domingo, 16 de junio de 2019

¿PSICÓLOGO, VISIONARIO O MÍSTICO?




CARL JUNG.  1875--1961

Carl Gustav Jung nació el 26 de Julio de 1875 en Kesswil, Suiza, una pequeña comunidad campesina junto al lago Constanza. Su padre era pastor evangélico, y de su familia materna, los Preiswerk, se decía que tenían dones mediúmnicos. La presencia de Dios y de lo sobrenatural formaba parte de la vida de Carl desde siempre, aunque desde sus primeras manifestaciones estaba claro que él iba a llevar aquel impulso espiritual por un camino propio y único.

RELATO DE UN SUEÑO.

El cielo estaba azul, pero parecía el mar. Estaba cubierto, no por nubes sino por terrones marrones de tierra. Parecía como si los terrones se desquebrajaran y el agua azul del cielo se volviera visible entre ellos. Pero el agua era el cielo azul. De pronto, desde la derecha paso volando un ser alado. Era un hombre anciano con cuernos de toro. Llevaba un manojo de cuatro llaves, de las cuales una la sostenía como si estuviese por abrir una cerradura. Era alado y sus alas eran las de un martín pescador, con sus colores característicos. Debido a que no podía entender esta imagen onírica, la pinté para poder visualizarla mejor.

Este párrafo que el propio Carl Gustav Jung recoge en su autobiografía Recuerdos,  sueños y pensamientos (1961), corresponde a un sueño que tuvo entre 1913 y 1914, cuando se encontraba en plena experimentación de lo que llamó imaginación activa, y que le permitiría acceder mediante imágenes (bien en fantasías o en sueños) a una capa del inconsciente mucho más amplia y profunda de la que había definido Sigmund Freud. 

Jung creía en un inconsciente colectivo, vivo y activo por sí mismo, que nos conecta a todos y cada uno con el mundo de los mitos y los arquetipos. Un estrato invisible de la realidad y que sin embargo, si escuchamos o miramos con las herramientas adecuadas, nos susurra mensajes al oído. El anciano que se le había aparecido en su sueño era el profeta Pilemón, una figura que a partir de entonces seria recurrente en sus visiones, no siempre tan placidas como esta. 

Para Jung, Pilemón representaba la comprensión superior y era un guía con quien conversaba y le ofrecía claves para seguir avanzando en el nuevo universo que se desplegaba en su interior y que, sin duda, tenia conexiones ocultas con el mundo externo: mientras estaba pintando la imagen del ser alado que había visto en su sueño, encontró muerto en su jardín un martín pescador, un ave muy difícil de encontrar  en las cercanías de Zürich, donde vivía Jung.

"La diferencia entre la mayoría de los demás hombres y yo consiste en que mis "tabiques" son transparentes", confiesa Jung en sus memorias. "Esta es mi peculiaridad. En los demás frecuentemente son tan espesos que no ven nada tras ellos y por eso creen que allí no hay nada. Yo percibo en cierto modo los procesos del subconsciente y por ello tengo seguridad interna. El que no ve nada, tampoco tiene seguridad, no puede sacar conclusión alguna.

Yo no se que es lo que ha hecho que yo pueda percibir el fluir de la vida. Fue quizás el inconsciente mismo. Quizás fueron los primeros sueños. Influyeron en mi desde el principio".

SUEÑOS TEMPRANOS.

Entre los tres y los cuatro años tuvo un sueño que más tarde interpretó como la primera conexión con una imaginación profunda, arquetípica, que no dependía de su conciencia individual.

Caminando por un prado caía en un agujero que se adentraba  en lo más oscuro de la tierra, hasta llegar a una especie de tronco hecho de carne y de piel, con un solo ojo iluminado en la parte superior. Cuando él llamaba a su madre, oía la voz de esta que le decía que era un ogro.Muchos años después, Jung llegó a la conclusión de que la extraña figura era un falo ritual entronizado, una poderosa representación de un poderoso dios infernal, la sombra subterránea del dios celestial.

Jung no olido aquel sueño, aunque no lo comprendiera. Pero durante toda su infancia y juventud sintió una fuerte conexión con la naturaleza y lo sobrenatural. Estudio Ciencias Naturales. Luego cambió a Medicina. En la Universidad de Basilea se aficionó a las sesiones de espiritismo con una prima suya, Helene Preiswerk, de quien se decía que era médium. También se hizo miembro  de un club universitario de debate, Zofingía, donde entró en contacto con algunos libros sobre esta materia que le marcaron.

La especialización en Psiquiatría que unía los fenómenos biológicos con los mentales, no podía ser más adecuada para él. 

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