viernes, 6 de septiembre de 2013

LAS PALABRAS.



Nos hemos acostumbrado tanto a hablar, que no nos damos cuenta del poder energético que tienen las palabras. No son solo un sonido, es un poder mediante el cual expresamos lo que sentimos, lo que pensamos, en ocasiones creemos que lo hacemos de forma consciente, pero la mayoría de veces es el subconsciente el que aflora, revelando lo que en nuestro interior estamos sintiendo, o no os ha ocurrido nunca decir cualquier cosa y rectificar diciendo “no quería decir eso”. De manera que tengamos presente que en cualquier conversación estamos manifestando lo que somos, lo que sentimos y lo que realmente somos. Al mismo tiempo que expresamos, estamos creando e influenciando a nuestro entorno, conozco a una señora a la que su abuela le decía siempre:” eres la niña más guapa del mundo”, ella dice que llego al colegio con esa idea, hasta que un día escucho a otra señora decirle a su hija la misma frase, no se lo podía creer, y corrió a su casa a decirle a su madre lo ocurrido, pero a lo largo de su vida, siempre se ha considerado guapa, aunque no fuese la más guapa del mundo. La anécdota no tiene importancia, porque es un mensaje positivo, pero demuestra que cualquier opinión puede fijarse en nuestro interior y convencernos de que somos de determinada manera,  quedando atrapados en esta creencia.

Tener cuidado con lo que decimos, no solo es importante por el efecto que podemos causar en los demás, sino por las consecuencias que pueden tener sobre nosotros. Si nos expresamos con ira cuando hablamos con alguien, tenemos que saber que el resultado será que la otra persona genere una energía como mínimo de rechazo, y eso es lo que nosotros estaremos recibiendo.  Si por el contrario al expresarme lo hago con armonía y empatía, mi acción provocara en ti una reacción semejante. Acostumbrarnos a utilizar las palabras correctamente puede resultar difícil al principio, ya que estamos acostumbrados a comunicarnos mal, con los demás y lo más importante, con nosotros mismos.

El poder de la energía de la palabra al usarse  de manera incorrecta, nos perjudica a todos y nos mantiene enredados en los hilos de la ira, los reproches, los celos, la envidia etc, haciendo de la convivencia un entramado de excesiva densidad, de la cual muchas veces nos es difícil salir.

Durante mucho tiempo hemos estado utilizando las palabras como nos han enseñado, y de esa forma mantenemos el dialogo con nosotros mismos, diciéndonos como somos, gordos, bajos, delgados, etc, o juzgando nuestras acciones, lo que hemos dicho o lo que estamos haciendo, adelantando mentalmente la opinión que creemos que los demás tienen de nosotros.

Si comprendemos el gran poder que tenemos a nuestro alcance, podemos comenzar a utilizarlo en nuestro propio beneficio: Empieza por hacer cambios en tu manera de dialogar contigo misma, no utilices al referirte a ti misma reproches o mensajes negativos sobre tu forma de ser. Al poco tiempo te darás cuenta de que tu manera de relacionarte con los demás cambia, y la suya contigo también, generando una energía muy positiva para tu vida.  Lo positivo de tu dialogo hará que aumente tu autoestima, aparta de tu mente cualquier pensamiento negativo que te venga, sustitúyelo rápidamente por un recuerdo positivo, si no lo alimentas no crecerá. Dite a ti misma que eres estupenda, recuerda tus valores, no te compares con nadie, cada cual tiene valores diferentes, utiliza las palabras para romper todos aquellos mensajes recibiste en tu vida y que todavía te hacen sufrir.

A partir de este momento siente como eres capaz de cambiar tu vida, de ser feliz y lo mejor: dejaran de afectarse las opiniones de los demás, ya que tu energía transmutara su negatividad. Serás libre y vivirás en paz.

 

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