Desde hace
dos años hemos estado sintiendo los efectos de frecuentes llamaradas solares.
Energéticamente, las percibíamos como si las llamaradas actuaran como
‘mensajeros’ de energía, enviando explosiones de energía de alta vibración
hacia la Tierra ,
activándonos y despejándonos a medida que cambiábamos hacia nuevos niveles de
nosotros mismos.
En estos
días la percepción ha cambiado y las sentimos más como olas horizontales más que verticales. Es decir, en
lugar de bajar desde arriba o hacia fuera, se siente como si estuviesen a todo
nuestro alrededor. A veces hasta podemos sentirlas literalmente como una ola de
energía, que puede provocarnos mareos o como si la tierra se moviera bajo
nuestros pies.
Si fuésemos
ya capaces de “ver esa energía”, percibiríamos que toda la Tierra está ahora pulsando
y parece como gelatina, a medida que estas olas cubren cada parte de ella,
transformándolo, despejándolo y activándolo todo. Tanto a la sociedad en
conjunto como a cada persona en lo particular. Ahora comenzamos a darnos cuenta de como la “suciedad” acumulada se eleva del
suelo y nos envuelve en un tupida neblina que parece asfixiarnos, y no es que
esa densidad sea algo Nuevo ya que nos ha acompañado durante todo nuestro
pasado–, solo que ahora la percibimos porque la Nueva Energía la remueve hasta
que seamos plenamente conscientes de que hemos de abortar las Fuentes que la
producen, abrir las ventanas y dejar que el Nuevo aire penetre en nuestro
interior. El polvo nos molesta, pero mejor es que salga a la superficie para
que podamos barrerla.
En lo que
a nosotros respecta, podemos sentirnos en un momento como parte de la brigada
de limpieza, mientras que al siguiente más bien nos sentimos como un contenedor
de basura, así que mantengámonos relajados. El barco no se hunde, solo se bambolea.
Equilibrémonos como avezados marinos y no nos apresuremos a saltar por la
borda.
Se que
muchos de vosotros –y me permito incluirme también-, nos encontramos
intranquilos al observar las situaciones alrededor del mundo y nos desesperamos
pensando que será así por mucho tiempo, pero las estamos juzgando teniendo en
cuenta cuánto les ha llevado desarrollarse y transformarse en el pasado. Ahora
nada es igual a cómo era antes. Podemos comprobar en nuestras propias vidas que
ahora los problemas evolucionan en cuestión de horas o días mientras que antes
tomaba meses o años.
Es importante tener un ancla que nos mantenga sosegados y equilibrados y yo diría que esa ancla se encuentra en el centro de nosotros, en nuestro interior. Ese punto central debería mantenerse fijo y transmitiendo Paz y Amor constantemente, pero no es así como lo percibimos en estos momentos. Muchos de nosotros lo notamos como si ese centro se estuviese moviendo y cambiando constantemente de posición. ¿Quién soy yo hoy? ¿Quién seré mañana? Es la especulación de cualquiera, ¡es cómo ahora lo apreciamos!
Es importante tener un ancla que nos mantenga sosegados y equilibrados y yo diría que esa ancla se encuentra en el centro de nosotros, en nuestro interior. Ese punto central debería mantenerse fijo y transmitiendo Paz y Amor constantemente, pero no es así como lo percibimos en estos momentos. Muchos de nosotros lo notamos como si ese centro se estuviese moviendo y cambiando constantemente de posición. ¿Quién soy yo hoy? ¿Quién seré mañana? Es la especulación de cualquiera, ¡es cómo ahora lo apreciamos!
Así que
esforzaros en mantener ese centro como vuestra ancla – dadle a esa ancla el
nombre que prefiráis, alma, su corazón, Dios, Diosa o algún otro nombre – sabed
sin embargo que de un día al otro vuestra percepción, vuestro sentido de alerta
y vuestra experiencia de lo que ES vuestro centro/alma/corazón/dios/diosa,
cambiará. Estamos en un estado de rápida expansión, y esto puede disparar
una crisis diaria de identidad, a menos que comencemos con la premisa de que:
nuestro sentido de identidad CAMBIARÁ muchas veces mientras nos expandimos. Es un
hecho cierto. A veces en múltiples ocasiones en un mes, en una semana e incluso
en un solo día
Aceptemos pues el cambio como a nuestro
mejor amigo, ya que es la “fuerza” que nos ayuda a “ascender”
J.A.Marcos Fonfria.
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