Posibles conflictos de vidas pasadas-Arquetipos.
Puedes haber sido una madre perturbadora, insegura y culpabilizadora que asfixiaba a sus hijos, hasta el punto que provocó que abandonaran el hogar.
También pudiste ser un curandero obsesionado porque los demás lo necesitaran, creando por ello relaciones de codependencia que harían daño a sus pacientes.
Pudiste ser hipersensible, taciturno y emocional, mostrándote como una persona infantil, frágil u patética. Manipulando emocionalmente a los demás.
Quizás fuiste una mujer aferrada al pasado, tanto que te perdiste en él, perdiendo también la posibilidad del momento presente.
Reacciones o fobias que pueden haber aflorado a la superficie.
Miedo a que los hijos abandonen el hogar. Miedo a ser padre o madre. Ira contra las madres o padres con un fuerte instinto maternal, que te recuerden cómo fuiste una vez. Hipersensibilidad a cualquier culpa. miedo excesivo a ser demasiado emocional. Evitar cualquier compromiso por miedo a la codependencia. Un deseo intenso por ser una persona capaz de compensar el exceso de infantilismo de la vida pasada. Rechazo de todas las conexiones con el pasado.
Residuos de ira kármica en el comportamiento actual.
La ira kármica puede manifestarse como frustración o discordia con los miembros de la familia, en especial con las mujeres. Puedes llegar a expresar una agresividad pasiva. Cuando te enfadas, te muestras malhumorado, taciturno y deprimido.
En el plano sexual puedes ser cariñoso, fiel y románticamente sentimental. Tus características negativas incluyen ser posesivo, sofocante, hosco, excesivamente cauto, taciturno y demasiado nostálgico. A causa de tu hultrasensibilidad emocional, puedes ser tímido y temperamental, a veces infantil hasta rozar lo patético, y sentirte herido con demasiada facilidad. Cuando no te sientes emocionalmente seguro, te encierras en ti mismo y reprimes tus sentimientos.
Tu autoafirmación transformada.
La destrucción de las ilusiones del pasado producirá en ti una libertad emocional.
Cómo manejar la ira.
Valora la ira como una emoción normal y saludable que no hay que temer ni reprimir. Eres consciente de que estar enfadado con alguien implica la existencia de cierto grado de apego. Utiliza tu sensibilidad para nutrir ese afecto, incluso cuando estés enfadado.
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