viernes, 25 de abril de 2025

PARASITOS ENERGÉTICOS



Parásitos Energéticos – Cuidando Nuestra Energía Vital

Hoy quiero hablarte de algo poderoso, invisible, pero muy real: los parásitos energéticos. Estas entidades, muchas veces nacidas de pensamientos densos o de influencias externas, pueden instalarse en nuestros cuerpos sutiles y empezar a drenar lo más valioso que tenemos: nuestra energía vital.

Al alimentarse de nuestras emociones más bajas —como el miedo, la tristeza, la culpa o el enfado—, estos parásitos no solo nos debilitan, sino que pueden llegar a desencadenar malestares físicos, emocionales y espirituales.

Como terapeutas, o simplemente como personas sensibles, buscamos protegernos de ambientes cargados o personas tóxicas. Sin embargo, hay formas mucho más sutiles de quedar expuestas. Por ejemplo: cuando alguien nos comparte un problema que resuena profundamente con algo que hemos vivido, bajamos la guardia. Empatizamos, revivimos… y sin darnos cuenta, abrimos la puerta. Ahí es cuando, a veces, esa persona sin querer absorbe nuestra energía o incluso nos transmite uno de estos parásitos.

Y lo más fuerte es que muchas veces estas transferencias vienen de personas que nos quieren. Por eso es tan importante no bajar nuestras barreras, incluso cuando estamos con alguien de confianza. La energía no distingue intenciones, solo frecuencias.

¿Cómo saber si estamos siendo afectadas? Atentas a estas señales:

  • Cansancio físico sin razón aparente
  • Cambios bruscos de humor
  • Sensación de pesadez o desgano
  • Pesadillas frecuentes o dificultad para dormir

Estos son indicios de que algo no está bien. Pero la buena noticia es que tenemos el poder de cambiarlo.

El primer paso es evitar caer en estados emocionales densos. Si te sientes mal, reconócelo, transítalo, pero no te quedes allí. Estas emociones debilitan tu campo energético, generando pequeñas grietas por donde estas entidades pueden entrar. ¡Y eso no lo vamos a permitir!

Ahora bien, una vez que detectamos estas señales, es hora de limpiar nuestro campo energético. Aquí te comparto una de mis rutinas personales, sencilla pero muy potente:

Baño de limpieza energética:
Prepara una infusión con:

  • 1 litro de agua
  • 1 cucharada de sal gruesa
  • Un pellizco de ruda
  • Un pellizco de romero
  • Un pellizco de albahaca
  • Un pellizco de lavanda
  • Medio limón

Hierve todo, deja enfriar y después de ducharte normalmente, vierte esta preparación desde la cabeza hasta los pies. Mientras lo haces, visualiza cómo lo negativo se disuelve y se va por el desagüe. Puedes acompañarlo con afirmaciones como “libero todo lo que no me pertenece” o “mi luz me protege y me guía”.

También puedes usar incienso o palo santo para limpiar a otra persona. Pasa el humo por su campo energético con intención amorosa y consciente.

Y si notas que esa persona está atrapada a alguien, a una situación o incluso a sus propios miedos, haz este ejercicio: Pídele que piense en aquello que la tiene atada. Cuando esté centrada, imagina que desde su ombligo sale una cuerda de luz. Conecten desde el corazón. Visualiza esa cuerda y, con el índice y el corazón de tu mano dominante, corta ese lazo con intención firme y compasiva. Ayúdala a recuperar su libertad energética.

Recuerda: tú tienes el poder de proteger tu energía, de sanar, de liberar y de guiar a otros. Pero para ello, primero debes cuidar de ti. La energía no miente, y cuando estás en coherencia, tu luz se vuelve un escudo impenetrable.

Eres luz. Eres fuerza. Eres conciencia.
No estás sola en este camino, y todo lo que necesitas para sanar, ya vive dentro de ti.


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