sábado, 23 de julio de 2022

SI ERES LEO



LEO: 21 DE JULIO AL 22 DE AGOSTO

 

ZONA DEL CUERPO: CORAZÓN Y PARTE SUPERIOR DE LA ESPALDA

 

El signo anterior, Cáncer, nos lleva al tronco del cuerpo, viaje que Leo continua entrando en lo profundo del corazón, un corazón que representa el valor, la adhesión, la generosidad y, más aún, el cariño, el amor. Y es amor, principalmente en la forma de amor propio, lo que Leo viene a dar, recibir y hacer brillar. Su constelación posee una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno. Régulus (también llamada Alfa Leonis, o simplemente Alfa Leo), estrella que refleja exactamente lo que ha venido a hacer Leo: hacer brillar la luz de su corazón sobre todo su entorno y todos los que le rodean.

 

El corazón y la parte superior de la espalda son las zonas corporales relacionadas con el León. En lo que a anatomía y fisiología se refiere, el corazón es un órgano esencial que bombea sangre por los vasos sanguíneos. Esta sangre lleva oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo, al mismo tiempo que elimina los desechos (por ejemplo, el dióxido de carbono). Sin esta circulación el cerebro moriría en cuatro o seis minutos, los huesos, la piel y los tendones resistirían más tiempo, pero sólo hasta doce horas.

 

Tomado todo esto en cuenta, es un trabajo enorme para un músculo que sólo pesa unos trescientos gramos.

 

La parte superior de la espalda puede estar más curvada de lo debido a consecuencia de malas posturas, además de a una predisposición genética. La curvatura excesiva de la columna dorsal se llama cifosis y se manifiesta en hombros encorvados y esa parte de la espalda redondeada. En esta posición la espalda superior está desalineada y el centro cardíaco queda oculto. La cifosis aparta de su centro  al corazón y lo mueve hacia atrás, este apartamiento, o la excesiva curvatura de la columna dorsal, es una postura cuya causa es el miedo; es un mecanismo evolutivo destinado a proteger los órganos vitales ante una amenaza o peligro.

 

Para muchas personas esconder el corazón es una costumbre tan arraigada con el tiempo que asusta desprenderse  de ella, aun cuando al hacerlo sencillamente devuelva el tórax a su alineación y estabilidad naturales. Esta posición podría resultar más expansiva que aquella a la que estamos acostumbrados, nos deja más expuestos. Y esto significa que la persona podría sentirse vulnerable al llevar el corazón abierto, vulnerable a que los demás la juzguen.

 

Pero nadie tiene el poder de hacernos sentir de cierta manera a no ser que se lo permitamos. Así pues, si la persona se siente  herida, enfadada o simplemente acusada por los comentarios de otra, podría deberse a que el comentario le ha tocado una parte que no ha aceptado totalmente, la parte oscura de su interior, la que también juzga, aunque sin darse cuenta. Esta parte oscura podría ser el motivo de que nuestro Leo no desee mirar su interior. Podría considerar más fácil esconder su corazón o cubrirlo con una capa de falso orgullo y seguridad. Y así, paradójicamente, es posible que hinche el pecho para parecer más grande y compensar el sentimiento de ser pequeño.

 

La luminosidad del Sol regente de Leo hace que este brille. Por cierto, recordemos que la relación sol/león es antiquísima, como vemos en las tradiciones persa, semita y del antiguo Egipto. La energía de Leo representa el brillo que posee el sol, presente y resplandeciente en el interior de todos nosotros. Brillar significa emanar, emitir luz, Leo hace esto con su postura erguida, confiado en quién es y en su deseo de exhibir su gloria ante el mundo, sabe quién es y para qué es bueno, y se siente tan a gusto en su piel que desea lucirse ante quienes lo rodean.

 

Cuando Leo brilla no solo se ilumina él sino que también ilumina a los demás. Esta naturaleza radiante los halaga, los alienta y los ayuda a cultivar su brillo también, siempre que, como el sol en la antigüedad, nuestro Leo interior reciba reverencia a cambio.

 

Si nuestro sol interior no recibe lo que considera que se le debe, ¡ojo con las llamaradas solares! Así como de repente el Sol emite rayos de alta intensidad, así puede estallar el León si no obtiene lo que desea. No es que los desee, sino que se considera con derecho a recibir los elogios, los adornos y la adulación que van con el centro del escenario. Así puede ser el desmedido orgullo del Leo que está tan cegado por su luz que no ve su lado oscuro.

 

Nuestra luz interior sirve a la misma finalidad que el Sol, nos permite ver. Si, nuestra luz interior es maravillosa, pero también es la causa de nuestras sombras más oscuras y profundas. Sombra es el lugar donde no llega la luz debido a un obstáculo. Cuando vamos caminando por la calle por la tarde, el obstáculo somos nosotros mismos, impedimos que la luz del sol llegue al pavimento, y por eso proyectamos una sombra. En el interior, la sombra es esa parte que llamamos lado oscuro, la parte que es menos que pura luz, los baches personales en el camino que representan rasgos que no hemos aceptado, nos negamos a ver o no nos gustan, aun cuando no sepamos qué son ni cómo llegaron ahí.

 

Pero una de las tareas de Leo es usar su luz para reconocer su lado oscuro; de lo contrario, nuestra naturaleza Leo se puede descarrilar. Y es adecuado que fuera el psicoterapeuta Leo Carl Jung quien arrojara luz sobre este tema, con su teoría de la sombra. "La sombra--escribe--es esa personalidad escondida, reprimida, en su mayor parte inferior y cargada de culpa cuyas ramificaciones esenciales se remontan al reino de nuestros antepasados animales y por lo tanto comprenden todos los aspectos históricos del inconsciente". 

 

Forma parte de nuestro yo primordial, una oscuridad que está tan atrincherada en nosotros como la luz. Negar nuestro lado oscuro o en sombra es negar un aspecto de nosotros mismos. Lo creamos o no, esas partes que no nos gustan, que consideramos oscuras, han servido a su finalidad ayudándonos a llegar a donde estamos o a lo que somos hoy.

 

Resumiendo, podemos decir; que el corazón y la parte superior de la espalda son las zonas relacionadas con Leo, Representan el valor, el amor y la dedicación a lo que somos y tenemos.

Leo es el quinto signo del ciclo zodiacal. A su energía le atañe nuestra luz interior y la capacidad de hacerla brillar desde el corazón (a pesar de las sombras que produce).

 

Si nuestra naturaleza Leo se vuelve muy egocéntrica o se retira por temor a los focos, el corazón y la parte superior de la  espalda podrían experimentar diferentes síntomas (por ejemplo tensión, rigidez o debilidad muscular).


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