jueves, 17 de agosto de 2017

EL PESIMISMO


 
 

EL PESIMISMO

Hay quienes dicen que ven el vaso medio lleno, mientras que otros lo ven medio vacío; quienes detectan con más claridad los aspectos favorables de una situación y los que perciben con más intensidad los desfavorables.

Ambas actitudes son importantes; un exceso de optimismo puede llevarnos a cometer actos imprudentes creyendo que contamos con más fuerzas de las que tenemos realmente; por otra parte, una actitud marcadamente pesimista puede provocarnos un bloqueo paralizante en el cual no nos atrevamos a iniciar ninguna actividad, por muy apetecible que parezca.

El pesimista es, es ante todo, critico. Como su mente está entrenada en prever las cosas desagradables, cualquier fallo salta a su vista tapando todo lo bueno que pueda haber. Acostumbrado a ver los fallos, los errores, las amenazas, su mente detectara siempre éstos y le será muy difícil ver los aspectos positivos.

Las personas pesimistas suelen tener una mala opinión de todo cuanto les rodea; y lo que es peor, también de sí mismos. Es como si las emociones gratificantes les estuvieran prohibidas. Necesitan estar  permanentemente en guardia para evitar cualquier posible catástrofe. Normalmente siempre están quejándose de todo, con lo cual no resultan agradables para las personas de su entorno. Piensan que lo único que pueden hacer con respecto a su lamentable situación es quejarse y criticar.

Esta actitud puede venir de su infancia, quizás por tener unos padres excesivamente perfeccionistas, o que les señalaran constantemente que no hacían bien las tareas, o que no sabían comportarse, recriminándoles cualquier cosa que se saliera de lo que ellos consideraban correcto. Es natural que para complacerlos haya tenido que revisar una y otra vez sus trabajos o su apariencia, para ser considerado por ellos un “niño bueno”.

Quien haya vivido estas experiencias en la infancia,  llega a la edad adulta con una mente entrenada fundamentalmente para ver lo que está mal, los errores, por eso los pesimistas son críticos tanto consigo mismo como con los demás. En el fondo, el pesimista piensa que hay una enorme falla en su interior que le impide ser feliz. Algunos de ellos suponen equivocadamente que, a diferencia de los demás, muestran mayores dosis de realismo y responsabilidad, pero lo cierto es que, por mucho que les cueste percibirlo y reconocerlo, carecen de confianza en sí mismos.

Su cerebro emocional está constantemente abocado a encontrar peligros que surgen de sus supuestos errores, ya que tienen una idea muy negativa de sí mismos y no creen ser merecedores de la felicidad; eso les impide vivir las emociones positivas. Terminan creyendo que, por mucho que se esfuercen, nunca conseguirán ser plenamente aceptados porque, como personas, no tienen prácticamente ningún valor; no son agraciados, correctos o tan perfectos como los demás desean.

La actitud pesimista puede corregirse en gran medida desarrollando la inteligencia emocional, analizando y trasformando aquellos sentimientos que nos hacen creer que somos imperfectos por emociones positivas, de esa forma el pesimista empezara a permitirse desde su interior tener otros deseos y cumplirlos; ganar tiempo para sí mismo y para el disfrute y esto revierte en una visión de la vida mucho más optimista.

También le ayuda a calificar de una manera justa sus capacidades aceptando que la perfección no existe, por lo tanto es inalcanzable, pero puede darse cuenta de las cosas positivas que ha desarrollado en diversas áreas y que eso es algo que la sociedad valora. Cuando pueda interiorizar estas nuevas pautas, se alegrara ante todo lo bueno que realiza en vez de buscar obsesivamente los fallos; podrá perdonar los errores ajenos y establecer, con ello, unas relaciones más fluidas y armoniosas con el entorno.

Características de la persona pesimista.

-Es crítico.

-Percibe constantemente errores o peligros en su entorno.

-No hace halagos ni menciona las cosas positivas.

-Habla de lo que no le gusta.

-Es desconfiado.

-No encuentra cosas agradables en su entorno.

-No está feliz consigo mismo.

-Se siente desdichado con la vida que le ha tocado.

-Ve los aspectos negativos de algo bueno y los magnifica.

-Tiene muchas dificultades para encontrar oportunidades ventajosas.

-Piensa que los problemas son irremediables.

-Achaca sus problemas con la mala suerte o el destino.

-Suele pasar mucho tiempo preocupado.

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