viernes, 8 de enero de 2016

LOS ELEMENTALES


 
 

LOS ELEMENTOS Y SUS ESPIRITUS.

Si estudiamos los Elementos; Fuego, Aire, Agua y Tierra aprenderemos a conocerlos, eso contribuirá a que podamos vivir mejor, satisfacer nuestras necesidades y revitalizar nuestro campo energético. Ellos nos dan las pautas de cómo podemos controlar y encauzar nuestras energías.

Paracelso, médico y astrólogo, a quien Jung consideró un precursor de los psicólogos modernos, atribuía un espíritu de la naturaleza a cada uno de los elementos. Estos espíritus se encuentran en todas las mitologías del mundo y simbolizan como operan los elementos.

Esta es una pequeña referencia a los escritos de Paracelso y a los beneficios que podemos obtener trabajando con estas fuerzas:

Las Ondinas están consideradas como los espíritus del Agua. Y podemos aprender de ellas que; las personas de signos de Agua necesitan ser firmes con ellas mismas y, asimismo, que esa firmeza es la mejor forma de tratar a ese tipo de personas, especialmente cuando sus emociones están fuera de control.

Los espíritus del Aire son los Silfos y se les puede controlar mediante la constancia. Está claro que un enfoque definido y coherente de la vida es algo que los signos de Aire debieran cultivar, para ellos es difícil concretar un compromiso y es algo que tienen que resolver ya que es una gran paso para su evolución.

Los espíritus del Fuego son las Salamandras, y se las puede controlar principalmente mediante la placidez. Podíamos decir, que los signos de Fuego pueden controlar los usos extremos de su energía, cultivando conscientemente un estado tranquilo, armonioso y placido. Si consiguen aprender el arte de aceptar con calma la vida aquí y ahora, evitarían muchas tensiones y derroche de energía.

Los espíritus de la Tierra son los Gnomos, a los que se los ha de controlar mediante una jovial generosidad. Evidentemente, la jovial generosidad no es una cualidad que se encuentre en los signos de Tierra, y es por eso que todos pueden beneficiarse algo aprendiéndolo. Y, se puede añadir que la fuerza y la radiación máxima de los signos de Tierra resplandece cuando han asimilado esta cualidad en su naturaleza.

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