domingo, 10 de abril de 2022

SINDROME DE LIMA




El Síndrome de Lima es la suma de varios síntomas englobados bajo una etiqueta y no puede definirse como una psicopatología. Conoce todo acerca de él

El síndrome de Lima es considerado como uno de los fenómenos más complejos y extraños que se presenta en la mente de algunas personas. En contraste con el síndrome de Estocolmo, este se caracteriza por que el secuestrador desarrolla sentimientos y emociones por su victima.

Esta reacción psicológica es una respuesta paradójica donde la empatía emocional es el impulso que lleva a que el captor irónicamente se preocupe por el bienestar y salud de su secuestrado. En algunos casos el síndrome de Estocolmo y el de Lima pueden hacerse presentes simultáneamente.

Origen del Síndrome de Lima

Esta perturbación debe su nombre al acontecimiento ocurrido en Perú en 1996. El secuestro de varios personajes diplomáticos en la embajada japonesa ubicada en Lima, la capital de este país por parte de un movimiento revolucionario, hizo que el mundo entero virara su mirada a tal suceso.

Después de que los secuestradores pidieran grandes sumas de dinero por la liberación de sus capturados, días más tarde, poco a poco fueron liberándolos. Esto gracias a los sentimientos de empatía que generaron las victimas.

¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Lima?

Las investigaciones han arrojado qué con cierta frecuencia se manifiesta este comportamiento, lo que evidencia la presencia de este síndrome. Dentro de los indicadores más destacados se encuentran: evitar lastimar bajo ninguna circunstancia al secuestrado, expresar sentimientos de compasión por la situación causada, pronunciar gestos de amabilidad, desarrollo de preocupación por la salud de la víctima y concesión de libertades ocasionales.

Además el secuestrador puede conversar acerca de sus experiencias sentimentales para buscar el acercamiento con su confinado. Por último, puede convertirse en una figura protectora haciendo promesas de qué nada le ocurrirá al secuestrado.

Posibles causas del síndrome

Es la consecuencia de la interacción de diversos factores conductuales que psicológicamente estructuran un perfil que se presenta en un delincuente. Entre las más destacadas se encuentran: la disparidad en el método en el que se usa para llevar a cabo el secuestro. Cuando las personas forman parte de una banda, muy probablemente no están de acuerdo con ejecutar un secuestro y pueden ceder ante la presión de los demás.

La necesidad de obtener dinero rápido puede ser otra causa para que el ejecutante sienta culpa. Quizás no está en los planes de muchos realizar una acción tan contundente como un secuestro. Esto puede traer sentimientos encontrados que hacen que la confusión y la disparidad de la realidad se hagan presentes.

Muchos de los secuestradores buscan seducir a sus víctimas por el tiempo que pasan juntos. Los sentimientos se confunden y trae como consecuencia que muchos generen acciones incongruentes a la realidad.

El síndrome de Lima ayuda a desenfocar la realidad

Lo particularmente curioso de este trastorno es que el perpetrador asume el rol de protector, aunque sea él mismo quien restringe la libertad de la persona. Se hace la ilusión de que es un tipo de salvador que se inquieta por mantener en buen estado a su víctima.

En muchos de los casos esta es una de las razones por las cuales los secuestrados son liberados sin sufrir mayores consecuencias físicas. Incluso, hay algunos que les ayudan a escapar de su cautiverio.

Posibles tratamientos

Debido a que este problema no es reconocido como un trastorno, limita la factibilidad de un tratamiento. No obstante, en el caso de que sea diagnosticado ciertamente se puede, por ejemplo, evaluar de forma exhaustiva los motivos que pueden llevar a las personas a perpetrar un secuestro.

En tal sentido, el análisis de las conductas delictivas puede dar un vestigio de lo que ha originado esta  actitud dañina en el secuestrador. Generalmente, estas personas han sufrido de abusos, alcohol o drogas y otros problemas que lo llevan a delinquir. al tener la causa o raíz, se pueden utilizar diferentes métodos para que reconozcan y cambien esas actitudes tóxicas y enfermizas.

Se puede tratar de enmendar este problema con psicoterapia, es probable que el afectado asuma la responsabilidad de lo que se causa a los demás y que evite repetir este comportamiento enfermizo. Muchos especialistas intentan lidiar con esta conducta irracional sin éxito, pero no se puede dejar pasar por alto la oportunidad de hacer algo por ello.


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