viernes, 28 de septiembre de 2018

EL RESPETO




No puedes lograr que los demás te respeten si primero no tienes una idea clara de qué es el respeto. Es más fácil entender lo que significa este valor si traemos a nuestra conciencia recuerdos, a modo de ejemplos, en el que se manifieste. 

En este sentido, respetamos a alguien cuando le reconocemos como un igual y lo aceptamos como es.

Esto quiere decir que toda conducta dirigida a menospreciar a otro es una falta de respeto. Como también lo es cualquier acción destinada a rechazar, negar o anular lo que piensa o siente. Es posible no compartir, o no estar de acuerdo con ello. Pero de ahí a tratar de desvalorizarlo o de cambiarlo hay un trecho.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero no te respetas a ti mismo. Esto significa que debes percibirte como igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie. También por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

¿Qué necesitas para lograr que los demás te respeten?

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son una realidad abstracta no tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima, asertividad y autenticidad.

La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión de uno mismo. Tiene muy poco que ver con el narcisismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los demás. Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano.

La asertividad, por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que los demás le respeten.

Además, la autenticidad se refiere al hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias, aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que piensas y lo que sientes en cualquier contexto. No simular o falsearte para causar una determinada impresión. 

Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser autentico si tienes conciencia de tu valor como persona.

Conseguir el respeto de los demás

El respeto comienza en casa. Por lo tanto, no vas a lograr que los demás te respeten si no lo haces tú. Por otro lado, entiende que el respeto no significa miedo o reverencia, sino aceptación y valoración.

Hay claves para lograr que los demás te respeten. Estas son algunas de ellas:

Acepta que no siempre tienes que caerle bien a los demás. La aprobación o desaprobación de los demás no tiene por qué condicionarte. Siempre habrá gente a la que no le agrades.
Aprende a diferenciar la amabilidad de la condescendencia. La cortesía no es sumisión. No vinimos al mundo para hacer sentir bien a  los otros.

Fortalece y practica el amor propio. No dejes de reconocerte todos tus valores y tus aciertos. Nunca pases por alto tus logros, por pequeños que puedan parecerte.

Introduce el “no” en el diccionario de tu comunicación. Poner límites no significa ofender al otro o ser desconsiderado. Es una forma sana de preservar el respeto mutuo.

Reconoce que no eres responsable de lo que sienten o piensan los otros. Si la forma como piensas, como hablas o como actúas inquietan o molestan a otro no es tu problema. Deja que sea esa persona quien resuelva su inconformidad.

Exige reconocimiento cuando sea necesario. Si haces demasiado por los demás, es fácil que dejen de apreciarlo. En caso de que esto ocurra sus pende la colaboración.

Aprende a defenderte. Quizás eres víctima de “indefensión aprendida”. Por lo tanto, es hora de superar esto y aprender a defenderte. No es fácil al principio, sin embargo, una vez implantada la costumbre, el esfuerzo no es tanto para mantenerla.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si ya te has faltado al respecto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. La falta de respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.

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