viernes, 15 de julio de 2022

NECESITO ALGO DIFERENTE



Siento que necesito algo diferente. ¿Por dónde empiezo?        

“Siento que necesito algo diferente en mi vida, que he llegado a un punto de estancamiento del que no sé cómo salir”. Quien más y quien menos se han visto en algún momento en esta encrucijada. Es una situación ambivalente porque, por un lado, anhelamos algo que no sabemos muy bien cómo definir y, por otra, está la incertidumbre de no saber por dónde empezar.

Decía el escritor George Herbert que toda la vida es cambio y no hay por qué temer algo que por sí mismo es natural. Lo cierto es que hay veces en que más que se reticentes a las variaciones del destino, las deseamos.

Y las queremos porque hay algo en nuestra cotidianidad que nos oxida, que nos hace sentirnos cautivos de una realidad que desmotiva y oscurece la esperanza.

Cuando esta sensación repiquetea una y otra vez en nuestra mente, no hay más opción que obedecer. No obstante, cuidado, porque los cambios radicales e impulsivos pueden hacernos perder el equilibrio y situarnos en escenarios equivocados. Lo mejor es realizar primero un pequeño acto de reflexión para clarificar qué queremos exactamente.

Profundicemos en ese proceso que puede llevarnos a una mejor etapa.

Vivimos una realidad en la que los cambios parecen acelerarse más que nunca. No solo los escenarios sociales se están transformando. También la naturaleza vive sus propias alteraciones. Todo se mueve, varía, oscila y nos arrastra hacia una seria de altibajos ante los que es inevitable experimentar perplejidad y hasta inquietud.

Tan variable es todo lo que nos rodea que el sociólogo Zygmunt Bauman calificó el presente de “modernidad líquida”. Ahora bien, un hecho que estamos viendo a nivel psicológico es que en un contexto marcado por la evolución, también hay personas que anhelan cambios. Sentir que necesitamos algo diferente en un momento dado es una experiencia recurrente.

Aristóteles habló sobre esa necesidad de cambio en su obra De ánima, Motu animalium o De generatione animalium. Explico que toda variación está orientada a un propósito, a una “causa final”. Ejemplo de ello son las variaciones en el cosmos, orientadas a lograr el grado máximo de perfección.

Lo mismo sucede con el ser humano cuando se propone embarcarse en un nuevo estilo de vida.

Necesitamos llevar a cabo tareas y propósitos diferentes porque anhelamos la realización personal. ¿Por dónde empezar entonces? Lo analizamos.

Clarifica con objetividad qué necesitas para saber hacia dónde redirigir el cambio.

No es bueno lanzarse al vació y dejarlo todo a ciegas solo por dar rienda suelta a esa necesidad de cambio. Es mejor meditar cada paso para no errar. Hay quien ante el deseo de hacer algo diferente, se embarca en los más dispares proyectos. Son personas impulsivas que se limitan a llenar el vació con cualquier actividad y experiencia, pero sin encontrar una autentica satisfacción.

Intentemos no derivar en esta actitud. Clarifiquemos primero qué es lo que anhelamos y por qué. Si necesitas dedicarte a otra labor profesional, reflexiona en la razón. Si quieres cambiar de ciudad, círculo social o iniciar nuevas aficiones, detalla qué razones te han llevado hacia ese deseo. Solo cuando somos conscientes de lo que necesitamos y por qué, estamos preparados para buscar lo que merecemos.

Convierte tus pensamientos en intenciones

El primer paso es vislumbrar qué queremos exactamente.  El segundo es entrenar a nuestra mente para que movilice toda idea, propósito y pensamiento hacia esos objetivos.

Una investigación de la Universidad de Shanghái indica algo destacable; proponernos metas favorece nuestra calidad de vida. Por tanto, no importa que ahora estemos viviendo un  momento aciago, y que nos percibamos atascados. En el momento en que el cerebro se aferra a unos propósitos claros, florece la esperanza.

Haz pequeñas cosas diferentes cada día y llegará lo que buscas

Antes de arriesgarnos y realizar un cambio drástico del que podamos arrepentirnos después, es mejor ir poco a poco. Procura hacer cosas nuevas cada día, romper hábitos, variar rutinas, conocer personas diferentes… Esas pequeñas variaciones en tu vida pueden traerte, en un momento dado, la revolución personal que estabas esperando.

No estás perdido, el proceso de cambio es un viaje

Es cierto, te sientes perdido. Tienes claro que necesitas algo diferente, pero no sabes por dónde empezar. Sin embargo, recuerda, lo que experimentas es completamente normal. Por ello, es bueno que entiendas también este proceso como un viaje. Es un trayecto lleno de altibajos, dudas e incertidumbre.

Investigadoras, como las doctoras Szu-Chi Huang y Jennifer Aaker de Stanford, nos hablan en un estudio de la importancia de usar la metáfora del viaje en este contexto. Todo proceso de cambio es como realizar una travesía llena de complejidades. Hay caídas, se pierde el rumbo en algún momento y a veces hasta el mapa.

Sin embargo, siempre llevamos nuestra brújula a mano. Es decir, ese corazón que sabe bien lo que quiere y que nos impulsa a seguir para hallar lo que necesitamos.

Valeria Sabater

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