LA
PARADOJA DE LA SERPIENTE….
La paradoja de la serpiente y el eterno retorno
La paradoja de la serpiente representa un planteamiento
lógico que tiene que ver con la idea de infinito. Al respecto se han
pronunciado varias religiones, filósofos y, más recientemente, físicos de
primer nivel. Hace referencia a otro concepto que también ha sido trabajado por
varios intelectuales, el eterno retorno.
En
la Grecia Antigua se planteó la paradoja de la serpiente a través de un dibujo
al que se le conoce como “ouroboros”. Este representa a un animal
que se engulle a sí mismo. En concreto, se trata de una serpiente que muerde su
cola y comienza a tragarla.
A partir de esa figura se plantea esta paradoja que se
expresa de la siguiente manera: “si una serpiente empieza a comerse su cola y
acaba comiéndose absolutamente todo su cuerpo, ¿Dónde estaría la serpiente, si está dentro de su estómago, que a su
vez está dentro de ella?
La
relación entre lo finito y lo infinito
La paradoja de la serpiente, representada en el ouroboros,
hace referencia a esa relación tensa
entre lo finito y lo infinito. También a lo cíclico de la existencia y de
todo lo existente. Desafía el concepto del tiempo lineal, en el que se avanza
hacia adelante, dejando todo detrás.
La figura del ouroboros es una metáfora del encuentro
entre el principio y el fin, es un mismo punto. Desde esa perspectiva, no
existe en realidad un comienzo y un final, sino una eterna repetición de ciclos en los que todo vuelve a su origen. Por
tanto, el tiempo no sería lineal, de manera que podría darse la paradoja de
avanzar hacia atrás, de progresar volviendo al principio.
A la vez, esto remite al concepto de “infinito”. Este se
define como lo que no tiene fin. Se puede entender como aquello que es tan
extenso y numeroso que resulta imposible de acotar. Sin embargo, desde la
paradoja de la serpiente se entiende más bien como lo que no tiene principio ni
fin, tal y como se grafica en el ouroboros, ya que comienzo y final son realidades que siempre terminan encontrándose.
La
paradoja de la serpiente y el infinito
El tiempo como ciclo, representado en la paradoja de la
serpiente, también sugiere una realidad: cada
instante del presente es devorado por el futuro. Es la serpiente mordiendo
su propia cola y devorándose a sí misma. Queda ilustrado en la propia vida
humana: nace de la nada y vuelve a ella con la muerte.
La misma forma como medimos el tiempo representa esta
realidad. Las saetas del reloj parten de
un punto y hacen un recorrido circular hasta volver a ese mismo lugar, solo
para iniciar un recorrido similar eternamente. Lo mismo pasa con cada semana,
cada mes y cada año. Que se cambie un número de un año a otro un elemento
cultural, pero, en esencia, son ciclos
infinitos.
Un aspecto muy
interesante de todo esto es que, si bien el ouroboros fue un símbolo griego,
que luego se hizo universal, también existe
una versión del mismo en la cultura azteca. La diferencia está en que se
trata de una serpiente emplumada, pero el concepto es exactamente igual. Sin
duda, una coincidencia curiosa.
El eterno retorno
Desde el punto de
vista matemático vendría a ser algo así como lo siguiente: el tiempo es
infinito, pero la materia y la energía del universo es finita. Si esto es así,
el modo de combinarse de esa materia y de esa energía es finito. Por lo tanto, en ese infinito del tiempo, varias veces se
repetirá la misma combinación.
En otras palabras: lo
que ha sido, volverá a ser. Las moléculas que componen mi cuerpo, en algún
momento, volverán a combinarse de la misma manera y producirán otro igual a mí.
Desde el punto de
vista ontológico, el eterno retorno
viene a ser una reafirmación de la fugacidad de la vida: avanzamos hacia
nuestra propia nada. Jung, por su parte, habla de “regeneración”, el proceso de matarse a sí mismo, en
sentido figurado, para darse vida. Señala que esto es la raíz misma de los
procesos inconscientes.
Para finalizar, hay
que decir que la física no ha sido ajena al tema de la paradoja de la serpiente
y el eterno retorno. Dos físicos, Turok
y Steinhardt, piensan que existe una explicación alternativa al origen del
universo y que esta es cíclica. En su hipótesis, la llamada “energía oscura”
es la clave de todo y genera ciclos interminables que comienzan con un “bang” y llegan allí mismo. Quizás así es.
Fuente, La mente es maravillosa, Edith Sánchez
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