ARMONIA EN TU
CASA
Organizar
los rincones oscuros de la casa en los que se van acumulando trastos, papeles o
cajas que parecen estar esperando una mano que nunca llega es una labor mucho
más importante de o que uno se cree.
Poner
orden significa buscar armonía en el momento presente, deshaciéndose de aquello
que ya no resulta de utilidad, estableciendo prioridades y poniendo en práctica
cierto desapego.
Tanto
en casa como en la dieta los motivos que llevan a acumular o a cultivar el
desorden pueden ser muchos, conscientes o inconscientes. Empezar a poner orden
en lo físico, interna y externamente puede ser asimismo un catalizador para
poner orden en lo psíquico.
A continuación, te invitamos a realizar un recorrido por las
zonas de la casa en las que introducir pequeños cambios puede proporcionar una
mayor armonía.
ENTRADA: CÓMO ORGANIZARLA
Para el Feng Shui, el arte tradicional chino de la armonización de espacios, la
entrada principal de una casa indica la afluencia de oportunidades o
el camino de entrada a la energía o chi que penetra en tu hogar.
Por ello, poner orden en la entrada requiere que el camino que
conduce hacia la casa sea claro, esté bien definido y no confunda a las
personas que llegan.
También es importante que el nombre y la dirección se vean
correctamente en el buzón, que las cerraduras abran y cierren sin problemas,
que no haya obstáculos que dificulten el paso y que la puerta de la entrada no
sea demasiado estrecha ni el techo demasiado bajo.
Una vez en el interior, tanto si el hogar es un piso como una
casa, el vestíbulo debe ser un lugar que acojo lo que entre sin resistencias.
Podemos observar si es un recibidor lleno de luz o en penumbra, a que huele la
casa, o qué objetos dan la bienvenida tras la puerta.
Todo bien ordenado. Es importante que el orden se respire en la
casa desde la entrada y que el mueble que se suele usar en este espacio sea discreto y
ayude a sentirse bien, sin dejar en él trastos o cartas que creen confusión y
que recuerden cosas pendientes.
Bien iluminado y decoración sencilla. Una buena iluminación, una
decoración sencilla con colores vivos alegres, un jarrón con flores y un cuadro
vitalista que invite a pasar -en vez de un espejo, que hará que la energía
salga por donde ha entrado- favorecen un buen ambiente.
Un lugar bien aromatizado. También se puede colocar en la mesa del
recibidor, unas barritas de incienso o un quemador de aceites esenciales: la
citronela o hierba de limón, la bergamota y el romero desprenden un olor a
limpio impecable.
EL SALÓN: CÓMO DECORARLO Y ORDENARLO
El salón es el espacio central de la casa, donde se comparten muchos
momentos de tranquilidad con la familia y los amigos, y donde gusta sentirse
cómodo charlando, viendo un rato la tele o descansando tras llegar del trabajo.
El salón es quizá la habitación que mejor refleja el modo en que
se relacionan los habitantes de una casa: hay salones que parecen sacados del catálogo
de una revista de decoración y que se antojan poco habitados, salones
recargados, con poca luz, colores sombríos y cuadros que desprenden soledad,
pero también hay salones bellos, cuidados y acogedores que invitan a
quedarse.
Todo despejado. Por ello, ver un salón despejado, sin cajas u
obstáculos de por medio, sin correspondencia apilada por mirar, con la mesa y
las estanterías ordenadas y libres de polvo, es una bendición, como también lo
es encontrarse con un entorno que ayude a relajarse y a cargar las pilas tras
la jornada laboral.
Iluminar bien. Para favorecer un ambiente así es importante que el salón
reciba luz solar y que disponga de unos muebles cómodos y alegres, así como
de una alfombra si es posible.
Sofás protegidos. Cuando hay niños, los sofás aparecen gastados enseguida, se pueden
cubrir con telas divertidas que pongan una nota de color y a la vez los
protejan.
Pintar con colores claros. Una estancia de un blanco roto o un
tono pastel que contraste con los muebles aporta luminosidad, mientras que las
figuritas, detalles y fotografías que se coloquen en muebles y paredes deberían
ser estimulantes y reconfortantes.
Que transmitan positivismo. Es buena idea sustituir aquellos elementos
negativos (cuadros apagados, fotografías nuestras o de algún familiar que
causen rechazo, figuritas heredadas o regaladas por compromiso con las que no
nos sentimos cómodos…) por objetos que transmitan buenas emociones: conchas
y elementos marinos o minerales traídos por los hijos, fotos familiares que
reflejen felicidad, recuerdos de algún viaje que nos conecten con la magia de
aquel momento, plantas que vinculen con la naturaleza o, simplemente, elementos
decorativos que nos atraigan por su belleza.
LA COCINA: COMO HACERLA CONFORTABLE
Si el salón es el espacio de las relaciones con la familia y amigos,
la cocina es el lugar donde se gesta la salud de los habitantes de la casa.
La cocina es donde se preparan y se almacenan los alimentos que
nos dan vida y donde a menudo se dispone el comedor, para nutrirse,
deleitarse con los alimentos y mantener buenas charlas. Por eso, limpiar y
organizar este espacio habla de la buena disposición para cuidar mejor de la
propia salud y de la de quienes nos rodean, pero también para disfrutar y
dar placer a los demás.
Un ambiente cálido. Se aconseja creara un ambiente cálido que invite al recogimiento
y al disfrute de ese momento especial en que se prepara y comparte la comida.
Siempre bien limpia. Dejar que los platos, se amontonen en el fregadero y permanezcan
sucios hasta el día siguiente, encontrar la encimera llena de trastos, migas de
pan, sobras del día anterior o los muebles de la cocina con una capa de grasa y
el suelo sucio crea una sensación de descuido que tira para atrás en vez de
animar a elaborar los mejores platos.
Elegir bien los colores. Se puede crear un ambiente confortable y
luminoso eligiendo colores terrosos: cremas, amarillos, ocres o naranjas para
las paredes que contrasten con el mobiliario y el suelo.
Mantener a la vista fuentes con frutas y hortaliza frescas de temporada. Tomates,
mandarinas, manzanas, peras, plátanos…tenerlos a la vista atrae una excelente
energía a la cocina, al igual que si se coloca en el alféizar de la ventana
unas jardineras o macetas con plantas aromáticas: romero, perejil, menta,
albahaca. Estas plantas se pueden añadir a guisos y a la vez acercan a casa un
pedacito de naturaleza, lo cual se agradece cuando se vive en la ciudad.
Ordenar bien armarios y cajones. Encontrar cajones y
armarios bien organizados, con la pasta, los cereales y las legumbres en tarros
de cristal, facilita las cosas a la hora de saber con qué se cuenta y con qué
no, evitando que los paquetes se amontonen haciendo equilibrios y ocupen un
espacio mayor.
Organizar bien la despensa. Otro aspecto importante en la organización de
la cocina es elaborar una lista de lo que se necesita para comprar en función
de lo que se vaya a usar y no de otra manera compulsiva, manteniendo la nevera
limpia y libre de malos olores (puede limpiarse regularmente con bicarbonato y
agua). Así se racionaliza el consumo y se evita tirar a la basura los productos
frescos adquiridos que al final no se aprovechan.
No olvidar el reciclaje. Reciclar el plástico, el vidrio, el papel e
incluso el aceite ayuda, por otra parte, a ser más cuidadosos, conscientes y
solidarios con el planeta, que al fin y al cabo también es la casa donde
vivimos.
No conviene que los alimentos convivan con los medicamentos; es decir, que por
comodidad a la hora de tomarlos se dejen los fármacos al lado de lo que nos
nutre. Tenerlos a la vista da mayor intensidad a la enfermedad o falta de salud.
Es preferible guardarlo en un botiquín en el cuarto de baño o en un maletín
en un lugar menos comprometido.
LOS DORMITORIOS: DESCANSO E INTIMIDAD
Como espacio propio década miembro de la casa, el dormitorio
debe ser uno de los lugares más relajantes del hogar, acorde con los gustos
personales y pensado para el descanso y la intimidad.
Es importante, a la hora de conseguir orden y limpieza, optar
por no recargar demasiado estos espacios, eliminar elementos que puedan
interferir en el descanso, como televisores u ordenadores, y utilizar colores
en las paredes y el mobiliario que faciliten la relajación.
Si se opta por usar colores diferentes para cada habitación, en
el dormitorio de la pareja son más apropiados los tonos cálidos, como wl
salmón, el rosa pálido, los ocres o el melocotón, para favorecer las
relaciones, más que el azul o el gris.
La habitación de la pareja es su santuario, por lo que conviene evitar
fotografías no relacionadas con la pareja o los hijos. Los cuadros y otros motivos
han de transmitir sensaciones positivas.
Al poner orden interesa revisar los cajones, dejando lo
imprescindible, y poner al día los armarios, deshaciéndose de la ropa que no se
lleva desde hace un año o más, ya que ocupa espacio y no presta ningún
servicio. Una buena opción es ofrecerla a entidades benéficas, para que otras
personas la puedan aprovechar.
En la habitación de los niños interesa que dominen los tonos
pastel y los muebles y motivos alegres, que favorecen un ambiente agradable y
tranquilizador, y disponer de una mesa libre de trastos para el estudio.
En cuanto a los juguetes, lo ideal es guardarlos en un baúl o
cajón que permanezca tapado, más que colocarlos en estanterías. Esto, aparte de
exponerlos al polvo, puede dar lugar a un exceso de información molesta, cuando
en esa zona lo que se pretende es que los niños se relajen tras la actividad diaria.
EL BAÑO: RELAJACIÓN Y CONTACTO CON EL AGUA
El baño es la zona de la casa consagrada a la higiene y donde uno se abandona al
relax y a la tonificación que procura el agua. Exige, por lo tanto, una
pulcritud escrupulosa.
Para la limpieza pueden usarse jabones ecológicos comerciales o
productos naturales caseros. El bórax, es un limpiador y desinfectante natural
de venta en droguerías, puede sustituir a la lejía para limpiar el inodoro, la
bañera, el lavabo y el suelo, el limón y el vinagre eliminan los restos de cal
en la grifería.
Si se quiere que esta estancia huela más a limpio, puede añadirse
a la taza del inodoro unas gotitas de esencia de pino, limón eucalipto o menta,
o poner esencias a quemar en un quemador. Ventilar bien y mantener cerrados la
tapa del inodoro y los orificios de la bañera, el lavabo y el bidé también
evita los olores procedentes del desagüe, así como una “baja energía”, que
según el Feng Shui puede esparcirse por el resto de la casa a través de estos
orificios.
Si se dispone de luz natural y espacio en el baño, decorarlo con
una planta -como un helecho, que requiere humedad y poca luz- aumenta la
sensación de armonía, como ver las toallas dobladas y bien dispuestas, jabones
naturales de colores para las manos y piedrecitas de río en un recipiente bonito.
Los mármoles, el travertino, el granito, el gres porcelánico, en
combinación con muebles y accesorios de madera y mimbre, así como los azulejos
tradicionales en tonos azules y verdes en contraste con el blanco, ofrecen
suelos y paredes de gran pulcritud y belleza.
LIMPIEZA GENERAL PARA ABRIRSE A LO NUEVO
El hogar es una proyección de nosotros mismos, de quien somos y
de cómo estamos. Limpiar las diferentes estancias, reubicar muebles, deshacerse
de objetos y ropas que ya no sirven y poner orden es una manera de simplificar,
de quedarse con lo esencial y despedirse de lo acumulado para hacer sitio a lo
nuevo.
Resulta gratificante en sí mismo porque, al acabar, el espacio
íntimo se ve como se desea verlo. Transmite satisfacción por la tarea cumplida
y sensación de ligereza. Incluso puede generar una calma que favorece al
equilibrio emocional y mayor claridad a la hora de llevar a cabo proyectos em
cualquier ámbito.
Aprovechar la energía que se genera al limpiar y poner orden es
un modo indirecto de hacerlo también en la propia vida. Pon orden en tu
mente: dedica un momento diario a relajarte y a poner orden en tu vida
interior.
De buena mañana o antes de irte a dormir puedes sentarse en una
silla o en un cojín en el suelo, respirar hondo varias veces e ir soltando la
tensión con cada espiración. Valora cómo estas en ese momento, con qué
cosas de tu vida te encuentras cómodo y en plenitud y si sientes tener algo
pendiente. Analiza que te causa desasosiego y pregúntate qué puedes cambiar,
fijándote objetivos realistas.
Fuente: Cuerpomente