domingo, 25 de septiembre de 2016

LA INTELIGENCIA DE NUESTRO SISTEMA INMUNE


 
 

La Inteligencia del Sistema Inmune

 
En el cuerpo humano existen receptores inteligentes, no sólo en las células cerebrales, sino en las células de todas las partes del cuerpo.

La Dra Bert hizo el descubrimiento que luego confirmaron otros científicos. Al observar las células del sistema inmunológico, por ejemplo las que nos protegen contra las infecciones, el cáncer etc., encontraron receptores de los mismos tipos que en el cerebro.


Llegando a la conclusión de que, las células inmunológicas que nos protegen de las enfermedades, están literalmente vigilando:

 
Cada pensamiento que tenemos.

Cada emoción.

Cada concepto que emitimos.

Cada deseo que tenemos.


Esto hace que podamos decir que las células inmunológicas son “pensantes”, que piensan, que sienten, se emocionan, desean, se alegran, se entristecen, etc.,

 
Cuando la persona se deprime, las células inmunológicas se declaran en “huelga” dejando pasar los virus que se instalan en nuestro cuerpo.


INTELIGENCIA DEL SISTEMA DIGESTIVO.

Hace años parecía absurdo hablar de “inteligencia en los intestinos”.

Se sabía que el revestimiento del tracto digestivo posee miles de terminaciones nerviosas, pero se les consideraba simples extensiones del sistema nervioso, un medio para extraer sustancias nutritivas del alimento.

Hoy sabemos que, estas células nerviosas que se extienden por el tracto digestivo forman un fino sistema que reacciona a sucesos externos:

Un comentario perturbador en el trabajo.

Un peligro inminente.

La muerte de un familiar.


Las reacciones del estómago son tan fiables como los pensamientos del cerebro, e igualmente complicadas.


LA INTELIGENCIA DEL HIGADO.

 
Las células del colon, del hígado y del estómago también piensan, sólo que NO con el lenguaje verbal del cerebro.

 
Lo que llamamos “reacción visceral” es apenas un indicio de la compleja inteligencia de estos miles de millones de células.


Es una revolución médica radical, los científicos han accedido a una dimensión oculta que nadie sospechaba:

Las células nos han superado en inteligencia durante millones de años.


LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN.

 
La conciencia emerge del cerebro y del cuerpo actuando juntos, el corazón juega un papel muy importante en este proceso. Es mucho más que una simple bomba, y es reconocido actualmente como un sistema altamente complejo, con su propio y funcional “cerebro”.


Es decir, el corazón tiene un “cerebro” con inteligencia propia.


El sistema nervioso dentro del corazón (cerebro del corazón) lo habilita para aprender, recordar y realizar funciones independientemente de la corteza cerebral. Aparte de la extensa red de comunicaciones nerviosas que conectan al corazón con el cerebro y con el resto del cuerpo, el corazón transmite información al cerebro y al cuerpo interactuando a través de un campo eléctrico. Comparado con el producido por el cerebro, el componente eléctrico del corazón es como 60 veces más grande en amplitud, y penetra a cada célula del cuerpo. El componente magnético es aproximadamente 5000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro y puede ser detectado a varios pies de distancia del cuerpo con magnetómetros sensibles.


Las investigaciones del Instituto HeartMath sugieren que “Respirar con Actitud” es una herramienta que ayuda a sincronizar el corazón, la mente y el cuerpo para darle una coherencia psicofisiológica más poderosa.

Al usar esta técnica regularmente –unas 5 veces al día- se desarrolla la habilidad de realizar un cambio de actitud, uno se enfoca en su corazón y en el plexo solar mientras respira con actitud positiva. Automáticamente, el corazón  armonizará la energía entre el corazón, mente y cuerpo, incrementando la conciencia y la claridad.


La técnica de Respirar con Actitud



1. Primer paso


Inhalar - enfocando la atención en el corazón.

Exhalar - enfocando la atención en el plexo solar. (Unos 10 cm hacia abajo del corazón, justo debajo del esternón, donde se unen los lados derecho e izquierdo de la caja torácica).

Practica inhalar a través del corazón y exhalar a través de la caja torácica durante 30 segundos o más para ayudar a anclar tu atención y tu energía en ese lugar.


2. Segundo paso


Una vez que tu atención está centrada en la caja torácica, después de por lo menos 30 segundos, escoge alguna actitud o pensamiento positivo para inhalar o exhalar durante los siguientes 30 segundos o más.

Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de aprecio y exhalar una de atención
 

3. Tercer paso


Selecciona actitudes para respirar que te ayuden a compensar las emociones negativas y de desequilibrio de las situaciones por las que estás atravesando.

Respira profundamente con la intención de dirigirte hacia el sentimiento verdadero de esa actitud positiva.

Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de misericordia y exhalar una actitud de equilibrio, o puedes inhalar una actitud de amor y exhalar una actitud de compasión.

Practica diferentes combinaciones de actitudes que tú quieras desarrollar. Puedes decir en voz alta Respiro Sinceridad, Respiro Fortaleza, Respiro Tranquilidad, Respiro Gratitud o cualquier otra actitud o sentimiento que tú desees o necesites.

Aún si al principio no sientes un cambio en tu actitud, ten paciencia.


Haciendo un esfuerzo genuino para cambiar, te ayudará a alcanzar al menos a un estado neutral, en el cual tendrás más objetividad y ahorrarás mucha energía.

 

Y RECUERDA……

 

RESPIRA, AMA Y SE FELIZ.

(Lo demás es secundario)

 

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