miércoles, 22 de enero de 2020

LA DIGESTIÓN MENTAL




El sistema digestivo es uno de los que reacciona con mayor facilidad a los estados emocionales. No es raro que alguien se impresione en exceso y vomite o se sienta nervioso y tenga dolor de estómago. Por esto, y frente al extendido problema del tránsito intestinal lento, se ha comenzado a hablar de la digestión mental.
Actualmente, sabemos que existe una conexión muy estrecha entre el intestino-su salud y funcionamiento-y el cerebro. No es raro referirse al intestino como “el segundo cerebro”. El intestino es el único órgano del cuerpo que funciona de manera completamente independiente, es decir, que no necesita del permiso del cerebro para hacer lo que hace.
El intestino obedece al sistema nervioso estérico (SNE), que es una derivación del sistema autónomo. Este tiene sus propios círculos neuronales, pero se comunica con el cerebro a través del  sistema simpático y para simpático. Esa compleja estructura hace que la mente y la digestión tengan una conexión especial, de ahí que se hable de digestión mental.
La digestión mental
Se ha detectado una relación muy estrecha entre cómo se digieren los pensamientos y las emociones y cómo digiere la comida. Es muy frecuente que las experiencias no asimiladas mentalmente terminen reflejándose en una dificultad superior para asimilar adecuadamente el alimento. Podría decirse que de la buena digestión mental también depende la buena digestión intestinal.
A la vez, ocurre el proceso opuesto: los problemas digestivos terminan alterando visiblemente nuestro estado de ánimo. Esto se debe, en gran medida, a que el 90% de la serotonina se procesa en el sistema digestivo, mientras que solo el 10% se procesa en el cerebro.
Recordemos que la serotonina es un neurotransmisor que tiene efectos importantes en nuestro estado de ánimo. Un alto nivel de serotonina supone un estado de felicidad, un nivel bajo, un nivel bajo, un estado de ánimo deprimido.
Como se ve, existe una clara conexión entre la digestión mental y la digestión de alimentos. La una influye en la otra y se determinan mutuamente.
El estreñimiento y la digestión mental
Uno de los problemas que más se asocia a la mal digestión mental es el estreñimiento. Se interpreta como una señal de que hay ideas, emociones o experiencias del pasado que están “bloqueadas”. Lo que sucede en este caso es que una persona se aferra a esa situación y se niega a dejarla ir.
Es muy habitual que las personas con estreñimiento lleven tiempo dándole vueltas a algo del ayer, sin deshacerse de ello. Puede ser una creencia, un objetivo, una herida, algún objeto material.
El punto es que esto retorna una y otra vez, sin que se produzcan avances al respecto. Por lo anterior, se puede afirmar que el estreñimiento es propio de quienes tienden a obsesionarse.
A veces el estreñimiento también está relacionado con las palabras no dichas. La persona ha dejado de expresar lo que piensa o siente por temor o conveniencia, pero el silencio comienza a convertirse en un autocastigo que se traduce en este problema digestivo. Este mal también es muy frecuente en quienes desean siempre acumular más temores infundados frente al futuro.
 La diarrea y las emociones

La doctora Megan Rossi, especialista australiana en salud intestinal, señala que uno de los primeros factores que observa en los pacientes con problemas intestinales es su nivel de estrés.

También señala que una de las prescripciones para quienes acuden a ella por problemas digestivos es la de hacer 10 0 15 minutos de meditación al día. Esto termina teniendo efectos muy benéficos en su salud.

Se asocia la diarrea con el rechazo súbito a una idea o un sentimiento que se ha experimentado o a una decisión que ya se ha tomado. La mente reacciona tratando de expulsar esto cuanto antes y en el cuerpo se refleja como evacuación constante. Es decir, que la digestión mental inadecuada termina reflejándose en una digestión intestinal deficiente.

La diarrea, desde el punto de vista mental y físico, es lo opuesto al estreñimiento. En este caso, hay un deseo de desechar rápidamente algo porque genera rechazo y culpa. La persona no quiere, no puede o no sabe aceptar esa parte de sí misma, lo que termina expresándose de manera fisiológica.

Por todo lo expuesto, vale la pena que prestemos un poco más de atención a nuestros síntomas digestivos. Con frecuencia pueden ser la representación de algún malestar emocional.  Se trata de explorar e identificar qué es eso que no logramos asimilar……para luego hacer una digestión mental adecuada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario