miércoles, 16 de noviembre de 2016

LOS CUATRO EGOS


 
 
 
Alejandro Jodorowsky nos habla de que no tenemos un solo ego, sino cuatro que son como cuatro caballos qua hacen avanzar el carro de nuestro YO corporal.

 
1-INTELECTO: Produce ideas, lo mental.

2-EMOCIONAL: Produce sentimientos, la vida emocional.

2-SEXUAL-CREATIVO: Produce deseos, es la fuerza libidinal.

4-MATERIAL: Es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la vida material.

 
Estos serían algunos ejemplos:

 
Ego intelectual o energía intelectual.

 
El filósofo que vive en su cabeza, que puede acabar sus días recluido en su mente. Quedando desconectado de su cuerpo, de sus emociones y de su creatividad. Es una persona que considera que todo el universo es algo racional y teme aquello que no puede explicar intelectualmente.

 
Ego emocional.


Aquí tendríamos a los seguidores “fanáticos” de cualquier partido político, de futbol o de cualquier “gurú” al que puedan seguir. Realizan cantos colectivos, unen sus emociones conectadas con una determinada manera de entender la vida, impregnados de un sentimiento de afinidad.

 
El ego emocional también nos habla de sentimientos y nos conecta con el corazón. Está relacionado con la familia,  con nuestros abuelos, hermanos, tíos padres etc. Al igual que evaluamos las ideas, para conservarlas o deshacernos de ellas según su grado de utilidad y belleza, también debemos examinar nuestros sentimientos para ver si son auténticos o no. Todo sentimiento que  nos lleve a la guerra o la confrontación es algo de lo que deberíamos prescindir. Los sentimientos auténticos son aquellos que nos conducen a la paz.

 
Ego libidinal o energía sexual y creativa.

 
Queda representado por aquel que sólo vive para seducir o ser seducido. La persona que dice que en  la vida sólo hay sexo y olvida incluso sus capacidades creativas.

 
Ego material o energía material.

 
El ejemplo más visible es el cuerpo musculados del personaje que vive en un gimnasio, obsesionado por la dieta y la comida con pocas calorías. Otra de las caras de este ego es la necesidad de mantener una edad corporal determinada, entre 25 y 35 años. Luchando contra el paso del tiempo a golpe de bisturí. Este es un ego que no desea desaparecer.

 
Nuestro problema es que mezclamos los cuatro centros (egos) creyendo que son uno solo y que este es solo de naturaleza intelectual.

Cuando en realidad deberían de estar equilibrados, porque cuando uno se desarrolla en exceso, los otros tres se desarrollan en defecto, quedan inmaduros, reprimidos, insatisfechos.

Jodorowsky discrepa con algunas corrientes espirituales defensoras de la idea de que tenemos que matar al ego para llegar a tener un nivel de consciencia elevado.  Dice que el ego no hay que matarlo, sino domarlo.

 
A veces compara nuestro ego con un perro, cuyas cuatro patas, esas cuatro energías, deben ir encaminadas en la misma dirección. Si cada pata lleva un camino distinto, el perro se cae. No llega a ningún sitio.

Es lo que pasa cuando pensamos una cosa, queremos otra, deseamos algo diferente y hacemos lo contrario.


También nuestra mano tiene una disposición que nos permite comprender los cuatro egos y la quinta esencia.

El dedo índice es el que representa el ego intelectual, a su lado tenemos el dedo corazón que representa al ego emocional, a continuación el anular se conecta con el ego libidinal y el meñique representa el material o corporal.

Podemos ver como el pulgar es otra cosa, se separa de los otros cuatro, representa nuestra quinta esencia.


Estos cuatro centros no se comunican entre sí (tienen lenguajes diferentes) y llevan su propia vida independiente los unos de los otros. Y por eso resulta necesaria una cierta sabiduría interior, que Alejandro  Jodorowsky llama la quinta esencia y que debe traducirnos el lenguaje de los mismos.

Su papel consiste en hacer que todos estos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo y al cuerpo.

 
Si no es así, somos nosotros los que seguimos al ego, y vamos encaminados a metas que no son las esenciales.


1-El intelecto quiere ser, debes enseñarle  a no ser. (Mente vacía)


2-El corazón quiere ser amado y amar, debes proporcionarle paz. (Corazón lleno)

 
3-El sexo quiere crear debes enseñarle a morir (mutación del ego en esencia impersonal)

 
4-El cuerpo quiere actuar, debes enseñarle a meditar (Lo inmovilizamos durante unos minutos al día)


Alinearnos con nuestros deseos no es más que poner de acuerdo las cuatro energías para que persigan juntas la misma meta en el camino. Como cada una habla un lenguaje diferente, son como instrumentos musicales que nada tienen que ver el uno con el otro.

 
Es nuestro Ser Esencial, el conductor del carro del que hablamos al principio, el que hace de traductor, de mediador y el que debe hacer de director de orquesta para que  los cuatro instrumentos toquen la misma melodía.

 

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