sábado, 10 de febrero de 2024

EL CAMINO ES LA META



Vas caminando por algún lugar familiar y, de repente, por algún motivo, te das cuenta de que tu destino ha pasado a ser más importante que el trayecto en sí, tu urgencia por alcanzar tu destino ha hecho que dejes de prestar atención a cada valioso paso.

Has estado caminando ciega e inconscientemente, sin estar realmente presente en tu andar, fascinado por cierto futuro, desconectado y solo mientras ibas por ese lugar que tan bien conoces.

Luego el foco de tu atención cambia de nuevo y pasa de estar en esa escena futura  imaginada de tu vida a centrarse en la escena presente, aquí, ahora, de lo que no está presente a lo que si lo está. Vuelves a sentir la vitalidad de tu cuerpo, el golpeteo de tu corazón, el aire que entra y sale con cada respiración, la suavidad de la tierra bajo bajo tus pies, la ligera y apacible brisa en la cara.

Oyes el susurro de los árboles a tu alrededor  y los ladridos de los perros allá a lo lejos. Una vez más, te sientes respaldado, protegido, conectado con todo y con todos. La vida estaba estallando por todas partes, pero tú estabas poniendo la atención en otro sitio, en algún otro tiempo y lugar.

Sientes la tensión y el cansancio por todo tu cuerpo, cierta rigidez en los hombros y en el pecho. Te perdonas por haberte  olvidado a ti mismo. Le ofreces tu cálida y amorosa presencia a estas partes que habías descuidado, lo que facilita que la tensión se afloje y se disuelva a su propio ritmo. 

Te sientes aliviado por estar de nuevo en casa, en tu Hogar, presente en tu caminar. Todas tus esperanzas y miedos respecto al futuro palidecen en comparación con esta intimidez, esta vivacidad.

Llegarás a tu destino, o quizá no. Pero, ahora mismo, caminar lo es todo. Cada paso te recuerda como vivir. Cada respiración es un pequeño gurú. 

Jeff Foster

La Senda del Reposo


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