sábado, 1 de septiembre de 2018

TU NUEVA FORMA DE SER




Nacemos cuando morimos y morimos cuando nacemos... 


Al nacer dejamos atrás una existencia, otra realidad, otra forma de expresarnos, de Ser, por lo tanto morimos, y al morir dejamos esta existencia física y tomamos otra más sutil, más liviana y sencilla, por lo tanto nacemos nuevamente.

La muerte es una frontera que cruzamos constantemente, es un límite que nos trasforma siempre y muda en nosotros totalmente todo nuestro Ser.

Diariamente vivimos constantes muertes, cada día algo en nuestro interior se renueva, muere y se transforma. Superamos ciclos, quemamos etapas, morimos y volvemos a nacer completamente transformados.

 Esto también le sucede a nuestra mente, que según va madurando, va naciendo y muriendo, se transforma y nos trasforma como personas, creando un carácter y una personalidad definidas, una forma de pensar y de entender, que si realmente somos inteligentes, jamás quedara inalterable.

Al crearnos nuestro rol, este es formado por el esqueleto que tu educación y la tradición, que arrastras por tus vínculos sanguíneos.

 Posteriormente ese esqueleto se va musculando con todas las creencias, y todo ello es alimentado por un sistema circulatorio lleno de incertezas y miedos.

 Parimos al mundo ese personaje que mostramos como parapeto ante posibles 
decepciones y fracasos. Este pelele es parcheado y remendado según vamos sorteando todas y cada una de las batallas que la vida social nos pone delante.  

El dolor y el sufrimiento acaban curtiendo la piel de ese muñeco que nos representa, y que constantemente piensa y dice, lo que se espera de él.

 Ese somos nosotros, el que nuestros padres desean tener como hijo, el que nuestros maestros querrían tener como alumno, el que nuestros amigos quieren tener como amigo y el que nuestra pareja desea tener como amante.

 Ese, es todo lo que somos, somos como los demás esperan que seamos, pero ¿realmente sabemos cómo somos?

 Supongo que la mayoría respondería afirmativamente engañándose así mismos, sacando ese pelele que tantos palos se llevó y que tanto amortiguó nuestras caídas, pero mintiéndonos no averiguamos lo que somos realmente...

 Crees que sabes lo que eres, pero al final es solo una creencia más, una creencia solapada a otras tantas que hay en tu haber y que crees que te identifican y te definen.
 
Finalmente, afrontar la realidad: es darse cuenta que solo vivimos para cumplir expectativas, pero que nunca supimos cómo crear las nuestras.

Afrontar que nunca nos encontramos y que nunca nos conocimos, supone un proceso de muerte brutal.

 Muerte porque a partir de ese instante, muere ese personaje que encarnamos en el pasado, muere el pelele que salió en nuestra defensa y mueren definitivamente, todos esos sueños y esperanzas ajenas, que fuimos esforzándonos por cumplir.

 Mueren las expectativas y con ellas, las metas y los logros que no nos definían como personas.

 Es una muerte intelectual, una muerte mental, donde enterramos a alguien que nunca fuimos nosotros, pero que nos permite nacer de nuevo y brindarnos la oportunidad de empezar a conocernos y ser quien realmente somos, cumpliendo nuestros propios sueños, consiguiendo nuestros propios logros y superando nuestras propias metas.

Desde ese instante serás una persona nueva para el mundo y todo lo que te rodea morirá para ti: 
tu familia deberá transformarse para conocerte de nuevo, para conocer quien eres realmente, que habla diciendo lo que quiere escuchar de sus propios labios y que piensa lo que su propio corazón le dicta, sin influencias ni impostaciones, solo tú y tu nueva forma de ser tú.

Has nacido, y como todo parto es doloroso y requiere adaptarse y aprender desde cero...
 Pero el esfuerzo merecerá la pena, porque ya no habrá nadie mas que tú, para criticar lo bien o lo mal que lo hagas cuando te equivoques, ya no existirá el error, solo el ensayo, el perpetuo entrenamiento, para refinar tus dones y tu personalidad.

 Ser tú, es costoso y probablemente doloroso, ya no hay coraza y estas expuesto constantemente...

 Pero pronto sabrás impermeabilizar tu corazón de toda la negatividad, que la envidia despertará en aquellos que no se atrevieron a morir y renacer como lo hiciste tú...

Rubén Torres


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