Hoy en día es normal,
las personas por un motivo u otro están desesperadas y la desesperación viene
de la mano de la impaciencia. Hoy todo se quiere rápido, sin entender que cada
propósito cada logro que uno se plantee tiene su propio ritmo, su propio
tiempo.
Además debemos tener
en cuenta que la impaciencia es hermana de la inconstancia, otro mal que nos
afecta hoy en día.
La desesperación
nunca está en el presente, es consecuencia del dolor del pasado o de la
angustia del futuro. Por eso, debemos centrarnos en el aquí y el ahora. Un
presente que siempre nos ayuda.
Dónde está tu mente
está tu cuerpo. Y donde ambos están, se concentra el punto de energía. No
canalices la experiencia hacia el recuerdo, ni la proyectes en el futuro, sino
hacia el momento en el que te encuentras. Sea como sea. En ti y por ti.
A veces uno no tiene
nada, o no tiene nada de lo que quiere. Pero siempre se tiene uno a sí mismo;
uno mismo es todo un universo.
Hay que comenzar por
centrarse en lo más profundo de nuestro ser, en nuestra esencia, en lo que
realmente somos. Ahí, en el templo del alma con suma calma. Hacer un espacio
interior. Un silencio interno. Un momento de paréntesis donde entrarás en un paraíso
solamente tuyo y en donde nunca estarás sólo.
Ahí en lo más íntimo,
está tu fuerza y tu conocimiento. Una energía poderosa, compasiva y amorosa que
te envuelve llenando de luz tu ser. Y ahí, en ese punto, en ese mismo momento,
todo está bien.
Absolutamente bien. Y
no necesitas a nadie. Ni tienes nada pendiente, nada que resolver, nada por lo
que sufrir, nada que atender, ni nada que reclamar.
Estás tú y tu
energía. Tú y tu templo. Tú y tu esencia.
Entra dentro, lejos,
a lo más profundo, en ese reducto donde todo es posible y dónde estás cuidado;
donde todo está bien. Donde nada te puede dañar.
DESEA ESA LUZ. BUSCALA.
ENCUENTRALA. ESTÁ AHÍ PARA TI. ES TUYA DISFRUTALA Y DISUELVE TUS DUDAS, TUS
TEMORES, TUS ANGUSTIAS EN SU FRAGANCIA.
LO HAN DICHO LOS
SABIOS EN TODOS LOS TIEMPOS:
TODO LO QUE NECESITAS ESTA DENTRO DE TI.
EN EL SILENCIO INTERIOR.
Esteban Pérez
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