está dispuesta a experimentar y vivir.
El elemento mutable es su elixir energético, allí “florece”, allí fluyen sus energías. Sus contactos y actividades son tan diversos que la multiplicidad y la dispersión pueden ocasionarle intranquilidad y nerviosismo.
Con demasiada ligereza hace promesas fáciles que no
puede mantener y después debe dar explicaciones e inventar excusas que
pueden dejarla en evidencia. En el fondo quiere llevarse bien con
todos y hacerlo todo bien, pero en muchas ocasiones no lo consigue.
Como la Luna Géminis reacciona con rapidez a los
estímulos externos, las personas con esta Luna se pierden fácilmente en lo
relativo; todas las cosas se meten en el mismo saco, les falta capacidad de
discriminación y profundidad en la valoración de las cosas. Piensan demasiado
sobre los sentimientos y, si bien intentan solucionar los problemas
sentimentales mediante comprensión, sufren bajo una dolorosa indecisión.
Por eso, las Lunas Géminis no manejan bien las crisis emocionales ya que
pretenden hacerlas desaparecer mediante construcciones lógicas, y negándolas
con cantidad de argumentos. Cuando por fin se dan cuenta de que no pueden
resolverlas, le ponen nombre al factor que le ocasiona la perturbación y con
guardarlo en el correspondiente cajón, lo dan por liquidado. Les encanta
investigar y analizar los sentimientos de los demás, pero no están dispuestas a
hacer lo mismo con sus propios sentimientos.
En el plano material, la Luna Géminis no tiene ninguna
estructuración, es una Luna colectiva e está expuesta de forma vulnerable a
todas las influencias, orientándose por las normas establecidas en el entorno.
Imita a sus colegas y parientes y, sin darse cuenta, se vuelve como ellos y, es
que en realidad no tiene opinión propia. Para ella la verdad es relativa y, a
pesar de que es inteligente i reacciona con rapidez, con facilidad se pierde en
el colectivo y no muestra ningún perfil propio.
La propia responsabilidad la delega en los demás,
sobretodo en los colegas, los socios, los hermanos, los tíos, etc. Con su
habilidad especial puede obtener información que otros mantienen oculta, y
consigue que le cuenten lo que quiere saber. Con determinadas posiciones en su
horóscopo, tiene tendencia a contar cosas que le han confiado, ya que siendo
Mercurio su regente tiene la tarea de transmitir mensajes e información, por
eso le resulta difícil guardársela.
En las relaciones, a menudo la Luna Géminis experimenta
una depreciación de todos los valores, experimentando el amor en la superficie,
sin alcanzar profundidad. Cuando les sobrevienen problemas emocionales se
mantienen a flote, se inventan algo, se las arreglan y, niegan tercamente que
están en crisis, no, les gusta afrontarlo y se niegan a sacar conclusiones de
la situación sentimental en la que se encuentran.
Superación.
La transformación tiene lugar en el signo opuesto
Sagitario, al otro lado del eje. Sagitario quiere exactamente lo contrario,
quiere encontrar la verdad, los valores y el sentido de las cosas. Esto es
precisamente lo contrario del impersonal elemento emocional de la Luna Géminis,
en donde el amor en profundidad, casi no puede experimentarse.
La Luna Géminis en la crisis es empujada hacia sus límites, los cuales antes no
estaba dispuesta a sobrepasar. Cuando ya no puede más y la situación supera sus
fuerzas, entonces debe decidirse a tomar el camino hacia adentro. Esa
conversión interna solo es posible cuando la persona ha sido llevada a sus
límites, al punto cero.
Pero para eso debe estar dispuesta a renunciar a la
diversidad y a la multiplicidad. Debe dejarse capturar, decidirse por una
persona, por una tarea y dejar el resto de posibilidades aunque sean muy
seductoras. La transformación exige limitación de la libertad personal y el
empleo de la propia fuerza de voluntad; Géminis debe dirigir sus sentimientos
hacia una única meta.
Ante todo debe comprender que todo lo otro no le ayuda a avanzar. Se
siente tanto entre la espada y la pared que la limitación parece inevitable.
Entonces la meta debe ser tan seductora que estabilice la capacidad de
concentración y ayude a superar el efecto de dispersión.
La Luna Géminis transformada es la maestra totalmente
dedicada a los demás, que habla el lenguaje colectivo, que conoce las verdades
eternas por haberlas experimentado en sí misma y, que puede transmitirlas a los
demás de forma convincente, sabe que todas las cosas tienen dos caras y sabe
decir la palabra adecuada en el momento adecuado. Puede actuar de forma
clarificadora y comprensiva en situaciones confusas y desembrollarlas de forma
inteligente. Emocionalmente, sabe lo que es correcto y lo que no lo es, porque
está en permanente intercambio con su propio YO, con su guía interno.
El principio de intercambio ayuda en esto a la Luna
Géminis, como casi no puede dejar de dialogar consigo misma, puede
intuitivamente diferenciar lo correcto de lo erróneo. Venus como regente
esotérico después de la transformación se vuelve cada vez más fuerte. Mercurio
deja todo lo que no tiene valor, la Luna Géminis transformada busca en todas
las cosas una cualidad, un sentido con aspiración espiritual. En su propia
profundidad busca “la perla auténtica” y el verdadero YO se encuentra a sí
mismo.
De esta forma, se convierte en intérprete divina, en
divulgadora de valores espirituales. El pensamiento semilla esotérico expresa
este proceso:
“Reconozco mi otro yo y en la mengua de ese yo, crezco
y resplandezco”
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