jueves, 5 de marzo de 2020

SOÑAR



Un hombre dormido puede soñar que esta en cualquier lugar del Universo. Desde ese punto estar despierto le parecerá estar a miles de vidas de distancia. Pero es un sueño; el despertar esta muy cerca. Puedes despertar en cualquier momento. Cualquier situación puede hacerte despertar. Y el trabajo del maestro es crear situaciones para  ayudarte a despertar.

Dormido estabas muy lejos, pero, cuando despiertas, ves que era un sueño lo que creaba la distancia. Soñar es la distancia. Por supuesto, es necesario dormir para soñar, pero cuando despiertas el sueño desaparece, y con él todo el mundo de los sueños.

Si duermes ocho horas, durante seis estarás soñando. Aquí o allá, como pequeñas islas, estas dormido sin soñar; el resto del tiempo sueñas continuamente.Tú no recuerdas todos los sueños, sino sólo aquellos que tienes antes de despertar, los sueños matinales. Dicen que soñar es aún más esencial que dormir, porque al soñar estas expulsando la basura de tu mente.

Durante todo el día la mente esta coleccionando todo tipo de palabras, de deseos, de ambiciones, ¡demasiado polvo! Tiene que ser expulsado. De modo que por la noche, cuando duermes, la mente tiene la oportunidad de limpiarse. Soñar es un especie de limpieza general. Pero es algo que ocurre cada día: seguirás acumulando y seguirás soñando, y volverás a acumular. 

El sueño te aleja de ti mismo. En el sueño puedes ir a la Luna, puedes ir a una estrella, aunque sigues ahí, en tu cama. En realidad no vas a ninguna parte, pero en la imaginación--mientras estés soñando--parece absolutamente real. Mientras sueñas no puedes pensar que es un sueño. Si te das cuenta de que estas soñando, el sueño se rompe, despiertas, y ya no puedes volver a él.

Una historia sufí sobre Mulla Nasruddin cuenta que una noche soñó que un ángel le daba dinero: "Porque eres tan virtuoso, tan sabio, Dios te envía un premio." Pero siendo la mente lo que es, cuando el ángel le da diez rupias, el Mulla dice: "Esto no es un premio, no me insultes." Y poco a poco consigue que el ángel le de noventa y nueve rupias. Pero el Mulla es obstinado; le dice: "Tomaré cien o nada. ¡Qué regalo más miserable, y viniendo de Dios! ¿Representas a Dios y no puedes darme cien?

Y gritaba tan alto: "¡Cien o nada!", que se despertó. Miro a su alrededor y no había nadie, sólo estaba él durmiendo en su cama y dijo: "Dios mio, he perdido tontamente noventa y nueve rupias por el simple hecho de querer una más." Cerró los ojos, lo intentó con fuerza: "Por favor, vuelve de donde estés. Noventa y nueve esta bien; incluso tomare noventa y ocho.....: noventa y siete también esta bien; cualquier cantidad. ¡Simplemente vuelve! ¿Dónde estás?

Volvió a bajar hasta pedir una sola rupia: "Tomare sólo una rupia....cualquier cosa que venga de Dios es genial. He sido muy necio de llamar tacaño a Dios; de hecho, he sido un avaro. Perdóname, basta con que me des una rupia." Pero el ángel no estaba allí.

No puedes volver al mismo sueño. Una vez que despiertas, no hay manera de atrapar el mismo sueño. Un sueño te aleja de ti mismo, ésa es su cualidad básica. Tal vez sea por eso por lo que te limpia y te ayuda a relajarte en cierta medida: te olvidas de tus preocupaciones. Al menos durante unos momentos puedes estar en el paraíso, puedes estar en las situaciones que siempre deseaste.

El despertar no esta lejos. La idea de que está lejos, a muchas vidas de distancia es un sueño. En realidad está justo a tu lado....despierta y eres ello.

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