viernes, 12 de marzo de 2021

LA TRISTEZA


 La tristeza en el ser humano va unida a las lagrimas y las lagrimas, en soledad o sobre un hombro amigo, nos ayudan a liberar la tristeza. El ser humano es especialmente humano cuando llora y cuando ríe. Muchas veces la sonrisa o la risa y el llanto, se encuentran muy cercanos, como lo hemos experimentado más de una vez. Pasamos  de la risa al llanto o del llanto a la risa muy fácilmente cuando profundizamos en la emoción correspondiente al momento.

Como dice Alexander Lowen: "Las lagrimas son como la lluvia del paraíso, y un buen llanto, tal como una buena tormenta, aclara el aire".

Cuando reprimimos las lagrimas, la emoción de la tristeza se ancla en  el cuerpo y no se manifiesta hacia el exterior. Lo no exteriorizado por la palabra o por el llanto se expresa en el cuerpo y con frecuencia en forma de tensiones musculares, sensaciones de tener un "nudo" en diversas zonas, incluso molestias, trastornos y enfermedades.

Todos hemos experimentado alguna vez que cuando tenemos ganas de llorar y nos reprimimos, sentimos un nudo en la garganta o un dolor lacerante, como si nos atravesaran la garganta con un puñal. Willian Osler decía: "Los órganos lloran las lagrimas que los ojos se niegan a derramar".

La tristeza da peso al cuerpo, por eso la persona está llena de "pesares". En cambio la alegría da alas, el cuerpo está suelto, ligero y ágil. Ha despertado el niño interior, presto a hacer travesuras. La tristeza y la melancolía llevan hacia la quietud al cuerpo y a la respiración. La persona triste casi deja de respirar. Solamente algún suspiro le recuerda que necesita el aire para vivir. La persona alegre se encuentra en movimiento y respira el mundo que le rodea. La vitalidad puede ser agotada por la tristeza", decía Lao Tse.

Cuando no queremos expresar nuestras emociones dejamos de respirar, y por el contrario, cuando respiramos mucho las emociones tienden a salir. Una persona que se pone a respirar profundamente y durante un buen rato puede terminar expresando emociones que tiene escondidas.

Según Osho: "La tristeza es ira pasiva y la ira es tristeza activa. Es difícil para la persona triste estar enfadada. Si podéis encolerizar a una persona triste, su tristeza desaparecerá de inmediato. Será muy difícil para una persona airada estar triste. Si podéis entristecerlo, su ira desaparecerá de inmediato. La ira es masculina, la tristeza es femenina. De modo que si estáis en sintonia con la tristeza, es difícil pasar a la ira".

El aburrimiento, el cansancio vital o falta de sentido de vida pueden dar paso al mundo de la tristeza e incluso de la depresión. La persona se siente vacía y desanimada. Si la persona se fija en lo que le falta es posible que no vea lo que tiene.

Hay personas que intentan conseguir la atención, la protección y el cariño de los demás, inspirando lástima y compasión, jugando a ser victima. sin tener ningún interés por salir de ese estado. Entrando en el circulo vicioso de la autocompasión. ¡Pobre de mi!. La enfermedad con frecuencia trae ganancias secundarias y esto la cronifica aún más.

La vida normal trascurre entre la tristeza y la alegría, el miedo y la ira; pero todo tiene su tiempo, luego todo pasa. Como en este cuento.

Impermanencía

Un rey convocó a todos los magos del reino y les dijo: --quería ser siempre un buen ejemplo para mis súbditos. Presentarme siempre como un hombre fuerte y  seguro, sereno e impasible frente a las vicisitudes de la vida. Me ocurre a veces que me encuentro triste o deprimido por una mala noticia. Otras veces una alegría imprevista o un gran éxito me ponen en un estado de sobre-excitación anormal. Todo esto no me gusta. Me hace sentirme como un brizna que lleva el viento de la suerte. Fabricarme un amuleto que me proteja de estos estados de ánimo y estos cambios de humor, tanto tristes como demasiado alegres--.

Uno tras otro, los magos se echaron atrás. Sabían hacer amuletos de todas clases para los incautos que se acercaban a pedirles ayuda, pero no era fácil engatusar a un rey. Y a un rey que, además, pretendía un amuleto de efecto tan difícil. El rey estaba a punto de estallar de ira, cuando se adelanto un viejo sabio que dijo: 

--Majestad, mañana te traeré el anillo que buscas. Cada vez que estés triste te pondrás alegre y si te encuentras nervioso, podrás calmarte. Simplemente bastará que leas la frase mágica en el anillo grabada--.

Al día siguiente el viejo sabio volvió y, en medio de un silencio general, ya qué todos tenían curiosidad por conocer la frase mágica, alargó el anillo al rey.

El rey lo miró y leyó la frase grabada sobre el aro del anillo de plata: "También esto pasará".

No hay comentarios:

Publicar un comentario