No puedo dejar de pensar. ¿Cómo detener los pensamientos
rumiantes?
En ocasiones, determinados pensamientos invasivos pueden
volverse recurrentes y secuestrar tu vida mental. La pregunta es: ¿Qué puedes y
qué no puedes hacer contra ellos?
¿No puedes dejar de pensar en algo que te hace sentir
mal? A este tipo de pensamientos se les conoce como “rumiantes” porque se
repiten una y otra vez. Si bien en algunos casos no generan mayor problema, en
otros pueden causar un malestar importante. Además, los pensamientos rumiantes suelen asociarse a ciertos trastornos
mentales.
Si estás experimentando esta situación, debes saber que
hay diferentes estrategias para manejarlos. De este modo, podrás reducir la
frecuencia con que aparecen o incluso hacer que desaparezcan por completo. Por
el contrario, tratar de ignorarlos puede provocar que dichas ideas aparezcan
con más fuerza y produzcan más dolor emocional.
¿Por
qué no puedo dejar de pensar?
Los pensamientos rumiantes son ideas que aparecen de
manera intrusiva en nuestra mente y se fijan.
Es como si el cerebro entrara en un bucle cognitivo. A veces, se trata
de ideas positivas, como cuando nos alegramos de recibir una buena noticia y
pensamos en eso. Sin embargo, en muchos otros casos, se trata de pensamientos
que causan angustia porque se asocian con situaciones adversas.
El estrés, la ansiedad y la depresión son estados que
podemos relacionar con ideas rumiantes. Aquí se produce una retroalimentación
negativa, ya que los pensamientos
refuerzan el malestar emocional y esto a su vez promueve la rumiación. Este
es el mecanismo que suele verse cuando no puedes dejar de pensar en algo que te
causa angustia.
Watkins y Roberts (2020) publicaron una revisión
sistemática sobre la rumiación. De esta forma, señalaron que estos pensamientos
magnifican los estados negativos como la ansiedad o depresión. También afectan
la capacidad de resolver problemas, causan estrés fisiológico y reducen la efectividad
de la psicoterapia.
Estrategias
para lidiar con los pensamientos rumiantes
Con base en lo anterior, es fácil intuir que la rumiación puede causar verdadero sufrimiento. Las
ideas intrusivas y repetitivas pueden complicar cuadros clínicos e impedir que
una persona sea funcional. Por ende, son
un problema que es necesario abordar cuanto antes o podría generar otras
complicaciones emocionales.
Veamos
algunas estrategias que puedes usar para regular los pensamientos rumiantes.
No
intentes suprimirlos
Todos hemos sentido la tentación de intentar acabar con
una idea rumiante enfrentándonos directamente contra ella con autodestrucciones
del tipo, “venga, no pienses más en eso” o “deja de darle vueltas”. No
obstante, esta es una estrategia poco
afectiva porque en realidad no estamos haciendo nada para trabajar los pensamientos.
Solo estamos intentando hacer fuerza mental contra ellos.
En este sentido, Freud también decía que los elementos
cognitivos de las ideas amenazantes que intentamos apartar de esta manera
siempre terminan volviendo. En muchos casos, disfrazadas como un síntoma
psicosomático para el que no hallamos ninguna explicación. En cambio, si
procuras procesar esas ideas de un modo más saludable, con el tiempo irán
reduciéndose y desapareciendo.
Enfócate
en el presente
Cuando no puedes dejar de pensar, te desconectas del
presente, ya que estás reviviendo el pasado o anticipado el futuro. Así, una herramienta útil para evitar la
rumiación es colocando tu atención en el momento presente.
Esto lo puedes hacer mientras realizas diferentes
actividades, como lavar los platos. Lo único que necesitas es colocar tu
atención en la tarea que estás ejecutando. Escucha el sonido del agua, siente
la espuma del jabón, concéntrate por completo en esa actividad. Verás cómo
dejas de escuchar esas ideas por un rato y su importancia se reduce.
Realiza
ejercicio físico
Bernstein y McNally (2018) desarrollaron un trabajo sobre
ejercicio físico y la regulación del malestar emocional. Los autores demostraron
que ejercitarnos puede atenuar la
rumiación del pensamiento y otros síntomas de estrés. Si lo practicamos de
manera regular, podemos elevar nuestra resiliencia para lidiar con situaciones
estresantes.
Para esto, no es
necesario que te inscribas en un gimnasio o que corras una maratón. Lo ideal
sería buscar alguna actividad física que te parezca interesante y que te ayude
a mantenerte en movimiento. Los efectos del ejercicio en la salud mental pueden
notarse incluso desde la primera sesión y si eres constante, pueden
prolongarse.
Usa la técnica de detención del pensamiento
Si no puedes dejar de
pensar, la técnica de detención del pensamiento puede ayudarte mucho. También
se le conoce como parada del pensamiento y se usa de forma específica para trabajar
la rumiación. Se aplica de la siguiente manera:
Identifica los pensamientos rumiantes que
te causan malestar
Selecciona un estímulo
que te permita salir del bucle de pensamiento. Por ejemplo, podrías aplaudir,
chasquear los dedos o dar un golpe a la mesa. Al hacerlo, puedes verbalizar una
instrucción como “ya”, “basta” o “para”.
Busca otra actividad
que puedas hacer para desviar tu atención. Puede ser escuchar música, dibujar, leer,
etc.
Procura sustituir los
pensamientos negativos por otros más positivos, Las frases como “todos
cometemos errores”, “los problemas tienen solución”, te ayudan a desarrollar
una visión más realista y gentil.
El objetivo de esta técnica es detener los
bucles de pensamiento y devolver tu atención al momento presente. Asimismo, al incluir ideas más positivas,
modificas tus esquemas de pensamiento y aumenta el bienestar. Es importante
señalar que es necesario practicarla de forma constante para ver resultados.
Practica el mindfulness
El mindfulness o atención plena es un
ejercicio terapéutico que sigue los mismos principios de la meditación. Una investigación abordó la relación entre
el mindfulness, la rumiación y la reflexión en la vida cotidiana.
Los resultados
comprobaron que cuando alguien desarrollaba un estado de atención plena, la
rumiación no incrementaba las emociones negativas. El mindfulness demostró ser
útil para mejorar la adaptación emocional y el bienestar. (Blanke, et al.,
2020)
Busca música relajante
Como te mencionamos al
principio, si no puedes dejar de pensar es probable que estés estresado o
angustiado. Por esa razón, es necesario crearnos condiciones relajantes que
ayuden a reducir el malestar y la rumiación. De este modo, la música, sobre todo la de tipo instrumental con
sonidos de naturaleza puede ser útil para calmarte.
Consigue ayuda profesional si la situación
no mejora
Las estrategias
anteriores pueden servir para reducir la frecuencia con que aparecen los
pensamientos y eliminarlos. No obstante, cada persona tiene diferentes tipos de
problemas que podrían vincularse con las ideas rumiantes. En algunos casos,
estas recomendaciones pueden no ser suficientes para aliviar el malestar. Si es
así, lo más aconsejable es buscar orientación profesional.
Por último, no olvides que si no puedes dejar de
pensar, es probable que sea una señal de que algo no va bien. La rumiación
podría ser un síntoma de ansiedad, estrés postraumático y otras afecciones. A través
de la ayuda profesional puedes identificar de forma más precisa cuál es su
situación y qué puedes hacer al respecto.
Fuente: La mente es maravillosa, Ebiezer López.
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