domingo, 23 de diciembre de 2018

AUTOESTIMA EN LOS ADOLESCENTES




LA  AUTOESTIMA EN LOS ADOLESCENTES

La autoestima en los adolescentes es clave para su bienestar psicológico. Debemos trabajar en ellos la autoaceptación, el autoconcepto, la responsabilidad y la tolerancia a la frustración

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La autoestima en los adolescentes determinará su calidad de vida en la edad adulta. Este músculo psicológico erige una raíz primordial en el carácter del joven en esa etapa de cambios, de desafíos y dificultades donde necesitará sin duda, no solo de todo nuestro apoyo. Sino de un apoyo inteligente, sensible y validador donde servir de ayuda y no actuar como un muro que veta.

La adolescencia es un período de complejo, lo sabemos. Una etapa del desarrollo evolutivo donde asentar identidades, valores, autoconceptos… De ahí la necesidad de experimentar, conocer y posicionarse en diversos roles. Por eso, es especialmente importante que la autoestima en los adolescentes sea alta, fuerte y saludable. De lo contrario, pueden emprender un camino desacertado.

Durante la adolescencia adquiere fuerza la necesidad de reflexionar profundamente sobre uno mismo. A su vez, el cerebro va madurando y se adquieren nuevas habilidades. Todo ello influye en el proceso de adquisición de una nueva identidad. De ahí que solo cuando hemos desarrollado un autoconcepto coherente de nosotros mismos, podremos construir nuestra autoestima.

“La adolescencia es un nuevo nacimiento, ya que con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”
-G. Stanley Hall-

La autoestima es la valoración del autoconcepto

El autoconcepto es la representación mental global que tenemos de nosotros mismos. Se nutre del autoconocimiento. Por ejemplo “soy muy impulsivo cuando tomo decisiones”, “me divierte pasear con mi perro por el parque”, “soy muy competitivo cuando juego al fútbol” o “hablo de manera muy formal con mi tío”.

Durante los primeros años de vida, el autoconcepto es más moldeable. Y, por tanto, más susceptible de incorporar los valores, evaluaciones y expectativas provenientes de las figuras de apego. Ahora bien, durante la adolescencia es mucho menos coherente, más arbitrario y cambiante.

Así, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Tennessee nos señalan que los adolescentes con baja autoestima presentan una tendencia mayor a la violencia, consumo de drogas y tendencia a conductas sexuales de riesgo.
Al darnos cuenta de lo que somos y cómo somos, el autoconcepto también nos da información de cuánto valemos. Por tanto, el autoconcepto contiene la autoestima, la cual dependerá de la valoración que hacemos de nosotros mismos en relación a determinados aspectos.

¿Cuándo se forma la autoestima?

La autoestima se va forjando desde el nacimiento, al igual que el autoconcepto. Es a su vez, fruto de la interacción de distintos factores:

Por un lado, genéticos (temperamento)

Por otro, los ambientales (personales, sociales y culturales).

Todos ellos se van asimilando e interiorizando a medida que vamos creciendo. Esta valoración de uno mismo puede ir variando con la edad.

¿Cómo se valora un adolescente a sí mismo?

Cuando le pides a un adolescente que se describa a sí mismo, normalmente lo hará atendiendo a atributos externos relacionados con su aspecto físico (atractivo, rasgos, figura…) y actividades realizadas (capacidades intelectuales y formas de relacionarse con los demás).

Su visión gira en torno a los conceptos de valía y competencia. Por ello, está muy relacionada con el éxito escolar, la competencia social y el equilibrio emocional.
La autoestima en los adolescentes experimenta diferencias en cuanto al género:
Las chicas suelen tenerlo menor y más vulnerable. Les preocupa enormemente su apariencia física, el éxito social y su rendimiento académico.

La autoestima de los chicos se rige más por la dificultad de cumplir el estereotipo de hombre como tipo seguro de sí mismo, duro e intrépido.

Conductas que indican el grado de autoestima en los adolescentes

Dependiendo del nivel de autoestima que el adolescente tenga, así se verán influidos el resto de aspectos de su vida: escolar, familiar, afectivo, intrapersonal… Además, esta valoración influirá decisivamente en su personalidad posterior y en su felicidad.

Adolescentes con alta autoestima

Se sienten queridos y aceptados por su entorno.  Además, se encuentran motivados para aprender, probar cosas nuevas y están dispuestos a conocer mundo.

Suelen mostrarse optimistas respecto a su futuro y saben abordar sus problemas desde diversos puntos de vista.

Se establecen objetivos y metas a corto y medio plazo y son capaces de responsabilizarse de sus propios comportamientos y decisiones.

Conocen sus fortalezas y debilidades. Al igual que saben aceptar las críticas, son autocriticos y se enfrentan a los problemas.

Tienen estabilidad emocional y dan muestras de empatía.

Son sensibles ante las necesidades ajenas, se comunican fácilmente con las personas de su alrededor y mantienen una red saludable de contactos en su entorno.

Adolescentes con baja autoestima
No obstante, las conductas que dan indicios de baja autoestima en los adolescentes están encabezadas por una falta de confianza en sí mismos y en sus capacidades.

Se consideran inferiores a los demás, no respetados y no valorados. Esto hace que rechacen realizar actividades grupales en las que han de cooperar con los demás.
Sienten inseguridad y un paralizante miedo al fracaso.

A menudo, dan muestras de falta de disciplina, de compromiso y de asunción de su responsabilidad.

En su intento por sobresalir y dada su necesidad constante de llamar la atención engañan y mienten.

Echan la culpa a los demás y a menudo adoptan una actitud agresiva, violenta, regresiva, desafiante y antisocial.

¿Para qué sirve la autoestima?

Erik Erikson, conocido psicoanalista experto en el desarrollo psicosocial, determina que la adolescencia es un proceso de búsqueda de identidad y de sentido personal.

Por tanto, aunque se establezca usualmente en términos de crisis y de caos hormonal es saludable y contribuye al fortalecimiento del ego del adulto. La conquista de la identidad tiene que ver con la función que se desea desempeñar en el futuro y con las fuerzas educativas a seguir. La búsqueda de la identidad es una tarea vital.

Por tanto, la autoestima contribuye a que nos aceptemos a nosotros mismos y que valoremos nuestras cualidades. Al igual que sabemos cuáles son nuestros 
defectos, debemos ser conscientes de las fortalezas que tenemos y sacarlas a relucir.

No es ser ególatra, es ser realista y alimentar nuestra autovaloración. La autoestima es una muestra de respeto hacia ti mismo y hacia los demás. Solo el que se respeta se hace respetar. Al igual que únicamente el que se valora, se pone en valor ante el resto de personas






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