sábado, 16 de enero de 2021

DIETA ANTIINFLAMATORIA



La inflamación crónica de tejidos y órganos es la causa de muchos dolores y enfermedades. Evitar determinados alimentos acidificantes y carentes de nutrientes, adoptar unos hábitos más saludables como incluir raciones abundantes de frutas y verduras crudas, optar por cocciones suaves y grasas saludables serán las mejores estrategias  para prevenirla.

En las sociedades desarrolladas hay muchas personas aparentemente bien alimentadas, incluso con algunos kilos de más, que están desnutridas. Su dieta se basa en alimentos ricos en calorías, pero pobres en  nutrientes vitales. Comen carne en abundancia, así como pan, pastas, comida rápida muy salada, azúcar, productos lácteos y grasas de pobre calidad. 

El consumo habitual de estos alimentos se traduce en un aumento de sustancias tóxicas en el organismo, que acaban depositándose en los r¡tejidos y el las paredes de las arterias. El metabolismo se ralentiza, surgen disfunciones biológicas, aumentan los radicales libres, se acidifica el pH....

Todas estas perturbaciones homeostáticas provocan procesos inflamatorios crónicos, qué merman la calidad de vida y provocan un envejecimiento precoz.

El Dr Jorge D. Pamplona resume la importancia de una alimentación adecuada para mantener la salud: "El los alimentos vegetales se encuentran auténticos medicamentos naturales, capaces de neutralizar y eliminar toxinas, regulas las funciones vitales, frenar la arteriosclerosis, evitar el cáncer y, en suma, conservar nuestra salud".

Nuevos Hábitos, Más Salud.

Los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas resultan imprescindibles, pero existen también sustancias (oligoelementos, vitaminas, pigmentos vegetales, fitoesteroles, betaglucanos, alkilgliceroles...) que están en alimentos frescos y naturales en cantidades mínimas y que son indispensables para la vida.

Son precisamente estas sustancias las que escasean hoy en la dieta. Unas reglas básicas en los hábitos alimentarios son de gran ayuda para mantener los órganos y tejidos en plena forma:

Comer crudos. Las comidas deberían empezar con vegetales crudos siempre que lo permita la época del año. Idealmente, estos alimentos han de constituir, como mínimo, la quinta parte de la dieta. Este hábito evita la reacción inflamatoria transitoria (leucocitosis defensiva) que se favorece al ingerir una comida ordinaria compuesta solo de alimentos cocinados.

Moderar las proteínas. Una alimentación en la que predominen la fruta y las verduras frescas, los cereales, los frutos secos, el aceite de oliva y otros aceites vegetales prensados en frío, los fermentos lácteos en la que además no se abuse de las legumbres secas y en la que, de forma ocasional, se incluyan el pescado, los huevos y la carne, conserva la salud del organismo y aumenta su capacidad de rendimiento.

Masticar bien. Comer sano implica dedicar un tiempo a la masticación sobre todo de los alimentos crudos.

Cocciones suaves. Hay que evitar las temperaturas altas y las cocciones prolongadas, ya que generan moléculas tóxicas. Son especialmente nocivas las frituras y los asados a altas temperaturas, ya que forman hidrocarburos aromáticos policíclicos (sustancias carcinógenas). Lo mejor es cocinar al vapor o al horno a baja temperatura (por debajo de 110 ºC), en cocción suave, y en plancha ligera, sin quemar.

Lo que hay que evitar. Una dieta abundante en alimentos cocidos, grasas animales, patatas fritas, conservas, pastas, harina blanca, azúcar refinado, sal común y café  es acidificante, genera toxinas, inflama las mucosas gástricas y a la larga conduce a múltiples enfermedades.

Minimizar la sal. Los productos naturales ya contienen cantidades suficientes de cloro y sodio, los dos constituyentes de la sal común.

Cura depurativa. Cuando aparecen alteraciones como cansancio, dolores dispersos, edemas, etc, puede ser el momento de realizar una cura depurativa que se prolongue varios días y cuyo objeto sea eliminar toxinas del organismo, y reducir la inflamación y la acidosis. El ayuno se ha demostrado muy afectivo ante un proceso inflamatorio. En ocasiones, de forma espontánea, desaparece el apetito y no vuelve hasta que se ha resuelto el proceso.

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