martes, 15 de agosto de 2023

TEOTIHUACAN



TEOTIHUACAN

La ciudad de Teotihuacán se encuentra a unos cincuenta kilómetros al noroeste de la ciudad de México. D. Miguel Ruiz recapitula la historia de Teotihuacán con detalles que ha conseguido a través de viajes visionarios al pasado de otras culturas.

La ciudad se remonta a la etapa del Tercer Sol, hace más de veinte mil años. En esa época, había una etnia que mantenía un equilibrio perfecto de cuerpo, mente y espíritu.

Su sistema inmunológico era tan fuerte que la enfermedad les era prácticamente desconocida. La ciencia y la tecnología habían alcanzado un nivel más elevado que la civilización actual.

En esa raza humana había una comunicación abierta resultado de un entendimiento sin restricciones entre cada mente humana. Las personas no estaban limitadas por los conceptos de culpa y juicio.

La Tercera Humanidad tenía en la mente un sueño; de la realidad que se aproximaba: el Cielo en la Tierra.

Pero los seres humanos no son los únicos con una mente poderosa. Unidos a la humanidad, existen unos seres invisibles que también son un órgano de la Tierra. Y, al igual que las personas, comparten el metabolismo del planeta. Estos seres forman un espectro que decrece de lo benevolente a lo dañino. A veces poseen cuerpos humanos.

Son muchas las tradiciones que nos hablan de ellos. Desde siempre, han coexistido junto a la raza humana, y más de un pueblo los ha denominado “Dioses”. Su destino y el nuestro están muy próximos. Los Toltecas los llamaban “aliados”.

Los aliados carecen de emociones, por lo que necesitan las de los humanos a nivel etérico para sustentar su vida. Nosotros recibimos la energía solar, que en su mayoría ya han procesado otros seres vivos como las plantas y los animales, a través de los alimentos que ingerimos.

Nuestro cerebro transforma la energía material a la energía etérea de nuestras emociones. Esta proporciona sustento a nuestras mentes y a los llamados aliados o dioses. Los aliados nos inducen a causarnos traumas psicológicos para generar el miedo del que se alimentan. Nacemos con la desventaja que supone ese relativo control que ejercen sobre nosotros los dioses a través de nuestros sueños

Con la destrucción de la Atlántida se inició un periodo de decadencia en el que la vida humana se degrado hasta casi el nivel animal.

Desde nuestra perspectiva actual, aceptamos una única evolución y creemos que somos producto de los protohumanos. Pero D. Miguel identifica a nuestros antepasados con la Cuarta Humanidad, los descendientes de aquella majestuosa raza anterior.

La Cuarta Humanidad la constituían seres enfermizos, de corta vida e inteligencia escasa. Vivian una media de veinticinco a treinta años, sumidos en un infierno tal, que apenas dejaron huella en la historia. Pero su recompensa fue un prolifera capacidad de reproducción, de hecho, ellos repoblaron la Tierra tras la guerra nuclear.

Desperdigados en islas aisladas, los supervivientes de la Tercera Humanidad resistieron durante ocho generaciones. Preservaron sus conocimientos científicos y tecnológicos, asi como el desarrollo espiritual anterior al conflicto.

Sabían que su tiempo era limitado a causa de los efectos de la radiación. Y, puesto que su capacidad de reproducción era baja, procuraron hacer uso de sus últimas fuerzas para instruir a los primitivos seres de la Cuarte Humanidad.

Visitaron sus centros de población, aunque sin aproximarse demasiado, ya que temían contagiarse de sus frecuentes enfermedades y les trasmitieron, ante todo, conocimientos básicos de agricultura e higiene.

Los miembros de la Cuarta Humanidad consideraban que aquellos seres más altos y más inteligentes, eran “dioses”.

Los “dioses” llevaron a cabo experimentos genéticos para mejorar la raza. También buscaron el modo de preservar los conocimientos de tiempos pasados, cuando la gente vivía en armonía y sabía que significaba disfrutar de un perfecto equilibrio.

Los últimos Terceros Humanos creían que el Sol era la fuente de inteligencia del Sistema Solar, y le rezaron para, con su ayuda, salvaguardar los conocimientos  que permiten alcanzar la armonía perfecta.

El Sol respondió, enviándoles un nuevo tipo de energía en forma de mensajeros. La Luz es el mensajero del Sol. En aquella ocasión, la nueva energía de Luz se manifestó en seres angelicales, que se aparearon con los humanos para crear una raza mestiza capaz de posibilitar una nueva evolución de la inteligencia. Enoch fue uno de esos seres mutados.

El Quinto Sol

En la actualidad, muchos eruditos creen que la presente generación humana fue engendrada por seres que llegaron a  la Tierra del espacio exterior. Afirman que los extraterrestres efectuaron prácticas de reproducción y mezclaron sus propios genes con los de los protohumanos.

Pero Miguel no cree que el germen procediera de seres de otro planeta. Su visión tiene una mayor tendencia mítica y parece corroborar la posibilidad de partos de vírgenes, o partos estimulados por seres angelicales no humanos, enviados desde el Sol.

Sea cual sea la visión correcta, existe un elemento “mágico” en esa mutación que alteró la humanidad y dio lugar a la raza actual.

En aquellos tiempos, el cambio de la luz solar que controla la vida en la Tierra señalo el inicio del Quinto Sol.

La Quinta Humanidad –una raza de mutantes—es la nuestra. Somos en parte celestes y en parte terrenales. El Sol modifico el ADN humano para que nuestra raza mutase en seres más evolucionados.

Los esfuerzos de la presente evolución se centran en recuperar la perfecta comunicación interna que existía antes en la Tierra  y que desapareció, así como la paz y armonía que esta produce. Hemos redescubierto conceptos como la Paz, el Amor y la Justicia. Y procuramos elevar el nivel de vida de la humanidad.

Aun así, padecemos la carencia de armonía interna y necesitamos una aportación de nueva energía para proseguir nuestra evolución espiritual.

Desde el año 1992, la Luz del Sol ha vuelto a cambiar. Su vibración ha vuelto a cambiar, es distinta e incluye más rayos violeta.. Vivimos el inicio del Sexto Sol. Y estamos asistiendo al nacimiento de la Sexta Humanidad.

Los precursores de esta nueva raza ya habitan entre nosotros.  Por todo el mundo, resurgen los conocimientos que habían permanecido ocultos desde los tiempos del Tercer Sol. Científicos y filósofos están descubriendo conceptos que nos conducen hacia un creciente movimiento holístico.

También hay una proliferación mundial de personas aventajadas que han logrado la maestría de su comunicación interna. Avatares anteriores como Cristo, Buda y Krishna, sirvieron de modelos. Siempre ha habido Maestros vivos, pero hemos tenido demasiado miedo de aceptar su Única y simple verdad: que procedemos de la Luz. Que somos Dios.

 

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