martes, 15 de septiembre de 2015

ATAQUES DE PANICO Y ANSIEDAD


 

¿Qué son los ataques de pánico o ansiedad?

Los ataques de pánico o ansiedad son una respuesta fisiológica del organismo ante una idea o imagen mental que desencadena una serie de síntomas muy desagradables que pueden ser físicos, psíquicos o ambos. La primera vez que ocurre una crisis de pánico la persona siente verdadero terror y desconcierto, con una sensación de perder el control por completo ya que, aun reconociendo que se trata de ideas irracionales, no puede controlar la mente, ni las emociones, ni la reacción fisiológica.

SINTOMAS FISICOS


Estos son algunos de los síntomas físicos que pueden presentarse:
Dolor en el pecho, taquicardias, ahogo, falta de aliento.
Mareo, nauseas, vómitos.
Temblores, escalofríos. Sudoración, cambios de temperatura.
Incapacidad para hablar, confusión.

SÍNTOMAS PSÍQUICOS


Estos son los más desagradables y los que, en verdad, acentúan los cambios fisiológicos del organismo. Aunque los síntomas físicos son los que generan “crisis puntuales”, son los síntomas psíquicos los que perpetúan la situación pudiendo durar meses o años:

Miedo atroz y pérdida del control mental, físico y emocional.
Sensación de irrealidad que puede manifestarse de distintas formas: desde otra perspectiva, desde fuera de uno mismo, desde la mente, desde un sueño…
Pensamientos constantes sobre la muerte, sobre el sentido de la vida, sobre la existencia.
Perdida de raciocinio, como saber que lo que piensas no tiene sentido pero al mismo tiempo no puedes evitar darle credibilidad.
Pensamientos de agresividad, de desesperanza etc.
Pensamientos obsesivos irracionales (por ejemplo, me voy a ahogar, voy a morir) que nos hacen sentir peligro de muerte constante.

.La diferencia entre superar una crisis resolutivamente o alargarla durante meses radica, fundamentalmente, en saber qué nos está ocurriendo.
¿Cómo nace un ataque de pánico o ansiedad?
Por lo general, una situación emocional insostenible (la hayamos detectado o no) nos predispone mentalmente hacia pensamientos obsesivos sobre la muerte y el miedo. Esta situación emocional se ha ido gestando con el tiempo.  Esta situación puede haber sido provocada por una insatisfacción general, por unas necesidades vitales no cubiertas o por una lucha interior sobre algún asunto no resuelto.

Estos pensamientos que se han ido gestando con el tiempo terminan por culminar un buen día en el que, de repente, ocurren todos los síntomas anteriormente mencionados. Es decir, la insatisfacción emocional se traslada al terreno físico y mental de manera desbordante.

Cambios fisiológicos durante la crisis


El problema con los ataques de pánico o ansiedad es que nuestro sistema defensivo se pone en marcha sin que haya una razón real para ello. Bueno, sí es real, pero solo en nuestra mente y se manifiesta ante cualquier situación que levemente nos despierte la “huella” que han dejado anteriores conflictos.

Estos son algunos de los cambios fisiológicos que se producen en el organismo:

Aumenta la presión arterial y el corazón bombea más rápidamente para favorecer el flujo sanguíneo de hormonas y de otras sustancias.
Aumenta la frecuencia de la respiración para obtener mayor cantidad de oxígeno.
Aumenta la concentración de glucosa en los músculos y el cerebro.
Se libera gran cantidad de adrenalina y noradrenalina.
Los parpados se abren y las pupilas se dilatan para ver mejor.
Se detienen sistemas secundarios, por ejemplo el sistema inmunológico.
Los lóbulos frontales se desactivan impidiendo que fijemos la atención en otra cosa que no sea la amenaza.

El estrés, el miedo o la ansiedad son RESPUESTAS NORMALES del sistema fisiológico que nos regulan y defienden ante las agresiones externas. Por lo tanto, no debemos observarlas como algo negativo. El problema surge cuando una situación conflictiva (una “agresión externa”) deja tal huella que desatamos los mecanismos de defensa ante situaciones que, en realidad, ya no suponen ninguna amenaza.

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