domingo, 21 de abril de 2019

EL ACECHADOR




Cuando llegamos al mundo, quedamos atrapados en una posición en la que estamos emocionalmente muertos. No somos ni felices ni infelices hasta que desarrollamos nuestra personalidad para tratar con el mundo. Por regla general, elegimos una máscara con distintas variaciones. La máscara nos da seguridad. Es la faceta que el acechador muestra al mundo.

Si queremos ver más allá de la máscara de una persona, podemos elegir nuestras acciones al interactuar con ella. Estas son más eficaces cuando acechamos. Reaccionar ante circunstancias y personas siempre del mismo modo no es efectivo.

Acechar es el modo de ascender a esferas más elevadas y regresar para ayudar a otros seres humanos a adquirir un estado superior de conciencia. Una vez que hemos limpiado nuestro veneno emocional, si alguien se acerca a nosotros con ira, no estaremos abiertos a ella. esto sucede cuando adquirimos maestría. Si nos decimos:"Seguirá en mí el amor", a la otra persona le afectara constatar que su ira no nos ha cambiado. La maestría significa saber eludir el veneno de otra persona.

Siempre habrá tentaciones. Otros seres vivos nos tentarán para volver al sueño manipulando  nuestras emociones. No debemos intentar detener las emociones de rabia, sino dejar que pasen de largo.
La cólera puede convertirse en tristeza, lo que no es más que un síntoma de la purificación que experimentamos si nos permitimos expresar una emoción por primera vez después de haberla mantenido oculta durante muchos años bajo una imagen mental. 

Como personas capaces de percibir, tenemos distintos puntos de vista que apuntan a distintos ritmos de energía. El punto de reunión hace que la voluntad oscile, de lo profundo de la voluntad a la superficie del "huevo" humano. El punto de reunión es el lugar donde percibimos esta realidad. Las emociones de cólera, envidia y temor ocupan sólo un pequeño margen de este punto de vista. Desde otras partes de él, no las percibimos.

Es posible salir del margen en el que pueden percibirse y lograr no tener ninguna conexión con esta realidad. Si pensamos en los chakras como en nuestras ventanas perceptivas podemos imaginar que desde cada nivel tendremos un punto de vista diferente.

Quizá desde el chacra raíz y el chacra sacro pueda percibirse parte de la misma información, pero desde el chacra raíz no puede percibirse todo lo que sí se puede en el chacra sacro. Tenemos un punto de reunión habitual en algún lugar del espectro de la conciencia total. No es prudente intentar alterar este punto de reunión hasta haberse librado de los temores.

La tradición tolteca está encaminada a alejar la conciencia personal del viejo sueño del planeta gobernado por el temor y dirigirla hacia el nuevo sueño de unión del cielo en la Tierra. Pero el viejo sueño tiene ya miles de años: está muy arraigado en la mente de todos los seres humanos. El espíritu nos empuja a cambiar el sueño, reclama su reino.

Cuando entramos en es Sexto Sol, tuvimos la oportunidad de hacer ese cambio. Más que una oportunidad fue una orden del Sol transmitiéndonos lo que tiene que pasar.

El tamaño del alma es microscópico, pero esta conectada con todas las células de nuestro cuerpo. El alma se aloja en lo más profundo del huevo humano. Está en el núcleo de la voluntad, en la burbuja de la percepción. El espíritu es una pequeña parte del Sol atrapada en la materia. Nuestro ADN está en conexión directa con él. Lo que somos es espíritu. Lo que somos es Dios.

Fuente: Más allá del miedo

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