CUANDO LOS “DEBERÍA” CONTROLAN NUESTRA VIDA
Déjalos ir, deja que “los debería”, los “tengo que” y
toda esa tiranía psicológica con la que a menudo ponemos tantas zancadillas a
nuestra felicidad se vaya. Muchas veces son parte de un discurso automático con
el que obligamos a ir más rápido que la vida, socavando además nuestra
autoestima al priorizar casi siempre el “tengo que” por encima del “me gustaría
que”.
Es posible que te sorprenda ese planteamiento. Está claro
que en nuestro día a día estamos más que supeditados a un sinfín de
obligaciones y deberes. Somos criaturas sociales y nuestro papel, al fin y al
cabo, es formar parte de esa moviola casi perfecta donde nadie debe perder el ritmo.
En caso de hacerlo, en caso de no cumplir nuestras obligaciones, llegan las
inevitables consecuencias.
Los debería son un
modo de centrar toda nuestra atención en aspectos no deseados.
Todo eso lo sabemos bien.
Sin embargo, si ya tenemos suficiente presión externa con ese aspecto, no
conviene añadir un ingrediente aún más debilitante para que se cocine el propio
pensamiento. Porque a veces, nos obsesionamos tanto con el “debería esforzarme
más para demostrar cuánto valgo” o “debería haber dicho esto y no lo otro” o “debería
haber actuado de tal modo” que lo único que conseguimos es alimentar el
desánimo, el bloqueo o la frustración.
“Los debería”, una tiranía psicológica muy común.
Hay deberes de muchos
tipos, pero los que más carcomen y sabotean nuestra personalidad son los que
nosotros mismos nos imponemos de un modo casi obsesivo. Debería visitar más a
mis padres, debería perder unos kilos, debería tener más don de gentes, tendría
que tener eso y lo otro para poder ser más feliz……
Lo que hacemos muchas
veces con estas dinámicas mentales es transformar supuestos deseos o
preferencias en obligaciones o en imposiciones de todo o nada. Así, cuando
hacemos esto y caemos en la tiranía psicológica de los “debería” ocurren varios
fenómenos que conviene destacar.
En primer lugar, lo que hacemos en realidad es crear una fantasía sobre cómo (a
nuestro parecer) deberían ser las cosas. <>Tengo que demostrar a los
demás cuánto valgo porque es así como se validan las personas, obteniendo
reconocimiento ajeno. Tengo que tener un buen móvil porque así es como funciona
la sociedad actual……
En segundo lugar, lo que conseguimos también es centrar toda nuestra atención en eso que
aún no tenemos o que aún no hemos conseguido. Con ello, dejamos de explorar
otras opciones, otras realidades que podrían ser mucho más válidas y
satisfactorias <> ¿Por qué ponernos en la obligación de adelgazar o tener
un cuerpo perfecto en lugar de aceptarnos tal y como somos?
Un tercer hecho que
podemos observar en este tipo de comportamientos y enfoques mentales es una
pérdida total de energía y recursos. A veces, incluso llegamos a
culpabilizarnos por no cumplir nuestros propios “debería” y “tengo qué”. Es sin
duda un modo muy triste de autosabotearnos.
Cómo soltar
nuestros “deberes” obsesivos para sentirnos más libres.
Los “tengo que” y “los debería”
forman parte de nuestros enfoques mentales. De hecho, en un interesante artículo
del “Psychology Today” nos señalan que forman parte de nuestros circuitos
neuronales, que son una especie de programación integrada en esas áreas más
profundas y primitivas de nuestro cerebro, como pueden ser la amígdala o el
cuerpo estriado.
Algunas de estas reglas
internas las vamos interiorizando desde la niñez, siempre estamos obligados a “hacer
algo” a “cumplir algo”, a seguir un rol social o una regla inconsciente que nos
priva de total libertad y felicidad Albert Ellis, por su parte, habla de este
tipo de tiranías mentales como pensamientos irracionales, es decir, como un
modo de autodestruirnos al desperdiciar tiempo y esfuerzos en algo que
simplemente no tiene sentido, no es útil o escapa muchas veces de nuestro
control.
Veamos ahora qué
estrategias podemos seguir para debilitar a nuestros “debería”.
Cómo trabajar “los debería”
Profundiza en esos “debería”
integrados en tu mente, esos que se hallan en lo más profundo de tu
pensamiento. En ocasiones los tenemos tan automatizados que ni siquiera somos conscientes
de ellos. Tampoco nos damos cuenta de que a veces son frases impuestas por
otros (familia, sociedad…)
Confronta: “debería
agradar más a los demás, esforzarme en ser como el resto” <> ¿de verdad
necesito ser como el resto para ser feliz?
Toma conciencia de los
pensamientos absolutistas de todo o nada: “debo conseguir ese ascenso o
estaré perdido” <> ¿de verdad se va a terminar el mundo si no consigo ese
ascenso?
Registra tus pensamientos
para establecer un filtro. Un buen modo de tomar conciencia de nuestro enfoque
personal y de la dinámica de nuestros pensamientos es escribiéndolos. Inicia un
diario, apunta lo que dice tu mente, lo que siente tu corazón, lo que te
preocupa. Más tarde, y al cabo de dos semanas, vuelve a esos escritos y toma
conciencia de tu estilo de pensamientos. Tal vez tengas que tomar el control
sobre ciertos aspectos.
Para concluir, debemos
aceptar que en cierto modo todos nosotros hemos navegado a bordo de “los debería”
en más de una ocasión. No se trata tampoco de borrarlos por completo de nuestra
mente, como quien aplica disolvente. Se trata en realidad de mantener un
adecuado equilibrio, una armonía perfecta entre los “debería” y los me “gustaría”.
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