martes, 26 de diciembre de 2017

MEDITACIÓN Y SILENCIO





Aldous Huxley, una de las personas más inteligentes de nuestra era, quería experimentar el silencio al estilo occidental. De modo que para hacerlo se encerró en un laboratorio científico, dentro de una habitación completamente aislada del sonido. En esa época hacían experimentos con los astronautas para saber qué problemas podrían encontrarse cuando viajaran a la Luna al superar los trescientos kilómetros de atmosfera que rodean la Tierra; el mayor problema era el silencio, un silencio ensordecedor.

Aldous Huxley recuerda que al entrar en la habitación no podía creer que el silencio pudiera ser tan denso. Le dio miedo, aunque sabía perfectamente que era una habitación a prueba de sonido y ningún sonido podía traspasar los muros. Pero sus oídos y su cuerpo estaban acostumbrados a recibir las vibraciones del entorno.

Cuando estas sentado, notas los ruidos; los pájaros, el sonido de una voz…. Y otros muchos sonidos que no oyes pero que tu cuerpo percibe. Las frecuencias de radio te traspasan. Con un pequeño transistor puedes captar todas las ondas de radio. ¿Crees que las crea el transistor? Son ondas que están presentes y el transistor las capta. Tocan tu cuerpo. Estás rodeado de millones de ondas de radio pero no las oyes porque estás acostumbrado.

Aldous Huxley noto ciertas cosas; sentía que estaba desnudo a pesar de llevar ropa. ¿Por qué? ¿Por qué se sentía desnudo? Porque todas esas vibraciones sutiles son como una piel que nos recubre, y ya no estaban allí. Empezaron a dolerle los oídos…¡qué extraño! Si alguien se pone a gritar o hay mucho ruido, pueden dolerte los oídos. Pero si no hay ningún sonido, los oídos entran en un territorio desconocido.

Pidió permanecer allí durante una hora, pero solo aguanto quince minutos, y empezó a golpear la puerta: “Abridme, es demasiado creo que voy a estallar, a romperme en mil pedazos”.

Al principio, cuando estas en medio de un silencio profundo, tienes una sensación extraña. Te produce miedo, en el silencio sabes que lo que considerabas tu personalidad es absolutamente falso. Tu nombre es falso, tu forma es falsa, tu cuerpo está separado de ti, y dentro de ti no encuentras nada sólido a lo que agarrarte. De hecho, descubres que eres el silencio…no eres nada, no eres nadie.

Gautama Buda definía esta experiencia con las palabras exactas. Una es anatta: que es un estado de no ser. La segunda es sunyata: descubrir que eres un cero. Y la tercera es que no hay atisbo del “yo”. Hay un silencio tan ensordecedor, que quieres salir corriendo al mundo conocido, a pesar de que en él te sientes triste y desgraciado. Pero estas acostumbrado a él.

La sensación de salirte de la órbita gravitatoria de la Tierra puede ocurrir con la meditación, y de hecho ocurre. Cuando cierras los ojos y estás en completo silencio, te sales de la gravedad. En ese momento te identificas con tu silencio, por eso sientes que te estas elevando. Sin abrir los ojos, sentirás que no es simplemente una sensación, sino que todo tu cuerpo realmente se está elevando. Pero es una ilusión. Tu silencio está más allá de la gravedad, eso sí es real. Pero al identificarte con él sientes como si te movieras.

Al abrir los ojos te das cuenta de que estas sentado exactamente como al principio de la meditación. Pero completamente relajado, sintiéndote ligero y feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario