martes, 15 de octubre de 2019

COMO PONER LÍMITES





La mayoría de personas en nuestra sociedad hemos sido educadas a ser buenos, para lograr la aprobación de los demás. Sin embargo, ser bueno no significa tratar de estar de acuerdo con todo el mundo e indiscriminadamente hacer favores.

El ansia de agradar a toda costa y no molestar al amigo o compañero es lo que provoca a la larga la ruptura de grandes amistades. Si eres demasiado bueno/a te volverás una alfombra donde muchos caminarán para lograr sus objetivos, lo cual te llevará al resentimiento y a la frustración porque siempre dirás que si cuando en realidad quieres decir no.

Aprender a poner límites es muy importante. Del mismo modo que las paredes de tu casa determinan el ámbito donde tú vives, un límite define el espacio emocional que te corresponde como ser humano. Cada vez que quieres o debas “decir no” o hacerte respetar y no lo haces, estas comprometiendo tu integridad. Es como si no existiesen límites inmobiliarios de tu casa y cualquiera pudiera entrar y salir cuando les diese la gana.

Lograr armonía en tu vida depende de tu capacidad de darte cuenta hasta dónde puedes ceder ante los demás. Tú tienes el derecho de no aceptar ciertas demandas de otros, y nadie puede arrebatarte este derecho. Recíprocamente, es necesario respetar los límites de los demás, acorde a la máxima moral universal  “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”

¿Para qué crees que no estás poniendo límites cuando es necesario?
Presta atención a la pregunta, notarás que es “para qué” y no “por qué”. El “para qué” te conecta con el beneficio o sentido que le das a hacer o actuar de manera determinada.

También tendrás que pensar ¿qué beneficios obtienes de no establecer esos límites cuando es necesario?

Algunos beneficios pueden ser:

Evitar enfrentarte a un posible rechazo y desaprobación.

Evitar hacerte cargo de una situación por miedo a no poder  afrontar o controlar lo que viene después.

Mantenerte en la zona de confort, porque a pesar de que lo pasas mal por no poner límites, eso se ha hecho “parte” de tu vida.

Pasos para poner límites adecuadamente:

Identifica la situación en la que crees que necesitas poner límites y decide qué es bueno para ti y que no es bueno.
Ten en cuenta que una de esas personas a quienes necesitas poner límites eres tú mismo/a.

Piensa cuáles serían las consecuencias negativas de poner límites. Una vez identificada la situación, piensa que pasaría si lo hicieras. De esta manera te ubicas en los distintos “futuros” posibles para evaluar si en verdad el resultado sería tan negativo o no.

Piensa cuáles serían los beneficios de poner esos límites. Que lograrías, que nuevas posibilidades se abrirían para ti. Identificar todo lo bueno que se generaría te dará más fuerza para llevarlo a cabo. Decide que permitirás que ocurra y que no, y asegúrate de que se cumpla. Diseña la manera en la que vas a manejarlo.

Piensa como podrías expresarte, qué y cómo le dirás al otro lo que esperas de él, cómo podrás mantenerte firme y consecuente, qué pasaría o qué harías ante un resultado que no te guste. Esto es necesario para que tu mente vaya diagramando diferentes posibilidades de solución. 

No olvides que tu objetivo más importante es establecer límites, hacerte respetar y no es necesario que sea desde la violencia no la agresión. Para que esto no ocurra, tienes que buscar generar acuerdos efectivos en un contexto de conversación tranquilo, explicativo, donde la misma puede darse sin  emociones negativas, sin venganzas inútiles y sin insultos ya que el resultado sería catastrófico.

Si decides no tener problemas si pones límites, intenta comprender por qué y para que sigues manteniéndote en esta situación. Pon en la balanza y verifica qué otra cosa puedes hacer, quizás necesites un tiempo para intentar arreglar la situación de otra manera porque tienes que solucionar antes otras cosas que consideras necesarias.

¿Cómo puedes ser respetuoso y amable sin convertirse en “demasiado bueno/a”?

1) Explica y no te quejes. Las personas se ponen a la defensiva o no te escuchan si te pasas la vida quejándote o tratando de rebajar a los demás. Trata de explicar lo que te molesta de una manera calmada, respetuosa y amigable, de esta manera los demás te escucharan mejor.

2) deja de disculparte cuando en realidad no lo sientes. Si cometes un error discúlpate y explica las razones de tu comportamiento. Pero deja de decir “lo siento” cuando en realidad no es así. Este es un hábito que te mantendrá atado a la culpa e impotencia.

3) Aprende a decir que no sin la necesidad de decir NO. Por ejemplo, puedes decir “esto no funciona para mí”, “ya tengo otros planes”,  etc.

Aplica estas estrategias y libérate de esos estados de ánimo que te tienen atrapado/a: venganza, desacuerdos, enojos, resentimientos, frustración, celos, etc. Si estableces los límites con tranquilidad, verás cómo las cosas comienzan a cambiar en tu vida.

Reflexiona: ¿A quiénes o a qué crees que debes ponerle límites? 

¿Qué te está impidiendo hacerlo?

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